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miércoles, 13 de mayo de 2009

Los amigos que no corresponden.

Noticia:


Le quieren o le odian. El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, no deja a nadie indiferente. El primer residente negro de la Casa Blanca cumplió la semana pasada 100 días en el cargo - un punto de referencia que se observa con lupa en el país americano desde los tiempos de Franklin D. Roosevelt - y lo hizo con la aprobación del 68% de los estadounidenses, una cifra muy buena; más si se tiene en cuenta el cúmulo de problemas que heredó de su predecesor, George W. Bush.

Pero Obama no contenta a todos. A pesar de sus esfuerzos por cicatrizar la brecha partidaria entre demócratas y republicanos, el nuevo presidente genera opiniones contrarias. El 70% de los americanos que se autodenominan conservadores o republicanos critican su gestión. Algunos expertos académicos, analistas políticos y periodistas consideran que las muestras de buena voluntad que profesa a países como Irán, Venezuela o Cuba, o su anuncio de cerrar Guantánamo, son pasos en la dirección equivocada. Pasos que, según ellos, terminarán mermando el liderazgo del tío Sam. Mientras el mundo aplaude el nuevo rumbo de la política exterior de EE UU, las críticas desde casa no han tardado en llegar.

Gary Schmitt no se muerde la lengua al hablar de Obama. Desde 1998 a 2005 ejerció como director ejecutivo del think tank neocon Project for the New American Century (PNAC), un grupo influyente de políticos, profesores universitarios, intelectuales y periodistas que avoco la invasión de Irak de 2003. Los años del go it alone de George W. Bush y de la retórica neocon, desacreditados por dos guerras sin un final visible y una deteriorada imagen en el extranjero, quedan ya distantes, pero algunos como Schmitt todavía mantienen aquellas posturas.

"La mayoría de los conservadores no creemos que la nueva política de acercamiento a países como Irán o Venezuela vaya a generar los resultados deseados", argumenta Schmitt. Para él, el nuevo tono de Obama en el exterior se basa únicamente "en querer hacer amistades". En dar sin recibir nada a cambio. "Lo más probable es que los líderes de estos países asuman que nuestra aproximación quiere decir que validamos sus posturas. Y mientras nos sonreímos mutuamente, Irán sigue en su empeño por obtener la bomba atómica y Chávez continua aniquilando impunemente a la oposición en Venezuela".

Kim R. Holmes, vicepresidente del departamento de defensa y política exterior de la fundación Heritage, señala que ha llegado el momento de que Obama "deje de preocuparse por su popularidad en el exterior y se centre en su trabajo: proteger a EE UU y reforzar su liderazgo". Holmes cree que en sus visitas a Europa y América latina, el presidente perdió dos grandes oportunidades para "explicar y defender los intereses de EE UU".

Actos simbólicos

Obama, por ejemplo, eligió una cadena árabe para su primera entrevista televisada, algo que no gustó a todos. En ella explicó que en muchas ocasiones su país ha optado por imponer su voluntad, en vez de buscar el consenso. En otro video, dirigido al pueblo iraní, Obama centró su discurso en el "deseo mutuo" de alcanzar la paz entre los dos pueblos. Y en su aparición en la Cumbre de las Américas, celebrada en Trinidad y Tobago, estrechó la mano del presidente venezolano Hugo Chávez. "¿Y qué ha conseguido con todo esto?", pregunta Holmes, "¡nada!". "En el video de Irán no hizo mención alguna de la repetida violación de derechos humanos en ese país y en la Cumbre de las Américas no le preguntó a Chávez por qué este tiene tropas estacionadas en la frontera con Colombia o acerca de su relación con las FARC".

"Al darle la mano a Chávez o hacerle una reverencia al monarca saudí - algo significativo en EE UU si se tiene en cuenta que sus fundadores se rebelaron contra una monarquía - Obama demuestra su inexperiencia personal y la inexperiencia de su equipo", asegura Schmitt. "Esperemos que dentro de un año no se repitan estas meteduras de pata y que Obama y su equipo se den cuenta de que ser el presidente de EE UU es algo muy distinto a ser un senador junior de un estado del medio oeste".

"En el difícil mundo de las relaciones internacionales", explica Holmes en un artículo publicado en la página web de la fundación Heritage, "el respeto vale más que el cariño"; una observación que se remonta a tiempos de Sun Tzu y Maquiavelo. Hoy, existen dos grandes corrientes en las relaciones internacionales. La primera describe un escenario mundial basado en la confianza donde los países colaboran entre si a través de organizaciones no gubernamentales como la ONU o la UE. La segunda, mucho más cauta, interpreta el mundo como un gran tablero de Risk, donde lo importante es la supervivencia del estado y el conflicto armado es, a veces, necesario. "La política exterior no se basa en las buenas intenciones", confiesa Holmes, defensor de la ultima postura. "Sí, los actos simbólicos también son importantes y la fuerza militar sin diplomacia no siempre es efectiva. Pero EE UU nunca debe confundir el dialogo con el renunciamiento a sus posiciones".

Guantánamo y Cuba

"Los conservadores creen que Obama no sabe cómo frenar las ambiciones nucleares de Irán. Y cuando tengan la bomba, el tendrá un serio problema", asegura Reginald Dale, que trabajó durante años como corresponsal y redactor jefe en los diarios Financial Times e International Herald Tribune, especializándose en política internacional y relaciones transatlánticas. Él no se considera un conservador, pero asegura que estos creen que Obama está descuidando la postura de EE UU ante sus supuestos enemigos. "Básicamente, los conservadores no creen que Obama deba cerrar Guantánamo. No quieren que esos presos acaben en las calles de sus ciudades y entienden que los supuestos aliados de EE UU, muy críticos de la prisión, no han movido ni un dedo para acoger a los prisioneros en sus cárceles. Cerrar Guantánamo sería, para ellos, una victoria del terrorismo islámico".

Respecto a Cuba, los contrarios a abrirse al régimen de la isla consideran que el levantamiento de las restricciones para que los ciudadanos estadounidenses visiten a sus familiares no ha tenido eco en La Habana. Cuba, en cualquier caso, no aparece como un tema candente, aunque si divisorio: el 50% de los conservadores se oponen a que EE UU termine el embargo con la isla frente a un 37% a favor, según una encuesta de Gallup realizada a finales de abril. No obstante, la gran mayoría cree que antes de que finalizase el bloqueo La Habana deberá efectuar algunas concesiones, como la liberación de sus presos políticos.

Mucho se ha hablado del cambio en la política exterior de Obama con respecto a la de Bush. O al menos en sus formas. Pero para algunos analistas como Dale o Stephen Biddle, experto en defensa del think tank Council on Foreign Relations, la sustancia no ha cambiado. "No creo que la estrategia del presidente hacia Irán difiera mucho de la de su predecesor. De hecho, aun no ha definido bien su posición ante el régimen de los ayatolás. Lo que está claro es que sólo con palabras bonitas y muestras de respeto no va a ninguna parte". Lo mismo, según Dale, pasa con Venezuela: "La fotografía con Chávez, en la que se dan la mano, no ha sentado bien. Pero los conservadores no son tontos, lo que les importa de verdad son los hechos, las acciones, y no los gestos. Y lo primero no ha cambiado".


Comentario:

Las cosas caerán por su propio peso. Habrá que ver como se comportan esos países con los que se está tratando de ser más amigables.

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