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domingo, 1 de marzo de 2009

La historia de México a través del crimen.

Noticia:


A partir de la sangre y del asesinato como transgresión del cuerpo puede interpretarse la historia de México. “Es una perspectiva válida pensar la historia del país a partir de hacer un ejercicio de revisión y memoria desde la transgresión de los cuerpos. Me interesa el cuerpo invadido por el poder”, señala Gerardo Villadelángel Viñas, coordinador de El libro rojo, una trilogía sobre la estética del crimen que comienza a publicar el Fondo de Cultura Económica.

En el primer volumen de esa trilogía que reunirá el trabajo de cerca de 300 autores, entre historiadores, cronistas, narradores y artistas visuales, se detallan 50 de los crímenes más sonados de México ocurridos entre 1868 y 1928. El recuento que da continuidad a los asesinatos que recogieron un grupo de escritores del siglo XIX encabezados por Manuel Payno y Vicente Riva Palacio en El libro rojo.

Villadelángel no sabe si ese afán de los seres humanos por rememorar los hechos de sangre responde a una cuestión de morbo o de identidad; él prefiere pensar que es por identidad. “Lo primero que pienso es en mi cuerpo al ver el otro cuerpo transgredido, eso es identificación; después me detengo a pensar en cómo se ejecutó el crimen y por qué el poder tiene como recurso el crimen o la transgresión de los cuerpos para perpetuarse, formularse o dejar más sentado el poder político, económico o civil”.

Pero ante todo es un libro que refleja el poder, desde el volumen publicado en el siglo XIX y en los tres que coordina Villadelángel que van de 1868 a 2008. Esa estética del crimen que tiene prólogo de Vicente Leñero, muestra que la naturaleza del poder y los discursos que exige se han mantenido a los largo de la historia y que puede tocar el delito civil, económico y político; en el que están asesinos seriales, autores de muertes únicas, perpetradores solitarios o que atentan contra políticos.

Al coordinador de la trilogía que en su primer volumen incluye a autores como Enrique Krauze, Fabrizio Mejía Madrid, Jean Meyer, Paco Ignacio Taibo II y Álvaro Uribe; y artistas como Jan Hendrix, Perla Krauze, Edgardo Ganado Kim, Gerardo Suter, Helen Escobedo y Boris Viskin, le interesa la naturaleza del asesino, porque sabe que vive en un estado alterado en el momento en que mata.

“Esas naturalezas se van transformando según los contextos, no es la misma naturaleza la de Goyo Cárdenas al matar prostitutas que la de La Mataviejitas al asesinar ancianas o alguien como El Pozolero que tiene que hacer todo un ritual y una logística para irse a la tlapalería, comprar la sosa cáustica, mezclarla, tener dispuestos unos tambos azules, partir los cuerpos, meterlos y desintegrarlos; esas naturalezas según cada práctica del asesino, se van transformando aunque tienen muchos rasgos de identidad”, afirma Gerardo Villadelángel.

Si el segundo volumen irá de 1929 con los asesinatos de Goyo Cárdenas a 1979 con la leyenda urbana del Niño Gerber, el tercero y último va de 1980 a 2008, época del narcotráfico y especialmente el asesinato de las mujeres en Ciudad Juárez, La Mataviejitas, El Pozolero, El Poeta Caníbal, los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu, y El Chupacabras, segunda leyenda urbana que incluye la obra que aparecerá a finales de 2010.

Su lógica es que se ha complejizado el asesinato porque la geografía del narcotráfico es de por sí compleja y cada cartel tiene su propia épica. “En esos discursos de la violencia hemos visto cortar cabezas, matar frente a una cámara, cortar lenguas y sembrarlas, ‘pozolearte’ y matar a decenas de albañiles en La Marquesa”.


Comentario:

La historia del mundo está llena de violencia. México no podría ser la excepción.

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