Avanza lentamente la canonización de Pío XII.

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El proceso de santificación del papa Pío XII, acusado de guardar silencio frente al Holocausto en el periodo de la Segunda Guerra Mundial, avanza lentamente y pudiera no concluir durante el pontificado de Benedicto XVI, quien hace apenas unos meses provocó una fuerte polémica al rehabilitar a un obispo que negó el exterminio judío.

Después de 42 años de haber sido iniciado el camino para elevarse a los altares y ser motivo de culto como santo, Pío XII, de nombre Eugenio Pacelli, es hoy todavía lo que se conoce como “Siervo de Dios”, estatus previo para llegar a la beatificación y posterior canonización.

Y es que el 8 de mayo de 2007, la Congregación vaticana para las Causas de los Santos votó por unanimidad “la heroicidad de las virtudes” del Papa Pacelli, donde se decretó que vivió una vida en profunda unión con Dios y fiel a las enseñanzas de la doctrina de la Iglesia.

Este era el último paso antes del verdadero y auténtico proceso de beatificación, a lo que seguiría un decreto papal combinado con la aprobación de un milagro por intercesión del Siervo de Dios.

Comisión especial

Sin embargo, hasta ahora Benedicto XVI no ha firmado tal decreto, y desde hace dos años ha encargado a una comisión de estudios que efectúe una investigación profunda, sobre la base también de los documentos presentes en los archivos vaticanos, pero todavía no accesibles al público, que pudieran aportar datos para su causa.

Apenas el 24 de abril pasado, L´Osservatore Romano, periódico oficial de El Vaticano, informó que el responsable de los jesuitas, padre Adolfo Nicolás, decidió autorizar a los investigadores de Pave the Way —una fundación norteamericana dedicada al diálogo interreligioso creada en 2002— a trabajar con esos archivos.

Los documentos conservados por el jesuita norteamericano Robert Graham, muerto en 1997, incluyen “más de 25 mil páginas de testimonios y documentos” que “podrían revelar cómo ayudó Pío XII a los judíos europeos a escapar de la Shoah (Holocausto)”, según el diario.

Robert Graham fue uno de los mayores defensores de Pío XII. Pablo VI le encargó trabajar con los servicios secretos vaticanos para el periodo 1939-1945. El trabajo llevó a la publicación, de 1965 a 1982, de los 12 volúmenes de las actas y documentos del Vaticano relativos a la Segunda Guerra Mundial.

Por ello, el papel de Pío XII durante la Segunda Guerra Mundial es objeto de polémicas. Historiadores, y en especial la comunidad judía, han criticado el silencio y la pasividad del Papa ante el genocidio. Para la iglesia Católica éste es uno de los principales motivos por los que el proceso de beatificación no avanza como se quisiera.

Cuando el expediente estaba casi cerrado, el papa Benedicto XVI creó en diciembre de 2007 una comisión especial para estudiarlo antes de poder tomar su decisión.

Voces críticas encontradas

La fundación Pave the Way ha recabado información tendiente a probar que Pío XII intervino en público y en secreto con el fin de salvar a judíos e incitar a las instituciones católicas de diferentes países a ayudarlos.

El 2008, año del cincuenta aniversario luctuoso de Eugenio Pacelli, fue crucial para impulsar una vez más su beatificación. El papa Benedicto XVI al celebrar en San Pedro la misa en medio del aniversario de la muerte de Pío XII, invitó a todos a rezar “para que continúe felizmente la causa de su beatificación”.

Pero las voces críticas no sólo provienen de rabinos, sino del interior de la propia iglesia Católica. El 18 de septiembre de ese 2008, mismo día en el que Benedicto XVI defendió las virtudes heroicas de Pío XII al hablar a un grupo de judíos de la Fundación Pave the Way, La Civiltà Cattolica, revista jesuita, publicó un artículo de su historiador, el padre Giovanni Sale, muy crítico de las cautelas diplomáticas con las que Pacelli, como secretario de Estado, reaccionó frente a las leyes raciales antijudías promulgadas en Italia en 1938.

Los que defienden la causa de Pío XII dicen que a los testimonios, incluso desde el mundo judío, que reconocen su labor en el periodo de la Segunda Guerra Mundial, se les ha perdido ahora toda huella.

Recuerdan el libro del vaticanista Andrea Tornielli (Pío XII, el Papa de los judíos), que recupera declaraciones hechas en 1944 por el gran rabino de Jerusalén, Isaac Herzog, en las que llamaba al pueblo de Israel a no olvidar jamás lo que Pío XII y sus ilustres delegados, inspirados por los principios eternos de la religión, estaban haciendo “en la hora más trágica de nuestra historia“.

Mientras tanto, Peter Gumpel, religioso historiador jesuita y relator de la causa de la beatificación de Pío XII, se apresura a reunir cualquier documento que avale la actuación positiva de Eugenio Pacelli acerca de su actuación frente al antisemitismo durante su pontificado.

Apenas el 6 de marzo pasado reveló que ha obtenido un apunte en el memorial de un monasterio romano, de los esfuerzos del Pontífice contra la persecución nazi, que da cuenta de una orden directa del Santo Padre para que se acoja en el recinto a los judíos perseguidos.

La decisión la tiene Benedicto XVI, a quien de acuerdo con el especialista Bernardo Barranco, no le conviene acelerar este proceso, más aún cuando el 11 de mayo pasado Ratzinger realizó un visita oficial a Tierra Santa, para distender las relaciones con los judíos.

Esto luego de que el 22 de enero pasado, el Papa levantara la excomunión del prelado Richard Williamson, uno de los cuatro obispos “lefebvrianos” que negó la existencia de las cámaras de gas y dijo que sólo 300 mil judíos y no seis millones, murieron en los campos de concentración nazis.

Comentario:

No debería de ser canonizado.