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miércoles, 1 de abril de 2009

Se perdió entre disputas familiares.


Noticia:


El infierno de Ilse Michel Curiel Martínez inició antes de nacer. Hoy, a sus 10 años de edad, ha vivido en medio de la violencia familiar, de disputas legales, en casas de cuna y de visitas de peritos, sicólogos, abogados y jueces... y de repente... se esfumó.

Ilse Michel es una niña delgada de cabello ensortijado y rubio, con ojos lindos y sonrisa de ángel… pero odia las papas y le encanta el pescado… la última vez que su familia la vio fue a través de un cristal y luego… desapareció. Esta es la historia de Ilse Michel y las Casitas del Sur.

Todo comenzó en 1997. Mayra Martínez e Iván Curiel se conocieron en el Bachilleres Uno y se hicieron novios. Caminaban de la mano, por el rumbo del metro Colegio Militar… iban a fiestas y tenían amigos... un día se fueron a vivir juntos… ella se embarazó y entonces se casaron.

El cariño de esta joven pareja se transformó. Cuando Mayra tenía dos meses de embarazo comenzaron los problemas. Fue descubierta una infidelidad de Iván. El resto de la gestación se desarrolló entre insultos, agresiones y desconfianzas. “Era una relación de arrebato”, resume la familia Martínez.

El 10 de agosto de 1998 nació Ilse Michel. Era rubia, chiquita y no tenía cabello. A los 10 días la familia se fue a vivir a Azcapotcalco, a la casa del abuelo paterno, Sergio Curiel, quien se acababa de separar de su esposa.

Ahí los problemas se agudizaron conforme crecía la pequeña, hasta que el 11 de abril de 2001 los papás Iván y Mayra se separaron. “Siempre que discutían alguien se llevaba a la niña”, cuenta la abuela Ardelia Martínez.

Comenzó una enérgica disputa entre una mujer que sólo atendía el hogar y vendía artículos domésticos para sobrevivir y un hombre que no tenía ningún empleo formal y que estacionaba autos en un restaurante.

“Es mentira que yo no quisiera a mi hija. Iván se la llevó el 2 de noviembre de 2001... ese día me echó el coche encima... casi me atropella... la niña lloraba... me dijo que nunca la volvería a ver… y suplicaba... luego acordamos que si él iba a ser coherente con su vida que la niña viviera con él”, recuerda Mayra en entrevista con EL UNIVERSAL.

Pero Mayra ni Ardelia recuerdan cuál era el juguete favorito de Ilse Michel o su comida favorita. “Prefería la ropa, la computadora y los videojuegos”, dice la madre; “le gustaban las películas de Disney”, contrasta la abuela Ardelia.

“No había dinero, siempre tenían problemas económicos… andaban viviendo de casa en casa, siempre con familiares... pero este era un problema de pareja y vea a dónde llevó a la familia”, resume la abuela Ardelia.

Así pues, los padres acordaron que la niña, en ese entonces de tres años, pasaría una temporada con Iván y otra con Mayra. Pero Iván, el padre, inició una nueva relación con una mujer de nombre Cristina y dejó a su hija bajo la custodia del abuelo Sergio y de su hermano Ulises... llegó 2005.

Un día Mayra trató de ver a Ilse Michel pero Iván no lo permitió... se la había llevado de la casa del abuelo paterno. Tras varios intentos Mayra inició un juicio para obtener la guarda y custodia de la pequeña.

La respuesta del padre ante el Juez 17, dice la familia Martínez, fue una acusación de violencia intrafamiliar contra la madre y de violación contra el abuelo y su hermano... el infierno en el que vivía Ilse Michel escaló.

Entonces su vida se transformó y comenzó a convivir de manera cotidiana con sicólogos, ministerios públicos, peritos, abogados, jueces y juzgados…

Cuando hubo acusaciones entre los padres tanto de abuso sexual como de violencia intrafamiliar en agravio de Ilse Michel, el juez que llevaba el caso la tomó en custodia y la remitió al albergue temporal de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal el 13 de junio de 2005 y hasta ahora nadie de su familia la ha vuelto a tocar.

Pasan los días y la pareja mantiene el pleito y la juez ordena una serie de diligencias para corroborar los dichos de ambos padres. Cuando algún familiar la visitaba en el albergue sólo la podía ver a través de un cristal pero no tocarla.

En declaraciones públicas, Ardelia ha afirmado que la niña sabía que detrás del espejo del salón de juegos al que la llevaban cada 15 días estaba su familia. “Los quiero mucho, pero no me dejan verlos”, afirma la abuela que un día Ilse Michel gritó desde un traga luz.

El 30 de abril de 2007 Ilse Michel fue trasladada, sin aviso a su familia, a la Casa Hogar Casitas del Sur, por órdenes de la entonces fiscal Alicia Azzolini.

El 20 de agosto de 2008, cuando apenas Ilse Michel cumplió 10 años, la juez 16 de lo Familiar, Gloria Rosa Santos, dio la guarda y custodia a la abuela Ardelia y entonces la reclamó. El 17 de septiembre buscó directamente a la directora del albergue temporal, Lorena González, y le dijo que era imposible entregarle a Ilse Michel.

Un día se levantó temprano y viajó cuatro horas desde Villa de las Flores, en la salida norte de la ciudad de México a Pachuca, hasta el pueblo de San Miguel Xicalco, ubicado en la salida sur del Distrito Federal hacia Morelos por la carretera federal, pero la directora Elvira Casco, abogada de Casitas del Sur, no dejó que la viera.

La abuela Ardelia denunció la retención de su nieta y la Procuraduría capitalina inició la averiguación previa FDS/TI/238/05.06 y el 29 de enero de 2009 se dio la orden de catear los dos locales de Casitas del Sur; uno en San Pedro Mártir, a un costado de la autopista México-Acapulco y el otro en 16 de septiembre 125, en San Miguel Xicalco.

Las autoridades rescataron a 116 menores de edad —56 niños y 60 niñas—, que fueron puestos al cuidado del DIF nacional. “La vi por última vez en abril 15, que fue la última visita… jamás la volvimos a ver”, dice la abuela Ardelia. Ilse Michel se esfumó.

Comentario:

Es increíble que una inocente viva una situación así.

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