Todo vale para Hugo Chávez.

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Todo vale para Hugo Chávez. Desde las amenazas verbales hasta el uso del noticiero central de Venezolana de Televisión (VTV, la emisora estatal), que difunde el entrenamiento de “las fuerzas especiales” de la Guardia Nacional, que tiene por enemigos “a todos los que atentan contra la soberanía y contra el orden democrático”.

Frases como esa aparecen en boca de sus miembros de frente a la cámara. Mientras el periodista practica con armas de fuego o con explosivos con granadas fragmentarias, al grito de “un segundo de decisión por una eternidad de gloria”, los venezolanos asisten al “círculo de la muerte” para comprobar de lo que son capaces los efectivos de ser necesario.

Esto en vísperas de unas elecciones cruciales, tanto para el gobierno como para la oposición, que se enmarcan dentro de la retahíla de amenazas y de advertencias que en los últimos días lanzó el presidente Hugo Chávez.

El domingo, cuando casi 17 millones de venezolanos estén habilitados a concurrir a las urnas para elegir 22 gobernadores, 328 alcaldes y 233 responsables de concejos regionales, Chávez se juega su hegemonía, pone a prueba su vulnerabilidad tras el cierre de RCTV y el fracaso en el referéndum consultivo del año pasado, dos momentos en los que su popularidad resultó herida.

Las encuestas de último momento ratifican que su figura no pasa por un buen momento. La caída de los precios del petróleo y el crecimiento del déficit fiscal auguran problemas en el futuro inmediato.

De ahí tal vez la premura por recorrer el país en campaña, sin distinguir mítines de actos protocolares de la Presidencia. De esos datos de la realidad se desprenden los ataques a Manuel Rosales, gobernador del Zulia, y al de Sucre, el ex chavista Ramón Martínez. Para uno la acusación de “ladrón y corrupto”, para el ex aliado “traidor miserable”, y otros epítetos que asustan hasta los propios aliados del jefe de Estado.

En Zulia y en Sucre (principalmente en el popular distrito de Petare en las afueras de Caracas), como en Carabobo y en Miranda, donde el opositor Henrique Carriles desafió ayer el llamado a sus seguidores del presidente, quien los convocó el domingo a la noche “a salir a las calles para que la oposición no provoque un fraude e intente no reconocer los resultados”.

“Sólo vamos a reconocer los resultados si son transparentes”, dijo el candidato a la gobernación de Miranda, quien se enfrenta al poderoso ex vicepresidente Diosdado Cabello, “con posibilidades de triunfar”, según el responsable de Datanalisis, Luis Vicente León.

León resalta que el presidente no habla de los problemas de inseguridad ni la carencia de servicios “porque la evaluación de la gestión gubernamental en esos temas es muy mala. Él se siente más cómodo con el tema de los intentos de golpe de Estado o la revolución”.

Chávez está consciente de que el domingo no será fácil, por eso en el acto de campaña del martes hizo lo que más y mejor vino haciendo en los últimos días: amenazar a sus aliados. “El que traicione a Chávez se muere políticamente. No es a mí a quien traiciona, es al pueblo. Necesito un equipo verdaderamente integrado y sólido de gobernadores, alcaldes y concejos legislativos regionales. Un equipo, un solo gobierno”. Algo que parece muy difícil de conseguir el domingo, aún con la participación de las “fuerzas especiales”.


Comentario:

Si pierde, ¿de que será capaz este hombre?