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Convocando a la unidad a una nación aún sacudida por el pasado, Barack Obama insistió este jueves en la necesidad de combatir el terrorismo con las armas de la Constitución, reafirmó su voluntad de cerrar la prisión de Guantánamo y acabar con la tortura como medidas imprescindibles para reconducir por el camino de la ley a una sociedad que "había perdido el rumbo" y a punto estaba de perder también sus "sagrados valores" democráticos.
Cuando se vio ante una amenaza desconocida, nuestro Gobierno tomó una serie de decisiones precipitadas. En lugar de recurrir al poder de nuestros principios, vimos esos principios como un lujo que ya no podíamos permitirnos. Y en esa época de miedo, demasiados de nosotros -demócratas y republicanos, políticos periodistas y ciudadanos- guardamos silencio. En otras palabras, perdimos el rumbo", dijo Obama en un discurso largo y solemne que trata de devolver a su punto original (la herencia de George Bush) el debate sobre los límites y las contradicciones de la política de seguridad de esta Administración.
El presidente aseguró que lo que él trata de hacer, con Guantánamo y otras medidas controvertidas, como la publicación del dossier sobre torturas y la prohibición de las fotos sobre interrogatorios, es "arreglar el lío" dejado por los anteriores gobernantes.
"Creo que las decisiones [del Gobierno anterior] estaban motivadas por el deseo sincero de proteger al pueblo estadounidense", dijo Obama. "Pero también creo que, con demasiada frecuencia, nuestro Gobierno tomó esas decisiones basado más en el miedo que en la previsión, y que, con demasiada frecuencia, se maquillaron los hechos para adecuarlos a las predisposiciones ideológicas".
La voluntad del presidente, según dijo, no es ahora renunciar a derrotar el terrorismo, sino hacerlo desde una nueva perspectiva, con la convicción de que "nunca, nunca más se dará la espalda a los principios con el pretexto de la eficacia".
Este discurso llega después de varios días en los que Obama ha estado sometido a diversas críticas desde los dos polos del ámbito político por las dificultades surgidas para el cierre de Guantánamo y por el posible riesgo que sus decisiones representan para la seguridad nacional. Este jueves, después de que Obama finalizara su intervención, tomó la palabra el que ha sido el más conspicuo crítico del presidente, el ex vicepresidente Dick Cheney . Ambos personajes vienen librando un duelo dialéctico que apasiona a los periodistas, pero distorsiona el equilibrio entre Gobierno y oposición.
El presidente eligió para su mensaje un escenario que hablaba por sí solo: los Archivos Nacionales, el custodio de los documentos que guían este país desde 1776, la Declaración de Independencia, la Constitución y la Declaración de Derechos. A ellos apeló Obama para defender su estrategia contra el terrorismo. "Desde Europa al Pacífico, hemos sido una nación que ha cerrado cámaras de tortura y ha reemplazado tiranías por el imperio de la ley", recordó. "Ahora, donde los terroristas ofrecen sólo la injusticia del desorden y la destrucción, EE UU tiene que demostrar que nuestros valores e instituciones son más sólidos que su ideología de odio".
Una de las formas de demostrarlo es cerrar la cárcel de Guantánamo. Obama se comprometió a ajustarse al plazo marcado de un año. Admitió que hay problemas, que no es fácil resolver el destino de los 240 presos que quedan. Pero recordó que esos problemas "no han sido causados por la decisión de cerrar esas instalaciones, sino por la decisión de abrir Guantánamo", y aseguró que, en todo caso, es mucho mayor el coste de dejarlo abierto.
El propósito de Obama es dividir a los presos en cinco categorías: un grupo que será juzgado por tribunales ordinarios estadounidenses y cumplirá la sentencia en EE UU, pese a la resistencia de una parte de la opinión pública; otro será juzgado por un sistema reformado de las comisiones militares; veintiún detenidos serán puestos en libertad atendiendo a la decisión de los tribunales; una cuarta categoría de presos (alrededor de medio centenar) serán trasladados a otros países; y un quinto grupo, el más polémico, de presos considerados peligrosos, pero sin pruebas formales contra ellos, que seguirán detenidos ilimitadamente sin juicio. Human Rights Watch rechaza esta última decisión.
"Nuestro objetivo", explicó, "es el de construir un marco legal para todos los detenidos de Guantánamo. Si decidimos que hay que retener a ciertos individuos para evitar que participen en actos de guerra, lo haremos dentro de un sistema que implique control judicial y parlamentario".
Uno de los propósitos de esta intervención era el de convencer al Congreso, que le ha negado a la Casa Blanca los fondos requeridos para el cierre de Guantánamo hasta ver un plan concreto sobre cómo hacerlo. No estaba claro que lo hubiera conseguido. La senadora demócrata Dianne Feinstein, presidenta del Comité de Asuntos de Inteligencia, dijo haber echado en falta algunas medidas más precisas, pero no quiso anticipar la posición general.
Obama denunció en su discurso la excesiva politización de los asuntos de seguridad nacional. "Este debate ha sido oscurecido por dos visiones opuestas y absolutistas. Ambas coinciden en que el presidente puede hacer lo que le dé la gana siempre que sea el presidente con el que ellos están de acuerdo", afirmó.
Como su contribución particular a poner fin a ese enfrentamiento, Obama repitió su posición contraria a la creación de una comisión de la verdad para juzgar el periodo de Bush. "Ya hemos visto", recordó, "que ese tipo de acciones sólo llevan a que cada bando se culpe mutuamente y nos distraiga a todos de lo que importa en este momento y de los retos del futuro".
Comentario:
Y Estados Unidos necesitaba un líder como está resultando Obama.
Coronavirus, la amenaza esta ahí afuera
Hace 4 años
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