GM enfrenta su destino; anunciarían su bancarrota.

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Con la aceptación de más de 50% de los acreedores de la firma y el aval del sindicato de General Motors, el gigante automotriz estadounidense se prepara para solicitar la protección por bancarrota hoy ante un tribunal de quiebras en Nueva York.

El acuerdo debe facilitar la reorganización del fabricante de automóviles después que se acoja al capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos.

La mayoría de los acreedores no impugnaron una rápida reorganización de la armadora, la cual tiene el respaldo del Departamento del Tesoro de Estados Unidos para canjear deuda por una participación de hasta 25% en acciones en la nueva compañía, según fuentes cercanas a la votación de los acreedores, que cita el diario The New York Times en su edición online.

De esta forma se facilita el proceso para que General Motors se pueda acoger a un proceso judicial y reestructurarse financieramente en el corto plazo. Este 1 de junio se cumple el plazo otorgado por el gobierno de Estados Unidos para que la empresa presentara su plan de reestructura.

Algunos medios estadounidenses sostienen que hoy el presidente Barack Obama citará a rueda de prensa para informar de la situación financiera de GM, tal como lo hizo el 30 de abril pasado, cuando anunció la quiebra de la automotriz Chrysler.

Del mismo modo, Fritz Henderson presidente de General Motors, tiene previsto en Nueva York una conferencia con los medios para dar su pronunciamiento.

Henderson comparecerá ante la prensa después de que el sábado venciera el plazo con que contaban los acreedores de GM para decidir si canjeaban o no sus acciones de deuda, que suman un importe global de 27 mil millones de dólares, por una participación de hasta 25% en el capital del grupo automotriz, a cambio de respaldar los planes del gobierno estadounidense.

Bajo el escenario de esta última propuesta de General Motors, el Departamento del Tesoro estaría dispuesto a constituir una nueva compañía que asumiría la mayor parte de los activos del actual grupo y en la que también participarían sus acreedores y trabajadores.

A cambio de 50 mil millones de dólares en ayuda de los contribuyentes de Estados Unidos, el gobierno tomaría una participación de 72.5% en GM, mientras que 17.5% entraría a un fondo de los trabajadores, y los acreedores tendrían el 10% restante, con garantía de otro 15% adicional.

De declararse hoy oficialmente la bancarrota de General Motors, sería la cuarta quiebra más grande en la historia de Estados Unidos, después de la de WorldCom, Delta y de la también armadora estadounidense Chrysler, más recientemente.

A la fecha, GM lleva un recorte de personal de más de 28 mil personas en todo el mundo; también ha recibido entre diciembre y mayo de este año ayuda por más de 18 mil millones de dólares del gobierno estadounidense. El año pasado, GM reportó pérdidas por 23 mil millones de dólares, y de octubre a la fecha, sus ventas en Estados Unidos se han desplomado en más de 35%

Desde el 31 de marzo, el presidente estadounidense Barack Obama dio una última oportunidad a GM y Chrysler para reestructurarse y librar la quiebra. Chrysler, a la que sólo se le dio un mes para su reestructuración, presentó la bancarrota el 30 de abril.

En el caso de GM ha luchado para evitar la bancarrota desde noviembre, cuando los directivos de las llamadas “tres gigantes de Detroit” (GM, Ford y Chrysler) viajaron a Washington para pedir al Congreso créditos de emergencia para permanecer a flote.

Pero la propia experiencia de Chrysler en la bancarrota da a General Motors cierto grado de optimismo, ya que se prepara para el mismo proceso. La compañía podrá emerger dejando atrás la insolvencia siendo más pequeña, pero relativamente poco dañada y en una alianza con el fabricante de coches italiano Fiat.

No tendrá impacto en México

Analistas del sector automotor coincidieron en señalar que en suelo mexicano no se detendrá de forma definitiva la producción de automotores ni la venta de unidades por medio de la red de concesionarias. GM significó durante la presente década miles de millones de dólares en compras para las autopartistas mexicanas, con lo que es posible sostener 400 mil empleos.

En 2007, la automotriz estadounidense compró a empresas en México 11 mil millones de dólares en partes y componentes de todo tipo, es decir, más de la tercera parte del valor de producción de las empresas afiliadas al Instituto Nacional Autopartista (INA).