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miércoles, 3 de junio de 2009

Renovación de las instituciones.

Noticia:


Corría marzo de 1995 y el presidente de la República era considerado el gran Tlatoani del sistema político, el señor de quien dependía la gravitación de las cosas, en la visión añeja del PRI. Y con todo, su bancada en la Cámara de Diputados, que podía reformar una ley con la mano en la cintura, le dijo “no” a Ernesto Zedillo.

La Secretaría de Hacienda trataba de aumentar la tasa del Impuesto al Valor Agregado (IVA) de 10% a 15%, como una de las condiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del gobierno de Estados Unidos, entre otras medidas, para prestar a México 50 mil millones de dólares, una tabla de salvación ante la severa crisis económica del momento.

El líder de la bancada del Partido Revolucionario Institucional, Humberto Roque Villanueva, recuerda: “El gobierno hubiera querido ponerle 15% de IVA también a medicinas y alimentos, y el PRI se opuso”.

Refiere que, al principio, el grupo parlamentario no quería el incremento en ninguna forma, pero informado por Zedillo de que se trataba de una condición para que el préstamo se liberara en Washington, aceptó apoyar, pero nada en alimentos y medicinas.

Pese a decirle no a Zedillo, “nunca hubo un grupo parlamentario más solidario con un gobierno de la República como el PRI de la 56 Legislatura”, sostiene Roque Villanueva.

A favor de subir el IVA votaron los priístas solos, con 296 votos. Alejandro Rojas Díaz Durán, quien hoy forma parte del gabinete del jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, fue el único voto tricolor en contra.

Ese, dice Roque Villanueva, fue el “gran ejercicio de solidaridad” con el presidente. Y el costo lo pagó el PRI en las siguientes elecciones.

La generación del cambio

En conjunto, la Cámara de Diputados, con la pluralidad de sus bancadas, generó reformas, afirma Roque, que le dieron viabilidad al país.

Fue la legislatura de la transformación de las instituciones, que tuvo lugar en el periodo que va de 1994 a 1997.

De ese tiempo, las bancadas del PAN y del PRD resaltan los méritos de sus diputados, en cambios a la Constitución y las leyes, que calibran de gran efecto en la marcha actual del país.

Unos recuerdan esa generación de legisladores por la fuerza con la que el PRI pasó el aumento al IVA; otros, por la reforma a la Suprema Corte de Justicia, que dio vida autónoma al Poder Judicial. También se destaca como el fruto principal de esa Cámara el nuevo juego legal que puso sobre rieles el proceso electoral, del que brotó la alternancia en el poder presidencial en 2000, que ganó el PAN, y la elección de jefe de Gobierno de Distrito Federal, que consiguió el PRD en 1997.

El surgimiento de “El Bronx”

Las pasiones políticas de diverso signo ideológico marcaban el pulso del Palacio Legislativo, a cuyas puertas, patios y salones llegaban los problemas de la sociedad. No había duda: el país, como el mundo, se encontraban en un proceso de cambio vertiginoso.

Y en esa caja de resonancia se consolidó una práctica ruidosa, bulliciosa, áspera, pícara de la vida parlamentaria, que ya se identificaba como “El Bronx”. Eran priístas, unos 80, de sensibilidad popular, con intereses diferentes a la cúpula, con los que el líder parlamentario operaba las sesiones.

“El Bronx” se convirtió en una pieza clave del juego entre debates, presentación de asuntos, en el curso que lleva una sesión y, sobre todo, en cuestiones complejas. Y se quedó ese sector.

En 2009 hay “El Bronx” perredista, y el panista tiene lo suyo.

Un IFE ciudadano

María Elena Álvarez de Vicencio (PAN), como integrante de esa Cámara de Diputados, destaca la reforma electoral con la que se alcanza una competencia en las urnas bajo reglas discutidas por los legisladores, cuando hubo otras que salieron de la Secretaría de Gobernación, como lo fue la de 1977, de Jesús Reyes Heroles.

En la 56 Legislatura “nos entregábamos al trabajo en serio, en tareas de secretarías de comisiones, como miembros en sus reuniones”, así como en la promoción de foros.

Juan Guerra Ochoa (PRD) reivindica el esfuerzo perredista en la consecución de resultados, como ocurrió en la discusión de la reforma electoral. Comenta que las fuerzas de la oposición quitaron al gobierno el control de los comicios, con la decisión de ciudadanizar el IFE. Además de que en esos años la vida en San Lázaro estuvo impregnada del conflicto en Chiapas.

El expediente Chiapas

En febrero de 1995, Ernesto Zedillo dio a conocer la identidad del subcomandante Marcos como Sebastián Guillén Vicente, y se activó una ley para buscar la paz entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno. Una comisión de legisladores fue coadyuvante y ello colocaba a la Cámara de Diputados en una nueva dimensión de su quehacer: Los legisladores iban al sitio de los conflictos.

Por primera vez, un panista, Antonio Lozano Gracia, salió de su bancada de oposición y se integró al gabinete presidencial priísta, como procurador general de la República.

Era un momento de la vida legislativa en el que el PAN, con 119 diputados que nunca había sumado, desplegaba el trabajo que dirigían sus cuadros ya maduros, recuerda Carmen Segura Rangel.

“Reformas constitucionales al Distrito Federal tuvieron 70% de propuestas de un proyecto de elaboración colectiva de diputados panistas”.

Adiós al antiguo régimen

Diputados de PRI, PAN, PRD y PT integraban comisiones investigadoras, como ocurrió para los casos Colosio, Posadas, Ruiz Massieu y Conasupo. El Poder Legislativo abarcaba el compendio de sus obligaciones.

Había reglas de gobierno interno del antiguo régimen, que fueron adecuadas al momento. Al líder priísta Roque Villanueva le tocó ser presidente de la Gran Comisión, una entidad de mando de los tiempos del PRI absoluto, y encabezar la Junta de Coordinación Política, el agrupamiento de los coordinadores de los grupos parlamentarios que toman decisión en conjunto y que distribuyen las posiciones de la institución.

En el Poder Ejecutivo también había cambios. Ernesto Zedillo clausuró el llamado “besamanos”, la tradición de que los legisladores (priístas), como el resto de los actores políticos, acudieran a felicitar al presidente después de su Informe al Congreso. En cambio, la oposición siguió con exigencias en el pleno, mientras el mandatario leía su texto político, que hasta el cierre de esa legislatura fue respondido por un legislador priísta.

En la bancada del Revolucionario Institucional tenía gran peso la diputación del sector obrero, cuyo líder legendario, Fidel Velázquez, era uno de los grandes personajes de la vida pública del país y que resumía la era del partido en el poder.

Decía que él ya no estaría vivo cuando el PRI fuera echado del poder, que sólo entendía posible con “los rifles”.

Don Fidel murió el 21 de junio de 1997, tres semanas antes de que el PRI perdiera las elecciones intermedias y, con ello, la mayoría priísta en la Cámara de Diputados fuera asunto del pasado.


Comentario:

Fidel Velázquez dijo: a balazos llegamos y a balazos nos sacan...y se equivocó rotundamente. Los balazos fueron, pero de votos en contra.

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