Prohíben reuniones en provincia china por temor a más enfrentamientos.

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El Buró de Seguridad Pública de Urumqi, ciudad que hace una semana fue testigo de los peores incidentes étnicos en China desde hace décadas, anunció la prohibición de "asambleas, marchas y manifestaciones" por temor a que sean germen de nuevos disturbios.

La medida fue anunciada anoche por la agencia oficial Xinhua y hoy apareció en carteles colocados en varias zonas céntricas de Urumqi, como la Plaza del Pueblo, centro neurálgico de la ciudad.

Observadores de la situación señalan que la prohibición se ha dictado con el fin de prevenir tensiones hoy, domingo, ya que se espera que familiares de fallecidos hace una semana recuerden a sus seres queridos en ceremonias funerarias.

La tradición china marca que el séptimo día debe homenajearse a los muertos.

Las autoridades policiales aseguraron que la medida se ha dictado para "mantener el orden público y garantizar la seguridad de los ciudadanos y sus propiedades" , si bien indicaron que la situación en la ciudad está "básicamente bajo control" .

El Buró de Seguridad Pública advirtió de que dispersará cualquier asamblea ilegal "haciendo uso de los medios que se considere necesarios" .

El 5 de julio, una manifestación de uigures pidiendo en Urumqi que se investigara un linchamiento de miembros de su etnia en Cantón (sur de China) degeneró en enfrentamientos entre uigures musulmanes y chinos han en los que murieron 184 personas (tres cuartas partes de ellos han, según las autoridades) .

Dos días después, y pese a un fuerte despliegue policial de más de 20 mil paramilitares en las calles de la ciudad, cientos de chinos han armados con bates, porras y otros objetos contundentes se concentraron en varias partes de Urumqi clamando venganza contra los uigures y protestando por la ineficacia de las fuerzas de seguridad para hacer frente a los disturbios.

China culpa de los disturbios a organizaciones uigures en el exilio, principalmente el Congreso Mundial Uigur, de Rebiya Kadeer.

La empresaria uigur, exiliada en Estados Unidos, niega toda relación con los incidentes y acusa a Pekín de ejercer desde hace décadas una política represiva y discriminatoria contra esa etnia, que representa un 45% de los habitantes de Xinjiang (frente al 40 por ciento de chinos han).