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Con toda la región pendiente de Bolivia, el gobierno de Evo Morales y los prefectos autonomistas comenzarán hoy a negociar un pacto que permita una salida a la crisis, después de semanas de protestas que culminaron con muertos, heridos e innumerables pérdidas.
La negociación que arrancará hoy, en Cochabamba, tendrá como observadores o facilitadotes a la Iglesia católica, la Unión Europea (UE), las Naciones Unidas y la comisión de Unasur, presidida por Chile, que debía hacer su arribo a La Paz anoche.
Al frente de esa misión, la presidenta Michelle Bachelet designó al ex canciller y ex representante de la ONU en Haití, Juan Gabriel Valdez, y aclaró que “la presidencia de este proceso debe estar a cargo del gobierno boliviano”.
El acuerdo quedó firmado en la madrugada de ayer, después de que los opositores decidieran suspender las conversaciones en reclamo de la liberación del prefecto de Pando Leopoldo Fernández, acusado de ser el presunto responsable de la matanza en Cobija y alrededores, en los últimos días.
Las negociaciones pasarán desde hoy por la devolución de los edificios públicos, tomados por manifestantes opositores, la devolución de parte (lo que será discutido) del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) que había motivado las protestas y articular los mecanismos para que se instauren las autonomías departamentales con la constitución surgida de la cuestionada Asamblea Constituyente en Sucre en diciembre pasado.
Mientras los analistas locales observan que el presidente Morales salió fortalecido de la crisis, el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, ofreció ayer “el apoyo logístico de Brasil para desarticular a bandas armadas si así lo pide el gobierno boliviano”.
No obstante, Lula, quien al igual que el resto de los países de la región le dieron todo el respaldo a la administración Morales, aseguró ayer en declaraciones televisivas que “si se confirma que el embajador de Estados Unidos (Phillip Goldberg) incurrió in injerencia de los asuntos internos bolivianos, entonces Evo estuvo bien en expulsarlo”.
No obstante, Lula anunció que ordenó reforzar la seguridad en los pasos fronterizos entre Brasil y Bolivia, “sólo por seguridad”.
En materia de injerencia extranjera, el comandante en jefe del Ejército, general Luis Trigo, le reclamó ayer a la cancillería boliviana que “emita una nota de protesta”, para declarar “la indignación” de las fuerzas castrenses por “las desafortunadas declaraciones” del presidente venezolano Hugo Chávez, quien acusó a Trigo y a un grupo de militares de no acatar las órdenes de estado de sitio ni las directivas del presidente.
Pero así como el diálogo para solucionar la crisis comienza fronteras adentro de Bolivia, la relación de La Paz con Washington no deja de deteriorarse.
El gobierno de Estados Unidos incluyó a Bolivia en la lista de países que no cumplen con la lucha contra el narcotráfico, tras la expulsión de su embajador y de inmediato ayer Morales salió a cuestionar la medida.
“El gobierno de Estados Unidos no tiene ninguna moral para hablar de la droga, para hablar de certificación o desertificación. Esta política maldita droga-cocaína ha sido importada de Estados Unidos”, concluyó el mandatario boliviano.
Comentario:
Con tantos observadores, actores políticos y facilitadores, sería increíble que no se llegara a una solución conveniente para las partes involucradas. Aunque en este mundo ocurren cosas increíbles, como las opiniones del presidente venezolano Hugo Chávez, que de lo que carece es de sensatez.
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