“Genios” del CCH en robótica triunfan sin apoyo.

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Cuando Anabel Berumen imagina cómo bailará el robot de tamaño natural que planea armar para competir en Singapur en 2010, sus ojos brillan de emoción.

Construir robots es su pasión y la de Adrián Sánchez y Alexei Tenorio. La vocación de darles “vida” y dotarlos de “inteligencia” logró que estos adolescentes obtuvieran en Austria el tercer lugar en el concurso internacional de robótica Robocup, en julio de 2009.

Sin embargo, no tienen el apoyo total de su escuela, el CCH Azcapotzalco.

Un año antes, en China, merecieron un reconocimiento por la creatividad de su proyecto: una recreación con robots de la leyenda azteca , mezclada con un baile que ellos ejecutaron.

Ellos han logrado poner el nombre de la UNAM y de México en alto en competencias mundiales y no obstante, su escuela no les ha asignado un salón adecuado para su trabajo, ni un sitio seguro para guardar sus materiales. No reciben el apoyo económico que en otros planteles se da por ser parte del proyecto que compite a nivel internacional.

La profesora Leticia Cerda, encargada del club de robótica en Azcapotzalco, reclama el desdén de la dirección del plantel: “He pedido una sede y me han dicho que lo resuelva como pueda”. Incluso le sugirieron que se los llevara a su casa.

“Veo con tristeza que a pesar de traerle un trofeo y de que no es el primer año que concursamos, no ha habido el suficiente apoyo” del director Andrés Hernández López, comenta.

Aunque se buscó al maestro Hernández para conocer su opinión sobre el logro de los alumnos, la secretaria fue quien transmitió el mensaje: él “no tenía nada más que abundar”.

Leticia Cerda no se desanima y afirma que buscará “donde sea” el apoyo para sus pupilos, futuros ingenieros mecatrónicos, indican. Calcula necesitar 200 mil pesos para cubrir gastos de construcción, programación y transporte de los robots con los que participarán sus pupilos en Singapur, el próximo año.