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La cosecha de maíz blanco se convirtió para los agricultores de Sinaloa en una paradoja. Pese a que producen casi 5 millones de toneladas al año, útiles para cubrir 85% de las necesidades nacionales en la elaboración de tortillas, padecen un mercado deficitario en granos y un tope de compra de los industriales harineros, para no generar gastos en inventarios y bodegas.
Alonso Campos Encinas, presidente del Comité Estatal de Maíz, expuso que los productores que no tuvieron coberturas para contratos a futuro, resienten pérdidas económicas por más de 400 millones de pesos.
Este año, los contratos de ventas a futuro pactados para la comercialización son de 3.8 millones de toneladas sobre la base de 145 dólares. Del millón 200 mil toneladas restantes, se gestiona con la Federación un programa de exportaciones o que los porcicultores e industriales lo adquieran.
En este momento, añadió Campos, hay incertidumbre sobre el destino de los excedentes del grano, máxime que los campesinos no disponen de recursos para almacenarlo.
Como solución al problema, Campos Encinas dijo que a raíz de la especulación que se dio con el precio de la tortilla por una supuesta escasez de maíz, se planteó que el gobierno federal integre una reserva alimentaria y financie su almacenamiento.
Señaló que si los productores aportan 85% de las necesidades para elaborar el principal alimento de la población, es inadmisible que se desgasten en gestiones para colocar sus cosechas. A finales de los ochenta, en la entidad se cosechaban en promedio 250 mil toneladas de maíz, pero con la incorporación de técnicas de mínima labranza y el uso de semillas híbridas, su cultivo se volvió extensivo en apenas dos décadas.
En el presente ciclo agrícola se tienen siembras de este grano en 480 mil hectáreas, enclavadas en los distritos de riego, con un pronóstico de rendimiento promedio de hasta 10 toneladas por hectárea.
Para biocombustible y exportación
A inicios de 2008, productores de maíz de Navolato suscribieron un convenio de venta de 300 mil toneladas de maíz, para ser usadas como materia prima en la primera planta de etanol, construida en esa zona, para generar 33 millones de galones de biocombustible.
Sin embargo, el contrato no se pudo cumplir, ya que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación no extendió el permiso para que dicha industria empiece a trabajar.
Jorge Kondo López, secretario estatal de Desarrollo Agropecuario, asegura que existen otras soluciones para la colocación del excedente del grano, como es la exportación de 500 mil toneladas. Se proyecta con las autoridades un estímulo de cero impuestos a la exportación, así como la gestión con el sector pecuario y las propias industrias harineras para colocar el resto del producto.
Las condiciones de los mercados internacionales en relación a los precios de los granos son cambiantes, de ahí que el año pasado los agricultores que no suscribieron contratos de ventas a futuro les fue mejor en cuanto al precio alcanzado, por el incremento que tuvo la tonelada del maíz en dólares.
Pese a que este año el precio internacional fue más atractivo para los agricultores, por el deslizamiento del peso ante el dólar, se quejan de que la semilla, fertilizantes, servicios de fumigación, trilla y acopio se encarecieron más de 30%.
José Luis Vázquez Borbolla, ex líder estatal de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos (CNC), indicó que si la autoridad federal desea sujetar el precio del alimento y evitar futuras especulaciones, debe diseñar una reserva estratégica de maíz, que garantice a los productores de maíz blanco la adquisición total de su cosecha.
Comentario:
No sería mala idea utilizar los excedentes para alimentar a los pobladores de las zonas más pobres del país. El gobierno podría realizar las compras y distribuirlo.
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