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lunes, 3 de agosto de 2009

Quieren mi silla.

Noticia:


Mentiras, falsedades, ocurrencias, señalamientos sin fundamento. Así responde José Luis Soberanes Fernández, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), a las críticas que formulan contra su administración diversas organizaciones civiles.

En entrevista con EL UNIVERSAL defiende su actuación como ombudsman. También hace su propio balance de la situación de los derechos humanos en México. Acepta que han existido retrocesos en ciertas áreas y que la impunidad es la constante. Pero eso no es culpa de la comisión: “Nosotros no somos los que violamos derechos, es la autoridad”.

En octubre dejará el cargo. Antes de cerrar su presidencia anuncia que dirigirá un oficio a las instancias correspondientes por el incumplimiento a las recomendaciones contenidas en el Informe Especial sobre Desapariciones Forzadas de la década de los 70. Se trata uno de los asuntos más añejos de la comisión.

Además, el 11 de agosto presentará un informe sobre los últimos 10 años de la CNDH. Sobre su futuro político, José Luis Soberanes asegura que, “por salud mental”, se prepara para retomar su vida académica en la UNAM.

¿En México hay retroceso en materia de derechos humanos?

Se ha complicado mucho con todo el tema de la seguridad pública, por el Ejército, la cuestión de los secuestros. Lógicamente no falta quién quiera tratar de echarnos la culpa. El que se diga: “Nosotros no podemos actuar porque no nos dejan los derechos humanos”, como si los derechos humanos fueran un ente metafísico, es un pretexto para tratar de justificar su ineficacia.

¿Cree que hubo un avance y que después se dieron pasos atrás?

Sí. Hubo un avance en el año 2000 en la misma CNDH. Antes, quien ocupaba el puesto era alguien designado por el Presidente de la República; ahora es designado por el Senado. Por lo tanto, cuando yo llego no tenía ningún compromiso con el titular del poder Ejecutivo y eso es muy sano, me dio mucha libertad y nos permitió hacer cosas que antes eran impensables. Por ejemplo, el tema de los desaparecidos de los años 70.

“Pero ahora se ha complicado el tema de los derechos humanos porque los soldados —no estoy diciendo que sean genocidas o torturadores profesionales— no están capacitados para estas labores y, entonces, ocurre todo lo que nosotros tenemos documentado sobre violaciones a los derechos humanos”.

Sobre la guerra sucia de los años 70, se creó una fiscalía por recomendación de la CNDH, pero nadie fue consignado por esos crímenes. ¿El caso quedó impune?

Desgraciadamente, sí. Tengo pensado emitir un oficio en el cual valoraremos el cumplimiento de dicha recomendación que Vicente Fox aceptó, pero hubo un cumplimiento insatisfactorio... Yo ya me voy y tengo que cerrar el expediente y decir: no se cumplió.

¿Por qué hasta ahora?

Porque he estado esperando a ver si había resultados. Se creó la fiscalía y lo único que se hizo fueron aquellas excavaciones en Guerrero para ver si se encontraban restos; fuera de eso, nada.

¿A qué lo atribuye?

A la negligencia. Se creó una fiscalía especial, se le dotó de grandes recursos económicos y no metió a nadie a la cárcel. La desaparición forzada de personas no prescribe y en nuestro expediente había los elementos suficientes para meter a mucha gente a la cárcel y ahora se nos fueron muriendo (los responsables).

Pero, ¿la comisión no dejó pasar mucho tiempo?

Nosotros no teníamos que cumplir con la recomendación. En un año sacamos una recomendación que nadie había hecho en 10 años. Se hizo la investigación y después emitimos la recomendación. Nosotros no somos Ministerio Público, por eso pedimos que se creara una fiscalía especial y no hizo su trabajo.

Organizaciones civiles critican el aumento sistemático del presupuesto de la CNDH. ¿Qué opina?

Hemos tenido un aumento sistemático porque el trabajo ha aumentado sistemáticamente. Quien diga que es excesivo que lo sustente con un estudio financiero. Son ocurrencias. El Estado mexicano gasta en la CNDH 0.05% de su presupuesto. México está por debajo de Costa Rica, Honduras, Puerto Rico, Perú, Panamá, Ecuador, Colombia y Bolivia (en ese gasto per cápita). Aquí se invierten siete pesos por persona y en Irlanda se gasta más.

Las organizaciones civiles consideran que no hay una equivalencia entre los recursos y los resultados.

