Lula: no acatamos amenazas de golpistas.

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La tensión aumentó ayer en Honduras, luego de que el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, rechazara el ultimátum del gobierno de facto para aclarar en un plazo de 10 días el estatus de Manuel Zelaya, refugiado en la embajada carioca en Tegucigalpa. En la misma jornada, Honduras emitió un decreto que suspende a los medios de comunicación que “atenten contra la paz y el orden público” y prohíbe además la libertad de asociación y circulación.

El gobierno designado de Roberto Micheletti, a través de su canciller Carlos López, dijo que “lo que es el título y el privilegio de Brasil de tener una misión en Honduras se acaba en 10 días, por reciprocidad”, si Brasilia no acata el plazo dado. Eliminar la inmunidad diplomática de la embajada podría despejar el camino para su allanamiento, aunque López aseguró que el gobierno no pretende asaltar la sede diplomática.

Un comunicado de la cancillería hondureña divulgado ayer expuso: “nuevamente solicitamos al gobierno de Brasil que defina el estatus del señor Zelaya dentro de un plazo no mayor de 10 días. De no ser así, nos veremos obligados a tomar medidas adicionales de acuerdo al derecho internacional”.

Lula da Silva, que se encontraba en la venezolana isla Margarita, rechazó el emplazamiento y reiteró que el depuesto presidente hondureño “estará hospedado hasta que la OEA y la ONU decidan qué hacer”. Brasil “no acata ultimátum de golpistas”, dijo, y luego calificó a Micheletti como un “usurpador en el poder”.

Tras la respuesta de Lula, López dijo en conferencia de prensa que “los 10 días están corriendo y desde el momento que Lula respondió significa que nos reconoce como gobierno. Es un plazo de cortesía que se dio a Brasil, que tiene una responsabilidad y no puede ignorar nuestra existencia”.

El mandatario derrocado ha pedido a sus seguidores que persistan con las manifestaciones de rechazo al gobierno golpista. Al respecto Lula dijo que hablarán con Zelaya para manifestarle que “no es políticamente correcto utilizar la embajada para hacer incitación a cualquier cosa”.

En el mismo comunicado, la cancillería hondureña condicionó el retorno de embajadores que fueron retirados de Tegucigalpa después del golpe de Estado, al afirmar que serán recibidos sólo si sus naciones reconocen como legítimo al gobierno de facto.

El documento precisa que “en el caso de aquellos países que unilateralmente decidieron romper sus relaciones diplomáticas con Honduras o mantener las mismas a nivel de embajadas concurrentes, situación de Argentina, España, México y Venezuela, se hace saber que el gobierno no recibirá a los agentes diplomáticos de tales países” , dijo. 1La cancillería indicó que los funcionarios de los países que optaron por mantener las relaciones a nivel de misiones concurrentes, como España, tienen restringidos los privilegios propios de los agentes diplomáticos y deben retirar los distintivos y banderas que identifican sus Estados en las embajadas.

Además, el ministro de facto de Información, René Zepeda, confirmó que las autoridades prohibieron el ingreso de un grupo de diplomáticos de la OEA que “cayó por sorpresa” “Y eso se ha hecho porque Honduras no es un potrero”, subrayó. Eran cinco funcionarios de la OEA. Uno de ellos, el supervisor chileno John Biehl, dijo que el grupo lo integraban él, dos estadounidenses, un canadiense y una colombiana.

“Fuimos detenidos seis horas en el aeropuerto. Después llegó un alto funcionario de la cancillería, que nos notificó que seríamos expulsados del país, aunque dio la opción que podía quedarse uno de nosotros... y yo me quedé”, declaró. Biehl dijo que las autoridades de facto le prometieron que haría su labor con “toda libertad”.

Entretanto, Zelaya participó en una misa dentro de la embajada brasileña y llamó a sus partidarios a redoblar sus movilizaciones. “Hago un llamado patriótico a movilizarse en todo Honduras y que todos los que puedan vengan a Tegucigalpa para que luchen en una ofensiva final”, dijo.