Miles se despiden de Kennedy en Boston.

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La biblioteca presidencial John F. Kennedy, en el corazón de Boston, se convirtió ayer en un lugar de peregrinaje solemne, en un punto de encuentro político y religioso que vio converger a miles de ciudadanos de toda condición para rendir homenaje y decir un último adiós a Ted Kennedy, un político que ya ha pasado a la historia como la más arrojada conciencia liberal de la nación y como el mejor senador de Estados Unidos.

Según los cálculos de la familia, la cifra habría alcanzado los 30 mil dolientes. Todos ellos desfilando a sólo unos metros de distancia del féretro que custodiaban los guardias representando a las cuatro ramas de las fuerzas armadas. Una multitud que avanzaba entre sollozos, mascullando palabras sentidas, explicando al oído de los niños la importancia de un personaje que les observaba desde las alturas, a través de las inmensas fotos colocadas en el salón principal de la biblioteca presidencial.

Ahí Teddy Kennedy acompañado de sus hermanos asesinados, John y Robert. Allá con ese gesto duro e impasible que le valió el mote de “El León del Senado”. Y más allá, al lado de su última esposa, Vicki, la mujer que le permitió rectificar el rumbo de su biografía y (en opinión de amigos y familiares), abonar el terreno de la redención popular.

Entre las filas que desembocaron en la entrada principal de la biblioteca, muy cerca de la Universidad de Boston, se arremolinaban lo mismo jóvenes que ancianos. Blancos, negros e hispanos. Mujeres de la tercera edad bajo sombrillas para mitigar el sol y la lluvia. Jovencitas en chanclas que han escuchado las historias de Ted, el patriarca de los Kennedy, en boca de sus madres y abuelas.

El carácter popular, que durante más de 17 horas tuvo el desfile ante el féretro de Kennedy, se tornó más íntimo y particular cuando se desalojó a la multitud que desapareció entre una lluvia pertinaz y se procedió a la concelebración de un acto al que acudieron líderes políticos demócratas y republicanos, entre ellos John McCain, un hombre que, al igual que el finado senador jamás consiguió conquistar la presidencia.

O como Christopher J. Dodd, el senador demócrata por Connecticut que, según se asegura, tomará el relevo de Kennedy en la lucha por la reforma sanitaria y la reforma migratoria. En nombre del ejecutivo, acudió el vicepresidente, Joe Biden, amigo íntimo de Kennedy, acompañado de su esposa Jill.

Y en nombre de las autoridades estatales, el gobernador de Massachusetts, Duvel Patrick, quien se ha sumado a la causa para encontrar a la brevedad posible —con la colaboración del congreso estatal— un sucesor al escaño que ha dejado Ted Kennedy en el Senado, para garantizar así a los demócratas los 60 votos que necesitarán para sacar adelante la reforma sanitaria, la gran causa del senador por Massachusetts.

El presidente, Barack Obama, se sumará a la comitiva familiar a primera hora de este sábado para participar en el acto religioso que se celebrará en la Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, como uno de los oradores principales.

Posteriormente su cuerpo será trasladado a Washington donde, antes de ser enterrado en el cementerio militar de Arlington, Virginia, junto a la tumbas de sus hermanos John y Robert Kennedy, la comitiva que lo acompaña se detendrá ante el Capitolio, para que los senadores y trabajadores de la Cámara alta donde Ted trabajó durante casi 47 años puedan despedirse en el mismo lugar donde pasó más de la mitad de su vida.

El largo adiós a una de las figuras políticas más influyentes en Estados Unidos, ha coincidido en las últimas horas con propuesta lanzada por el senador demócrata, Robert Byrd, para que la iniciativa de reforma sanitaria que impulsa el presidente Barack Obama sea bautizada como la “iniciativa Kennedy”, para rendir así homenaje a un senador que hizo del derecho a la salud una de sus más importantes causas.

Al mismo tiempo, en los corrillos políticos, la mayoría de los analistas coinciden en señalar que el escaño que ha dejado vacante el senador por Massachusetts sólo podrá ser ocupado por otro Kennedy. En las quinielas, el nombre de Joseph P. Kennedy (orador en los funerales de su tío Ted y ex congresista por Massachusetts) ya ha conseguido colocarse a la cabeza del ánimo político y popular para garantizar así la continuidad de un clan que ha dominado la política de Massachusetts durante más de medio siglo.