Esas organizaciones civiles no las podemos calificar de las más objetivas. Digamos que el objetivo de 10 o 12 organizaciones es la CNDH. Quizá nos achaquen la pérdida de recursos o de influencia, pero el caso es que están incómodos con nosotros y a ellos no les preocupan las violaciones a los derechos humanos, sino cómo hacerse de esta comisión.

“Ahora están muy preocupados por el relevo, y quieren influir, ser los grandes electores, tomar la decisión y uno de ellos hacerse de mi silla. Nosotros tenemos que actuar dentro de un marco constitucional. No somos una institución que actúa por capricho. Estas asociaciones civiles tendrían que empezar rindiendo cuentas y no preocuparse tanto por lo que hago o dejo de hacer. Que ellos transparenten sus recursos, que digan quiénes son las fundaciones del extranjero, de dudosa reputación, que les dan recursos y en qué los gastan”.

¿Cree que las organizaciones civiles no deben participar en el proceso de elección del ombudsman?

Por supuesto que sí, pero son mil 200 organizaciones, entonces tienen que participar todas, no nada más 10. Aunque la decisión es del Senado.

¿Cree que hay un complot de estas organizaciones a su persona?

No hay complot ni mucho menos. Si yo no estuviera seguro de lo que estoy haciendo la sociedad me lo reclamaría. Dicen que no les doy seguimiento a las recomendaciones, pero sí.

“Que lean los documentos, lo que no se puede hacer es inventar”.

El Centro Pro señala que la CNDH espera determinados momentos políticos para una recomendación.

Esos son puntos de vista subjetivos. Que los fundamenten. No podemos salir al día siguiente de que se presenta la queja como Superman. En Oaxaca nos tardamos menos de un año y la Corte lleva tres. En Atenco emitimos la recomendación en un año y la Corte en tres, así que vamos a ser parejos.

Pese a ello, no se ha consignado a nadie por Atenco…

Hubo dos muertos en Atenco. Dimos elementos para abrir procesos legales. La recomendación de Atenco la rechazó el secretario de Seguridad Pública, Eduardo Medina Mora. Los dos homicidios quedaron en la impunidad.

También las violaciones de las mujeres…

Exactamente. ¿Y cómo se supo de las violaciones de las mujeres? Hasta que nosotros salimos y lo denunciamos, hasta ese momento se supo. ¿Qué pasó con el asunto de Lázaro Cárdenas, donde hubo dos mineros muertos? Se rechazó y quedó en la impunidad. ¿Qué pasó con las mujeres de Cupétaro (Michoacán), las tres menores de edad violadas? A nadie le preocupó. Y así seguimos.

¿La comisión tiene las manos atadas para evitar que los casos documentados queden impunes?

Más que las manos atadas, tenemos una competencia legal y sólo podemos llegar hasta cierto punto. Más allá no podemos. Si le digo a una persona: “Usted investigue, consigne”, y al señor no le da la gana hacerlo, ahí ya no puedo hacer más porque tengo una limitación.

¿No ha permeado el discurso de los derechos humanos en las autoridades?

Un dato curioso: ¿saben que el gobierno federal gasta en sus direcciones y subsecretarías de derechos humanos, aproximadamente lo mismo que cuesta esta comisión? Tiene direcciones de derechos humanos, subsecretarías, subprocuradurías y ¿para qué sirven? Para tapar, para servir de tapadera. La Dirección de Derechos Humanos de la Secretaría de la Defensa Nacional no está ahí para reclamar; está para decir: “No sabemos nada, no tenemos nada”. Es como los gatitos: entierran sus porquerías.

¿En México, el tema de los derechos humanos es sólo burocrático, se ha quedado más en el discurso que en los hechos?

No, nosotros hacemos recomendaciones. Hemos emitido 540 recomendaciones, de las cuales 422 han sido aceptadas. Casos muy duros, que a lo mejor ya se les han olvidado.

Pero aunque acepten las recomendaciones, en los hechos no hay cambios para evitar violaciones a los derechos humanos…

En algunos casos ha habido avances, no lo podemos negar. Hay gente que está en la cárcel. Pero hay otros casos en los cuales hay indolencia.

“Por ejemplo, la Defensa Nacional se preocupa en hacer una campaña en contra de nosotros. ¿Por qué esa preocupación no los lleva a investigar los casos que nosotros mencionamos?”

Organizaciones civiles señalan que usted violó acuerdos internacionales al interponer el recurso de inconstitucionalidad en el tema del aborto, ¿qué dice al respecto?

