Difícil el diálogo en Bolivia.

Noticia:

El diálogo en Bolivia, al que tanto el gobierno como los prefectos autonomistas dicen buscar, parece estancado por la radicalización de distintas posturas y porque nadie parece querer dar un paso hacia adelante.

Ayer, Manfred Reyes Villa, el revocado prefecto de Cochabamba terminó por renunciar a su cargo, después de amenazar con una batalla legal.

Esto implicó una baja en la presión de enfrentamientos y violencia en ese departamento de mayoritario apoyo al presidente Evo Morales. El vicepresidente Álvaro García Linera, aseguró en Santa Cruz, que el gobierno está dispuesto al diálogo y a abrir la autopista de manera inmediata, aunque aclaró que siempre que se respete la autonomía indígena a la par del resto de las autonomías.

Esto ha sido rechazado desde la prefectura cruceña, por el secretario de Autonomías, Carlos Dadboud, por considerar la propuesta inviable. Aquí, nosotros siempre quisimos el diálogo, pero no tenemos confianza en el gobierno porque nunca ha cumplido.

Tanto Dabdoub, como el prefecto Rubén Costas, aseguraron que para volver a una mesa de negociaciones con la administración de Morales, es necesario que se dé marcha atrás con la medida que suspendió en los departamentos los fondos del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH). El gobierno se niega a dar marcha atrás en ese aspecto, argumentando que con ello financia los subsidios a los ciudadanos de la tercera edad que carecían de pensión.

La fuente oficial señala que no han decidido nada al respecto aún y que no está en los planes del Ejecutivo adoptar una medida en ese sentido. El gobierno resalta su interés “en abrir un diálogo sincero y acusó a los prefectos de haber roto el diálogo”.

Aseguró que todos quieren el diálogo, ya sea por convicción de que la situación de para más o por la creciente presión internacional.

Ayer, la OEA y el Mercosur propusieron “acompañar el diálogo”.

Comentario:

Considero que sería muy importante la participación de una organismo internacional como mediador, porque se habla de diálogo sincero y al mismo tiempo se acusa a una de las partes de haber roto dicho diálogo. Esto es muy contradictorio, porque hay que ver para adelante y no lanzar recriminaciones.