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martes, 25 de noviembre de 2008

Recesión enfrenta a Francia y Alemania.

Noticia:


Cada vez que Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, los líderes políticos del famoso eje franco-germano, se encuentran ante las cámaras de televisión, se abrazan y besan en público, en un gesto interesado para ofrecer una imagen de unidad entre los dos gobiernos a la hora de avanzar en la integración europea.

Pero la amistad pública entre Merkel y Sarkozy se convierte en una odiosa rivalidad cuando los dos líderes negocian estrategias para impedir que la crisis financiera cause estragos en la Unión Europea (UE).

La primera muestra de la rivalidad quedó de manifiesto gracias a una interesada filtración que llegó a manos de los editores del famoso periódico satírico francés Le Canard Enchainé poco después del fracaso de la primera mini-cumbre convocada por Sarkozy para diseñar un plan de rescate para la UE.

“El fracaso no ha sido mío, sino de Merkel”, dijo Sarkozy a sus asesores en un comentario privado realizado el 4 de octubre pasado. “Ella ha dicho: a cada uno su propia mierda”, añadió el líder galo, al resumir el resultado de la mini-cumbre en la que participaron los líderes de Francia, Alemania, Italia y Reino Unido.

Ayer, Nicolas Sarkozy volvió a criticar la actitud de Merkel a la hora de buscar soluciones para impedir que la crisis financiera global eche raíces en la UE pero, esta vez, el presidente galo criticó a la canciller en público y, peor aún, durante una rueda de prensa conjunta.

“Francia trabaja, mientras Alemania reflexiona”, dijo Sarkozy, al resumir con una frase lapidaria el estado de salud del famoso eje franco-germano. En el curso de una reunión del Consejo de ministros franco-alemán, el mandatario galo fracasó rotundamente en su intento de convencer a Merkel para que la canciller abriera su cartera y aportara varios miles de millones de Europa para financiar un ambicioso paquete destinado a reactivar la economía comunitaria.

El proyecto es inédito en la historia comunitaria, porque es la primera vez que la Unión Europea está inmersa en una crisis que puede acabar con todos los éxitos alcanzados en el último medio siglo, un reto excepcional que sólo puede ser solucionado si existe un acuerdo entre París y Berlín.

Pero algo raro en la agitada historia del eje franco-germano, esta vez Alemania no parece estar dispuesta a buscar una nueva y crucial alianza con París. Merkel definió su posición con una frase breve y polémica: “No hace falta confundir acción con precipitación”, dijo la canciller, al revelar que su gobierno ya había trazado una línea de acción y que, a más tardar en enero, volvería a tomar decisiones.

Sarkozy minimizó las divergencias con Berlín con otra frase sacada, esta vez, del diccionario diplomático: “Nuestras organizaciones no son las mismas. Por un lado se trata de un país federal y por otro lado de un país más centralizado”, dijo.

En lo que sí estuvieron de acuerdo los gobernantes de Francia y Alemania es en que no seguirán los pasos de Gran Bretaña, que recortará el impuesto al valor añadido con el propósito de impulsar el gasto, aunque no mostraron ningún indicio de resolver sus diferencias sobre cómo poner en marcha al crecimiento económico europeo.

Comentario:

Y si los economistas no se ponen de acuerdo, los políticos peor aún. Parece que están enfrascados entre si se actúa o se medita. Pero demasiada meditación sin acción y demasiada acción sin meditar, resultan juntarse en el mismo punto: no resuelven el problema.

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