No violé ningún acuerdo. Lo único que hice fue poner una acción de inconstitucionalidad ante la Corte. Quien resolvió fue la Corte, no fui yo. El tema del aborto y el derecho de la vida son temas que hoy se discuten en la Suprema Corte de Estados Unidos, en el Tribunal Constitucional español se están planteando. No son ocurrencias mías.

¿Volvería a presentar el recurso de controversia inconstitucional?

Sí, porque tengo la convicción de que los instrumentos internacionales, como la Convención Americana de Derechos Humanos que dice que se protegerá la vida desde la concepción... no lo digo yo, lo dice esa convención.

¿Qué dependencias del gobierno federal o funcionarios han puesto piedras en el camino de la CNDH?

Recientemente, el caso más patético es el del procurador general de la República [Eduardo Medina Mora]. Hay otros casos de vergüenza, como el de la Secretaría de Relaciones Exteriores que en el extranjero habla de respeto a los derechos humanos pero a nivel interno no defiende a sus connacionales.

La semana pasada, el presidente Calderón defendió la presencia del Ejército en las calles, diciendo que no se violaban derechos humanos. ¿Eso no fue cuestionar a la CNDH?

Pero a continuación dijo que nuestros señalamientos los estaban atendiendo. Y todas las recomendaciones que enviamos a la Secretaría de la Defensa Nacional son aceptadas.

Usted pidió al Presidente que retirara al Ejército de las calles, y no lo han hecho…

En mi último informe, en marzo pasado, el Presidente dijo que sí se iba a retirar. El asunto es que no dicen cuándo.

Y usted, ¿no debería poner un plazo?

No, porque no me corresponde. El Ejército no me obedece a mí, sino a su jefe supremo que es el Presidente. El secretario de Gobernación dijo que antes de que terminara este sexenio iba a salir (el Ejército).

¿Cómo califica el actuar del Presidente en derechos humanos?

Es difícil contestar porque ha habido algunos casos en los cuales he acudido a él directamente y ha reaccionado positivamente. Ha habido otros en los que sus subordinados actúan de mala manera y él no los llama al orden. En ese sentido, tengo sentimientos encontrados. Por un lado, sí lo apoyo; por otro, sí hay muchas cosas que podría hacer mejor.

¿Qué piensa de que hay alrededor de 30 casos en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por violaciones que no se resolvieron en México?

Ese es el problema. A ver si de los casos que estamos viendo ahora, en 10 años no se tiene que hacer una comisión de la verdad.

¿La CNDH actúa guiándose por el costo-beneficio político?

Sólo he hecho una valoración de esa naturaleza. Pudiendo hacer declaraciones, antes de las elecciones, me mantuve al margen, para no ser un oportunista. Pero fuera de eso, no he tenido pelos en la lengua para decir las cosas cuando las tengo que decir. Pero, tengo que tener un expediente que sostenga lo que digo. No puedo actuar por ocurrencias, imaginaciones, creencias o suposiciones.

Las organizaciones señalan que en el tema del aborto, por ejemplo, se dejó llevar por sus creencias, porque pertenece al Opus Dei...

Quien diga que tengo esa creencia, lo único que está haciendo es un falso testimonio, porque no saben si tengo o no creencias religiosas. Si alguien dice que es por mis convicciones religiosas, lo dice como una suposición y nos salimos de la discusión racional.

“ Lo que piense o deje de pensar sobre cuestiones religiosas no ha afectado mi trabajo desde que fui director de Investigaciones Jurídicas (de la UNAM), hasta ahora. Eso es algo personal.

“Lo único que me rige es la ley, la Constitución. Quienes dicen eso, no recuerdan que yo firmé la recomendación del caso Paulina”.

¿Usted es miembro del Opus Dei?

Si soy o no lo soy a la opinión pública no le importa, porque nunca me he guiado por lo que debe ser o no, de acuerdo con mis convicciones personales.

¿Le gustaría llegar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación?

Hay gente que dice que me estoy aprovechando de la CNDH para llegar a la Corte. Quien lo dice, no sabe muy bien las cosas, porque para llegar ahí tengo que estar en una terna que hace el Presidente de la República y lo que estoy haciendo, críticas y cuestionamientos, no creo que abonen mucho para mi posible candidatura a la Suprema Corte.

“Como abogado, por supuesto que me gustaría llegar a la Corte, pero eso no depende de mí. Depende del Presidente y de los senadores. Si el Presidente no quiere, no llego”.

¿Cómo le gustaría que sea su futuro político?

Por salud mental, lo único en que pienso, y para lo que me preparo, es para regresar a mi plaza en la Universidad Nacional Autónoma de México.

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