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miércoles, 11 de febrero de 2009

Cali, una ciudad afectada por todos los factores de la violencia.

Noticia:


Trece años después del desmantelamiento del cartel narcotraficante de Cali, esta ciudad del suroeste colombiano se debate en una espiral de violencia en la que confluyen la delincuencia común, rezagos del narcotráfico y las acciones guerrilleras.

Una visita al hospital de la comuna Aguablanca --conjunto de barrios pobres del noroeste de la ciudad en donde vive una tercera parte de los 2,1 millones de habitantes-- permite percibir ese ambiente de violencia.

"Aquí uno tiene que cuidarse mucho. Por cualquier cosa te pegan un tiro o te dan una cuchillada (...) A nadie le puedes reclamar nada porque te dejan en el piso", dice Antonio, un habitante de Aguablanca que acompañaba a un paciente en el hospital.

Allí llegan diariamente en promedio cinco personas heridas con arma de fuego o arma blanca en riñas o atracos, y el número aumenta los fines de semana.

Sólo en diciembre, según los registros del centro hospitalario, se atendieron 1.380 heridos por arma blanca o de fuego. A esa cifra se agregan unas tres personas que diariamente son atendidas por violencia intrafamiliar.

"Aunque la ciudad ya no tiene carteles de la droga como tal, quedan algunos reductos de antiguos lugartenientes que heredaron la cultura 'traqueta' (narcotráfico de bajo nivel)", explica el general Gustavo Ricaurte, comandante de la policía de Cali (500 km al suroeste de Bogotá).

Esos pequeños grupos, según el oficial, originan parte de la violencia que vive la capital del departamento de Valle, en donde, según cifras oficiales, el año pasado ocurrieron 1.574 homicidios.

Pese a lo impresionante de la cifra, el balance en 2008 representa una disminución notable respecto a 2004, cuando la estadística llegó a lo más alto, con 2.403 muertes violentas.

La semana pasada la explosión de un coche bomba contra una sede policial, la segunda en menos de seis meses en el mismo sector, dejó dos muertos y 30 heridos.Pero estudiosos del fenómeno de la violencia urbana creen que las verdaderas causas de los altos índices de criminalidad en la llamada 'Sultana del Valle' no están en el narcotráfico y la guerrilla.

"Que hay crimen organizado, eso sí. Hay una proporción, pero la mayoría de la violencia es por desorden social porque no hay autoridad y la ciudad no percibe administraciones serias, lo que genera desconcierto. Y el desorden antecede al crimen", explica Rodrigo Guerrero, ex alcalde de Cali, que asesoró a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sobre los efectos del crimen.

Guerrero reconoce que frente a Bogotá y Medellín, las principales ciudades del país, las cifras de violencia en la capital de Valle "son altas", pero no más que otras poblaciones intermedias.

"En el último año Cali redujo 5% la tasa de homicidios, mientras que Bogotá y Medellín la aumentaron. Vamos bien, pero el índice es todavía muy alto porque está alrededor de 56 muertos por cada 100.000 habitantes", señala Guerrero.

"Cali ha estado en manos de políticas erráticas en materia de seguridad", agregó, acotando que en su opinión el actual alcalde Jorge Iván Ospina está trabajando con responsabilidad en el tema.

Guerrero rechaza una marcada incidencia de los grupos rebeldes en el fenómeno de violencia. "El impacto de la guerrilla en Cali no es importante. Si porcentualmente incide en el 1% de los muertos, es mucho", señala. "Proporcionalmente han aumentado las muertes por arma cortopunzante, lo que generalmente es un indicador de riñas. Eso no es narcotráfico, ni guerrilla, ni crimen organizado", dijo.

El testimonio de un policía que trabaja en Aguablanca respalda al ex funcionario. "Hay mucho desempleo, la gente no tiene qué hacer y los miles de desplazados que han llegado contribuyen a aumentar la inseguridad. Muchos no conocen otra forma de arreglar las cosas sino con violencia", sostiene.

Fuente: La Opinión.

Comentario:

Después del reto de acabar con la violencia guerrillera, quedan otros pendientes. Pero no se puede afirmar que el gobierno esté derrotado.

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