GM tiene 90 días para reinventarse.

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El presidente Barack Obama se empeñó ayer en demostrar que existe vida después de la muerte para General Motors (GM), un gigante con pies de barro que este lunes se declaró en bancarrota y se impuso un plazo de 60 a 90 días para reinventarse en algo que sus ejecutivos denominaron “la nueva GM”.

GM recibirá más de 70% en fondos públicos a cambio de achicar sus plantas, recortar su nómina y despedirse de marcas inviables como Hummer, Pontiac, Saturn y Saab.

En la reestructura, la filial en México sí estará dentro del portafolio de negocios que conformará el diseño de la renovada empresa, que estará basada en cuatro marcas: GMC, Buick, Cadillac y Chevrolet.

Tras una drástica operación quirúrgica, el nuevo rostro de GM busca reflejarse en el espejo de las empresas automotrices japonesas o europeas con proyectos de producción que pasan por la construcción de automóviles más pequeños y más eficientes, unos planes que irán a contracorriente de los muy acendrados hábitos de consumo en Estados Unidos, donde los automóviles de gran calado y cilindraje han dominado durante décadas las autopistas, pero han perdido la carrera ante el avance de coches más ligeros y eficientes.

En los planes de la obligada reestructuración, GM se limitará a poner en orden la casa en Estados Unidos sin tocar ninguna de sus operaciones en México o en las plantas de Europa, Medio Oriente y Asia.

“Esta reestructuración, que es nuestra mejor oportunidad de renacer y reinventar esta empresa, sólo afectará las operaciones dentro de Estados Unidos”, aseguró Fritz Henderson, presidente ejecutivo de GM, durante una rueda de prensa en Nueva York.

Barack Obama planteó el reto de que GM resurja como una marca flexible y con agilidad financiera.

La estrategia

La nueva GM será conformada sólo con las mejores marcas y operaciones de GM. Además, deberá estar apoyada con un balance general más fuerte, debido a la reducción significativa en la carga de la deuda y a costos estructurales operativos menores que antes. El recorte de personal seguirá adelante de acuerdo a su plan de viabilidad, detallaron en la empresa.

Tras los acuerdos alcanzados, los nuevos propietarios de GM serán el gobierno de Estados Unidos, con 60% del capital; el de Canadá, con 12%, y el resto bajo la titularidad de los trabajadores afiliados al sindicato United Auto Workers (UAW) y los acreedores.

El hecho de que el gobierno de Estados Unidos se haya convertido en el accionista mayoritario de la empresa obligó a Barack Obama a aclarar que la presencia del gobierno será meramente instrumental y que la última palabra a la hora de decidir sobre las operaciones de producción corresponderá a los ejecutivos que, eso sí, “tendrán que rendir cuentas ante los contribuyentes”, aseguró.

GM dejará de cotizar este martes en la Bolsa de Nueva York; abandonará, tras 83 años, el índice Dow Jones; la de ayer fue la última sesión en la que participó.

Impacto en México

Grace Lieblein, presidenta de General Motors México (GMM), aseguró en entrevista con EL UNIVERSAL que las operaciones de la compañía en el país no serán afectadas en el proceso de reestructura financiera, y comentó que no habrá el cierre de ninguna planta en suelo mexicano.

“Esta reestructura afecta sólo a las operaciones de Estados Unidos con base en el plan de viabilidad que se entregó en abril de este año. En lo que toca a México no se cerrará ninguna planta”, dijo categórica.

Explicó que con la reestructuración de marcas habrá en México también una reorganización con los distribuidores, pero que se hará poco a poco. Añadió que no habrá cierre indiscriminado de agencias de la marca en el país, y aseguró que no habrá recorte de personal en las plantas de producción de México ubicadas en Silao, Toluca y Ramos Arizpe.

El calendario de paros técnicos anunciados a principios de mayo por GMM (algunos iniciaron ayer) se respetará.


Comentario:

Veremos si funciona el plan de reestructuración.