Nanomedicina contra tumores

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Dicen que “a grandes males, grandes remedios”, pero investigadores mexicanos han hecho lo contrario en experimentos que parecen ciencia-ficción: desactivar a un enemigo mayor como el cáncer con armas nanoscópicas.

Como en la novela Viaje fantástico, donde Isaac Asimov describe a un microsubmarino que viaja por el cuerpo de un paciente, expertos del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de la Secretaría de Salud impulsan una nueva terapia basada en biocatalizadores con muy pequeñas cantidades de platino.

Estas partículas —que miden entre 30 y 70 nanómetros, unidades equivalentes a la millonésima parte de un milímetro— penetran la membrana de las células cancerosas cerebrales y llegan hasta el núcleo, donde rompen la cadena del ADN).

De esa forma, el grupo de científicos del Laboratorio de Nanotecnología en Medicina, encabezado por la doctora Tessy María López Goerne, ha reducido una variedad muy grave de tumor canceroso de veloz proliferación (conocida como glioblastoma multiforme) hasta 96% en encéfalos animales (perros y ratas).

“Al aplicar sólo nanopartículas de titania (dióxido de titanio) —explica López Goerne— logramos una disminución de 43% del cáncer; pero luego, con nanopartículas formadas por 1% de platino y titania tuvimos 96% de reducción del tumor”.

Este resultado, que se consiguió tras unos 21 días de hacer la inoculación de partículas directamente al lóbulo temporal de los animales y sin afectar las células sanas alrededor —como sucede con la quimioterapia convencional— muestra, según la académica, que “no se trata de un tratamiento paliativo, sino curativo para tumores cancerígenos localizados”.

Por tal razón, López Goerne y sus colaboradores probarán dentro de algunos meses la acción de estas nanopartículas (cuyo tamaño es 500 veces menor al de la célula maligna contra la que se dirigen) primero con cerdos y luego con pacientes humanos, una vez que sean aprobados los protocolos de investigación correspondientes.

“Son como ‘pequeñas navecitas’ que van directamente al núcleo de la célula maligna y están formadas por los mismos grupos químicos de la membrana, de modo que ésta las reconoce como si fueran propias, lo cual evita el rechazo”, precisa la investigadora, en cuyo equipo participan biólogos, químicos, físicos, médicos e ingenieros químicos.

Más allá del cerebro

Otra línea de investigación del laboratorio es la liberación de fármacos desde un reservorio nanoestructurado hacia la zona dañada del encéfalo. Esta nueva terapia, una aportación mexicana única en el mundo, también puede usarse para tratar otros trastornos neurológicos como Parkinson y epilepsia e incluso tumores malignos en otras partes del organismo.

“Como estas partículas son biocatalizadores, atacan los enlaces químicos (carbono, nitrógeno, hidrógeno y oxígeno) del ADN sin importar la parte del cuerpo donde sean inyectadas. O sea que si el tumor estuviera en el hígado, el pulmón, el páncreas o donde fuera, serían igualmente efectivas”, precisa la fundadora del Laboratorio de Nanotecnología.

“Hemos empezado por el cerebro porque es muy delicado y ahí es más difícil controlar tumores, ya que un movimiento mal hecho (durante la cirugía) puede dejar sin habla o sin movimiento a la persona. Pero por ejemplo en el hígado, con una laparoscopia podrían colocarse muy fácilmente las nanopartículas”. añade.

Los expertos del Laboratorio de Nanotecnología también han evaluado en forma directa la acción de las nanopartículas curativas sobre ADN aislado y hallaron que tardan unos 15 minutos en romper los mencionados enlaces químicos, lo cual corrobora que se trata de una terapia muy rápida y eficaz.

Asimismo, han encontrado, mediante estudios histopatológicos practicados en restos del tumor tras inyectar los biocatalizadores, que las células malignas quedan completamente destruidas e incapaces de seguir su reproducción descontrolada, característica del cáncer.

En vista de estos resultados, dentro de varios meses aplicarán esta nueva herramienta llamada nanomedicina catalítica (que ya tienen protegida con una patente internacional) a pacientes con cáncer que no se encuentran en fase terminal, es decir, ya no sólo con fines terapéuticos, sino preventivos, para evitar que se desarrollen y propaguen tumores malignos.

“Mi idea es que México desarrolle tecnología para venderle al mundo y hacer fármacos accesibles a toda la sociedad, pues me parece totalmente injusto que la gente muera por falta de dinero”, confía López Goerne, cuyos padres fallecieron a causa precisamente del cáncer.

La meta, dice, es llegar a producir tratamientos anticancerosos a la medida de la necesidad de cada paciente (según el tamaño, tipo de tumor y su distribución) que tengan un costo accesible.

Comentario:

Un aplauso a estos investigadores.