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miércoles, 14 de enero de 2009

El libro que hoy calló. Carlos Salinas de Gortari.

Noticia:


El pasado 1 de enero, en estas páginas, el señor Manuel Bartlett comentó el reciente libro de Martha Anaya, 1988: El año que calló el sistema. En ese texto se hacen algunas afirmaciones desconcertantes.
A partir de la supuesta versión de una reunión entre quien esto escribe y miembros del PAN en agosto de 1988, Bartlett asegura que se selló un pacto por el cual, una vez en la Presidencia, yo implementaría “el programa de la derecha panista con miras a rectificar —afirma— las leyes de Reforma” y acabar “con principios esenciales de la Revolución”.

Tal vez se refiere a la reforma que aprobaron todos los partidos políticos, la del articulo 130 constitucional, que supuso el reconocimiento legal de todas las iglesias ante el Estado mexicano y la reanudación de relaciones diplomáticas con el Vaticano. Además, mantuvo la educación pública laica, gratuita y obligatoria.

En cuanto a “acabar con principios de la Revolución”, ¿quién puede sostener que los principios de la Revolución se oponen a hacer reformas electorales, a modernizar el campo o a tener una banca mixta en lugar de estatizada?

Más aún, ¿desde cuándo es “de derecha” reconocer los triunfos de la oposición, como sugiere el señor Bartlett? En cambio, en materia de lealtad partidista, cabría aquí recordar el llamamiento que hizo el señor Bartlett el 27 de mayo de 2006 para votar por un candidato presidencial contrario a su partido, el PRI, en el cual todavía milita y que lo hizo su secretario general, gobernador de Puebla y legislador federal.

Más interesante resulta el reconocimiento que el señor Bartlett hace en la entrevista que se reproduce en el citado libro de Martha Anaya. Porque allí destaca que cuando el sistema cibernético supuestamente “se cayó” sólo estaba contabilizado 0.5% de las casillas, unas 200 o 300. O su encuentro en aquellas jornadas con los candidatos presidenciales del PAN, el FDN y PRT. “Nunca hablaron de la información, ni del sistema, ni de la caída, nunca fue tema”, recuerda Bartlett.

El libro de Martha Anaya ofrece un título sugerente. Pero adolece de serias deficiencias. ¿Por qué callar la información disponible sobre aquellas elecciones? ¿Por qué el libro y el comentario de Bartlett callan que las 55 mil actas electorales, correspondientes a todas las casillas instaladas en el país, se encuentran en el Archivo General de la Nación? La de 1988 es la primera elección totalmente documentada que existe en el archivo y confirma que los datos de esa elección están completos. Ahí se pueden verificar, casilla por casilla, los votos que recibió cada candidato; se constata que el PRI tuvo representantes en 71% de las casillas, y que los partidos de oposición tuvieron representantes en 72% de ellas.

¿Y qué hay de las encuestas? Éstas ya anunciaban el triunfo del candidato del PRI con resultados muy similares a los que se verificaron el 6 de julio. Tomemos la encuesta de La Jornada de la segunda semana de junio, similar a la de Gallup-Eco: arrojaba 50% para el PRI, 27.6% para el FDN y 18.3% para el PAN. El resultado del día de los comicios resultó similar. Ello, como bien apunta Bartlett, en el marco de las elecciones más vigiladas de la historia hasta ese momento.

Una de las deficiencias más serias del libro es publicar como ciertas versiones que no lo son. En particular el contenido de la reunión entre el presidente electo Salinas y el candidato Clouthier: durante esa reunión se habló a fondo de la necesidad de dar certidumbre al sistema electoral (lo que se logró con la creación del IFE dos años después y su control por ciudadanos a partir de 1994). No surgieron como temas la banca ni el campo ni la relación con las iglesias. Esas reformas obedecieron a hechos posteriores, como la caída del Muro de Berlín en 1989 y la mayoría constitucional del PRI en la elección de 1991. Quien le haya contado a la señora Anaya una reunión con ese contenido le mintió, o la autora lo inventó. En cualquiera de los dos casos, se trata de un relato falso que pone en entredicho la calidad de la obra referida.

Otro problema muy serio del libro de la señora Anaya es que calla la mitad de la historia y calla la conclusión obligada de los principales testimonios que la autora presenta: que, en cualquier escenario, incluso tomando sólo 72% de las casillas en que había representantes de oposición, resultó clara la victoria del candidato presidencial del PRI, como lo prueban las actas en el Archivo General de la Nación (y que ella no consultó). En efecto, una reconstrucción de los dichos y hechos de los actores, como propone la autora, evidencia que los otros candidatos terminan reconociendo que los votos no les dieron la victoria.


Ex presidente de México

Comentario:

Se trata de una elección que aún tiene la sospecha del fraude en millones de mexicanos. Los comentarios del ex presidente poco ayudan a esclarecer el asunto. Se necesitaría un ejército de analistas y "contadores" para meterse a las actas que están en el Archivo General de la Nación. Sólo la estructura de un IFE podría revisar tal documentación. Al igual que Manuel Bartlett Díaz, los comentarios de Salinas en lugar de aclarar las cosas, las dejan peor.

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