Honduras cierra medios e impide manifestación.

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El gobierno de facto de Roberto Micheletti cerró ayer Radio Globo y el canal de televisión Cholusat Sur, en cumplimiento del decreto difundido el domingo, que autoriza el cierre de medios “hostiles” y suspende por 45 días el derecho de los hondureños a la libertad de asociación y movimiento.

Los llamados de los zelayistas a una “ofensiva final” naufragaron ante las medidas de excepción. Algunos cientos de simpatizantes de Manuel Zelaya se reunieron frente a la Universidad Pedagógica Nacional en el centro de Tegucigalpa para reclamar la restitución del derrocado mandatario, pero decidieron no marchar hacia la embajada de Brasil tras ser advertidos por la policía.

“El gobierno de facto quiere aplacar las protestas y la salida de la gente a las calles para consolidarse en el poder, pero nosotros buscamos nuevas estrategias para continuar manifestando hasta que retorne al poder Manuel Zelaya”, dijo el líder sindical Israel Salinas.

“Ocurre lo mismo en todo el país, se le está impidiendo a la gente que salga a manifestarse”, dijo el dirigente campesino Rafael Alegría, uno de los líderes del Frente Juan Barahona.

Unos 200 policías antimotines estaban apostados en las inmediaciones, con escudos, palos y latas plateadas de bombas lacrimógenas.

Por su parte, Zelaya denunció la “brutal represión” del gobierno de facto y expresó su temor de que “en las próximas horas” los militares “asalten” la embajada de Brasil, donde está refugiado desde que entró clandestinamente a Honduras el 21 de septiembre. “La comunidad internacional debe actuar; pido protección al mundo”, agregó.

La organización de derechos humanos Human Rights Watch llamó al gobierno de facto a restaurar “de inmediato” la libertad de prensa y lo acusó de régimen “autoritario”.

El presidente del Congreso hondureño, José Alfredo Saavedra, solicitó la derogación del decreto. Micheletti anunció que estudia la posibilidad de levantar las restricciones: “Pido disculpas al pueblo por lo que ha ocurrido, pero eso se dio porque Zelaya insiste en llamar a la violencia al país... y no lo permitiremos”.

En una conferencia de prensa, Micheletti envió un “fuerte abrazo” al presidente de Brasil, Luis Inacio Lula da Silva, a quien pidió que no se preocupe, porque ni la Policía ni el Ejército entrarán en los predios de la embajada de Brasil. Por su parte, el ministerio de Relaciones Exteriores brasileño envió una segunda carta al Consejo de Seguridad de la ONU expresando preocupación por las “amenazas” y el “ultimátum” realizados por Tegucigalpa, que el domingo dio a Brasilia 10 días para esclarecer el estatus de Zelaya en la embajada.

En la embajada brasileña se observó un reforzamiento de la seguridad con puestos de barricadas de cemento y más cantidad de militares y policías para “proteger la vida de la gente que está aquí, afuera y dentro de la embajada”, según el jefe policial Danilo Orellana.

El ministro de Defensa de Brasil, Nelson Jobim, descartó el envío de soldados para proteger la sede diplomática. “Sólo podemos entrar a un otro país con fuerza si declaramos la guerra. No hay manera de pensar en acciones armadas”, dijo.

En este contexto, Guatemala se quejó ayer de que dos periodistas de ese país fueron “agredidos verbal y físicamente” por una patrulla militar cuando cubrían la clausura de Radio Globo. La intervención fue “igual a cuando entraron el día 28 de junio”, relató el dueño del medio, Alejandro Villatoro, al recordar la fecha en que los militares derrocaron a Zelaya. La emisora se las arregló para burlar el cierre policial y ha salido de nuevo al aire a través de internet, transmitiendo desde una casa, explicó Villatoro.