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Las fuertes críticas de la ONU y del Vaticano a la nueva política de inmigración emprendida por el Gobierno italiano no van a conseguir cambiar la decisión de devolver a su punto de origen a los inmigrantes interceptados en aguas internacionales. Berlusconi se ha mostrado rotundo y ha dicho que no quiere una "Italia multiétnica". "No vamos a abrir la puerta a todos como ha hecho la izquierda, que tiene la idea de una sociedad multiétnica. Nosotros no, sólo queremos acoger a quienes reúnen las condiciones para obtener asilo político", ha dicho.
Según la agencia de la ONU para los refugiados, el 75% de los inmigrantes que llegan a Italia piden derecho de asilo y el 50% de ellos lo obtiene. Las ONG denuncian la imposibilidad de establecer quiénes tienen ese derecho cuando se hayan en alta mar.
Italia ha rechazado a más de 500 inmigrantes que viajaban a bordo de seis embarcaciones hacia las costas europeas en los últimos cinco días, según informó ayer el Ministerio del Interior. Los obispos italianos atacan la mano dura del Gobierno y desmienten la idea de Berlusconi. "Italia es ya multiétnica y el Gobierno debería darse cuenta", ha dicho Marianno Crociata, secretario general de la Conferencia Episcopal.
A quienes más han gustado las últimas declaraciones de Berlusconi es a sus socios de la Liga del Norte. Umberto Bossi, el secretario general, se felicita de que la línea del Gobierno "sea la de la Liga" y de los resultados que está consiguiendo el "proselitismo de su partido". El ministro del Interior, Roberto Maroni, también liguista, se muestra gratamente sorprendido y propone irónico "darle enseguida el carnet del partido".
Desde la oposición, sin embargo, arrecian las protestas. Para el líder del Partido Demócrata, Dario Franceschini, las palabras de Berlusconi intentan distraer "para cubrir su fracaso en política de inmigración y sus embarazosos asuntos personales, por no hablar de la crisis o de la distancia entre las promesas que ha hecho en los Abruzzo y lo que realmente está ocurriendo".
Dura fue también la reacción de la diputada del PD Giovanna Melandri, quien defiende una Italia "multiétnica, pluralista, libre; un país en el que no cuente el color de la piel, la raza o la religión sino la honestidad y la sinceridad de corazón". Otra diputada del PD, Federica Morgherini, recuerda que el mundo es multiétnico, "al igual que ciudades como Nueva York, Londres o París, el propio presidente de Estados Unidos y el Milan, equipo de fútbol, propiedad de Berlusconi".
"Las deportaciones y las patrullas urbanas devuelven a Italia al tiempo del neofascismo", ha dicho Leoluca Orlando, de Italia de los Valores. Para Refundación Comunista, las palabras de Berlusconi son "manifiestamente xenófobas y discriminatorias".
Comentario:
La posición de Berlusconi parece ser clara, pero en el fondo trae contradicciones. Al aceptar y dar asilo político a los que pasen la prueba, hace que la sociedad tienda a ser de todos modos multiétnica. El mundo es cada día más multiétnico y es un fenómeno que no se puede detener.
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