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Decenas de dolientes sucumbieron sobre féretros adornados con recuerdos de las víctimas, como juguetes y ropas de niños, mientras millares de personas participaron el viernes en una misa a la intemperie para decir adiós a unas 200 de las víctimas fatales del peor temblor en Italia en tres décadas.
En un mensaje especial enviado en una misa extraordinaria del Viernes Santo, el papa Benedicto XVI instó a los sobrevivientes del temblor a mantener viva la esperanza.
El temblor con una magnitud de 6,3 —que dejó 289 muertos y unos 30.000 damnificados— ocurrió al comenzar la Semana Santa, lo cual acentúa la sensación de sufrimiento en un país como Italia con profundas raíces católicas.
"Este es el momento de trabajar juntos", dijo el pontífice en el mensaje leído por su secretario, Georg Gaenswein. "Solamente la solidaridad nos permitirá superar estas pruebas dolorosas".
Los dolientes sollozaron mientras miraban los ataúdes que fueron colocados en fila. Algunos posaban las manos en los féretros, mientras otros miraban al vacío en medio de numerosas ofrendas florales.
El secretario de estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, encabezó la misa fúnebre de Viernes Santo por las 200 víctimas. Varios de los muertos ya fueron inhumados en ceremonias privadas. Otros dos cuerpos fueron localizados entre los escombros mientras las autoridades preparaban el funeral.
El primer ministro italiano Silvio Berlusconi y otros altos funcionarios asistieron entre las 10.000 personas presentes en la ceremonia fúnebre a las faldas de montañas con picos de nieve en la región de Abruzzo en el centro de Italia. El funeral fue realizado al aire libre porque ninguno de los templos de la zona tenía la estabilidad suficiente.
El viernes fue declarado día nacional de duelo y numerosos comercios del país cerraron durante el funeral.
AP
Comentario:
Un día que nunca se olvidará.
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