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jueves, 19 de febrero de 2009

Los ilustradores, sin derecho a regalías.

Noticia:


La Ley Federal del Derecho de Autor no considera a la ilustración como creación intelectual, tampoco existen sociedades de gestión colectiva para los ilustradores porque no todos los artistas cobran regalías por los libros que ilustran.

En México es común que las editoriales, en lugar de un porcentaje por regalías, ofrezcan a los ilustradores un pago único, con lo que les niegan el derecho patrimonial.

Si su libro se convierte en un éxito o si la Secretaría de Educación Pública lo elige para los programas de Bibliotecas Escolares o Bibliotecas de Aula, los ilustradores no tienen derecho a reclamar parte de las ganancias que la editorial obtiene, pues firmaron un contrato donde cedieron los derechos patrimoniales que es casi siempre por cinco años.

Las cuestiones económicas y la falta de espacios para publicar lleva a muchos ilustradores a aceptar el pago único porque “es una cantidad más atractiva” que el adelanto por regalías. Muchos ni siquiera tienen otra opción, el pago único es el ofrecimiento de las editoriales: “Yo te encargo ilustrar este libro, te pago por las ilustraciones y portada, pero no te doy regalías”, alegan.

La ilustración no aparece entre las creaciones intelectuales que enlista el artículo 13 de la Ley Federal del Derecho de Autor, debe ceñirse a la leyenda que dice: “Las demás obras que por analogía puedan considerarse obras literarias o artísticas se incluirán en la rama que les sea más afín a su naturaleza”. Sólo pueden incoporarse a la caricatura e historieta o al diseño gráfico.

“Ni esa ley que está basada en el Convenio de Berna, Suiza, es de carácter internacional; pero ni los estatutos de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) contemplan a la ilustración como una creación.

Juan Pablo Hernández ha ilustrado varios libros y asegura que aunque los ilustradores en México gozan del derecho de autor están “increíblemente desprotegidos”, pues no existe una asociación que sea lo que la Sociedad General de Escritores de México (Sogem) es para los escritores.

Esto sumado al hecho de que hay pocas editoriales que dan regalías a los ilustradores, que “casi siempre son de 2% y muchas veces sacado del 10% que originalmente iba destinado por entero al escritor. En la mayoría de los casos manejan pago único”.

Cecilia Varela, ilustradora, dice que el porcentaje de regalías depende de cada editorial. “En general, los escritores perciben 5% y los ilustradores 3% ó 4%, con excepción del libro álbum donde el ilustrador es autor”.

Juan Pablo Hernández afirma que existen páginas en internet que parecen fantásticas, como ilustraciónmexico.com, que ofrece vínculos con artículos de la Ley Federal del Derecho de Autor, y además da pautas para saber cuánto deben cobrar por ilustración, pero “lo cierto es que a la hora de negociar con las editoriales los tabuladores nunca se respetan y pagan muy por debajo”.

Otra ilustradora, María del Mar Hernández, dice que las empresas editoriales argumentan que no pagan más porque eso haría los libros más costosos.

“En general en México las editoriales son bastante negreras, no se valora el trabajo del ilustrador como el de los autores, sólo lo hace cuando quieren sacar un libro bonito, de lo contrario prefieren ilustradores baratos; eso es muy común”.

Juan Pablo afirma que “si el ilustrador se niega a hacer el trabajo por la tarifa que ofrecen las editoriales, es fácilmente sustituido. En México hay mucha gente, por lo general joven, dispuesta a hacer el trabajo por muy poco. Una vez que se ha establecido un sistema así, es muy difícil de romper”.

Alejandro Magallanes, reconocido ilustrador, diseñador gráfico y autor de varios libros, no ha padecido los pagos únicos, siempre firma contratos para regalías. “A veces lo que recibo cada seis meses o cada año por mis primeros libros, es una cantidad muy simbólica pero lo prefiero, porque yo mantengo mis derechos patrimoniales y si ese libro entra a las Bibliotecas de Aula o Escolares o se vende bien, pues a mí me conviene más que un pago único”.

Magallanes sabe de varios ilustradores a quienes dan un pago único y que hay editoriales que lo ofrecen, pero acepta que en México a los ilustradores todavía les toca luchar por sus derechos y ser reconocidos como autores. Él tiene la ventaja de llegar a las editoriales con una obra completamente armada. Es autor del texto, lo ilustra y hace el diseño: “Cotizo por separado: autor, ilustrador y diseñador”.

Jorge Mendoza, fundador de El Ilustradero, un colectivo mexicano de ilustradores, asegura que es un gremio desprotegido porque no existe una sociedad de gestión colectiva, la ilustración no aparece en la Ley Federal del Derecho de Autor y las editoriales pocas veces ofrecen adelantos por regalías.

Dice que en general los editores les llaman con una propuesta, que en algunas ocasiones es negociable, pero no demasiado.

“En algunos casos se maneja un pago único, en general no muy justo, y en otros, se ofrece cierta cantidad como adelanto de regalías, así como un porcentaje de las mismas; la mayoría de los contratos especifican periodos de tiempo, pero hay algunos en los que se renuncia a los derechos sobre la ilustración”.

Juan Pablo Hernández dice que en las editoriales existen jerarquías y muchas veces el ilustrador es poco más que un empleado y no un autor. “Los editores nunca se atreverían a suprimir un capítulo de una novela o a agregar otro, la totalidad de la obra es respetada; en cambio la ilustración está condicionada por el diseño y cuando hay mala planeación o poco diálogo entre diseñadores e ilustradores, las sorpresas son alucinantes, las ilustraciones pueden ser mutiladas, encogidas o estiradas”.

Miriam Martínez, subgerente de obras para niños y jóvenes del Fondo de Cultura Económica, asegura que esa casa siempre ha considerado al ilustrador como un autor y son de las pocas editoriales que les pagan regalías en todos los casos; sin embargo, dice que “una gran parte del trabajo editorial para los ilustradores se centra en las editoriales que hacen libros de texto, donde hacen un trabajo más por volumen que de autoría; la ilustración sólo acompaña y a veces es meramente ornamental; eso obviamente tiene un pago distinto por las características de los libros y el tipo de distribución”.

Mónica Torres, subdirectora de Derecho de Autor del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC), asegura que en países como Colombia la cesión de derechos puede ser gratuita u onerosa, pero en otros partes, como en México —artículos 30 y 31 de la ley—, ninguna transmisión puede ser gratuita pues de acuerdo con la ley siempre debe ser onerosa. “Este es un derecho irrenunciable a favor del autor. Teniendo en cuenta lo anterior, el no pago de una remuneración es violatorio de la legislación de derecho de autor en ese país”.

Comentario:

Es verdaderamente una injusticia, porque se trata de verdaderos artistas.

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