Combate a la corrupción, ¿será?

El PAN propone un sistema radical e integral para combatir la corrupción. La iniciativa busca que México pueda enfrentar un problema que le cuesta anualmente alrededor de 1.5 billones de pesos, lo que equivale a 9% del Producto Interno Bruto (PIB), según datos del Banco Mundial citados por el dirigente panista, Ricardo Anaya, durante una rueda de prensa a la que también asistieron los líderes del PAN en ambas cámaras. El PRI recibe la iniciativa con agrado.

Pero el ciudadano común se pregunta: ¿Será? Y no es para menos, la realidad parece que se mueve en otro sentido. Por ejemplo, el crimen organizado penetra cada día con mayor fuerza en la política. De nada ha servido aumentar el presupuesto a los partidos políticos, que se hizo con el argumento de que al obtener buenos recursos los candidatos a puestos de elección popular, no coquetearían con los delincuentes. Esto no ha detenido a los narcotraficantes a controlar políticamente los municipios. 

En el pasado, la clave era financiera campañas y después cooptar autoridades. Ya paso de "moda". Ahora es cooptarlos una vez que toman sus cargos. Para evitar eso, resulta que surgió la idea de que el CISEN y la PGR investigue los antecedentes de los candidatos a puestos de elección. Las críticas ya surgieron con rapidez: los partidos políticos tratan de evitar lo que es de su responsabilidad. 

El tema no es sencillo y, por el contrario, si es preocupante. Se criticó mucho la política de combate al narcotráfico por parte del ex presidente Felipe Calderón, pero varios son los analistas que reconocen que sí se logró desfragmentar a la delincuencia y esta se diseminó, buscando como una alternativa penetrar a los municipios. 

En el programa de Leo Zuckermann, del canal 4, se han comentado estos puntos y se ha recalcado que el presidente Enrique Peña Nieto ha continuado con la política de combate al narco, mediante la continuidad de la guerra. Entonces, ¿la estrategia estuvo tan errónea? Creo que eso le corresponde a cada quien responder. Lo que si sucedió con Calderón y parece una continuidad con Peña Nieto es que se hace poco para prevenir y reducir la presencia de la delincuencia.

Falta una política de desarrollo social, establecer mayores y mejores lazos con las comunidades por parte de las autoridades que gobiernan y tal vez, como pasó en muchos lados de Estados Unidos, una tolerancia al consumo de ciertas sustancias. Hubo un punto en el que difiero a lo expresado en el programa de Zuckermann. No se le dio énfasis a continuar con la política de combate a los núcleos diseminados, argumentando que ellos penetran porque las localidades son débiles. Me parece increíble que se hablara de una debilidad municipal y no se mencionara la necesidad de fortalecerla. Desde mi punto de vista, no se debe permitir que exista un sólo rincón del país que muestre debilidad y ahí la función del Estado Mexicano es fundamental. Los tres niveles de gobierno (municipal, estatal y federal), deben de trabajar en conjunto para fortalecer al Estado en su conjunto.