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sábado, 31 de enero de 2009

Plenarias, ritual anacrónico.

Noticia:


Legisladores e investigadores de la operación y organización del Congreso encuentran en las plenarias de las bancadas los síntomas de una forma de actuar en política que ya dio de sí, y que debe dejar espacio a una manera de actuar a la altura de la “importancia fundamental” que tiene hoy el Poder Legislativo frente a problemas graves.

Humberto Roque Villanueva, quien fue líder de la fracción parlamentaria del PRI en la Cámara de Diputados, dice que las plenarias de arranque de periodo legislativo tienen una diversa utilidad política, que ha servido a los priístas para revisar la relación de la bancada con el Presidente de la República, en la etapa que han estado fuera de Los Pinos.

Antes, cuando eran mayoría, las plenarias servían para recordar los temas pendientes, los que había que impulsar, y “sentar las bases de lo que sería el accionar legislativo de la bancada”, recordó el ex dirigente de grupo y ex presidente del PRI.

El sentido original de las plenarias fue ejercer la crítica dentro del grupo, señalan políticos que han estado en las dos cámaras, como Juan José Rodríguez Prats, quien ha sido parlamentario de cinco legislaturas. Ese sentido crítico hay que rescatarlo, dice, pero lamenta que los diputados de hoy tienen “baja calidad”.

Javier Corral, ex senador y ex diputado panista expone: “Las plenarias han venido perdiendo su carácter deliberativo y resolutivo. Se han convertido en la ocasión de conocer los acuerdos que toman las cúpulas de los grupos parlamentarios”.

Fuera de las pasiones de San Lázaro y las relaciones de poder de Xicoténcatl, el investigador Efrén Chávez, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, dice que el uso que se da de las plenarias corresponde a un Congreso “precario”.

En contraste, está el Congreso estadounidense, que es “muy fuerte”, profesional e institucional, cuyo centro de operación son las comisiones, no los grupos, con “gran calidad de asesores capacitados para realizar la labor de planeación legislativa, estudio y análisis de los temas desde mucho tiempo antes”.

Efrén Chávez dice que en las cámaras existe un estatuto de servicio parlamentario de carrera, “que no se aplica a todos” al no estar los mejores asesores en las comisiones, “por eso es precario el desarrollo del Congreso mexicano” y, en consecuencia, tienen lugar plenarias que “pueden ser de alguna ayuda” para planificar el trabajo.

Antonio Soto Sánchez (PRD), ex senador y diputado federal, considera que las plenarias están desfasadas, “forman parte de otra época”, y propone que haya reformas al reglamento para acabar con las ceremonias improductivas, como las de inicio de sesiones, y privilegiar el trabajo productivo. La comunicación puede darse de manera efectiva en reuniones previas a las sesiones, y con eso basta, dice.

El diputado Gerardo Villanueva (PRD) considera que las plenarias son un alto en el camino, de evaluación, de deliberación entre radicales, como él, y quienes” tratan de acercarse al poder, como Ruth Zavaleta. “Y sin embargo, nos mantenemos unidos” en los temas relevantes.

Las plenarias de año de elecciones intermedias adquieren un alto interés político. No se seleccionan temas que rechacen los electores, aunque se trate de medidas necesarias.

“Es el dilema de las elecciones intermedias, que tienen un fuerte contenido político”, recuerda Roque Villanueva.

Además, las plenarias han servido para enviar señales de que en el Poder Legislativo están los nuevos ejes del gobierno y de gobernabilidad, expone el priísta. Al respecto, se recuerda en San Lázaro un caso de ese mecanismo cuando, hace dos años, el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, debutó en público en el cónclave del PRI, en Mazatlán, con un alto impacto político y mediático: anunció el IETU.

A esas reuniones de grupo se les ha dado el uso de apoyar a candidatos. El PRD fue a Los Cabos, Baja California Sur, o a Morelia, Michoacán, por ejemplo, con sus aspirantes a la gubernatura, y canceló sesionar en Guerrero, y perdieron en las elecciones locales.

El PRI iba a trasladar su plenaria a San Luis Potosí, pero la derrota del precandidato, el diputado Jesús Ramírez Estabros, frustró la fiesta de la bancada. Rodríguez Prats tiene presente que las bancadas son muy criticadas en la sociedad por su desempeño, y reconoce que el trabajo en San Lázaro “se ha degradado”, en el debate, la calidad de las iniciativas, y hasta por parte de los coordinadores que, con excepción de Emilio Gamboa (PRI), no le tienen respeto al pleno, se ausentan.

Javier Corral espera la modificación del rito, pues “se ha incurrido en el enorme error —dice— de convertir las plenarias en reuniones de esparcimiento, en mecanismos más de esparcimiento que de deliberación”. Hubo cónclaves de deliberaciones muy fuertes (por la ley Televisa, por ejemplo), pero ya es tiempo de modificar la operación del Congreso, dice; es tiempo de dar su lugar principal a las comisiones, para que sean influyentes y poderosas.

Está pendiente la transición democrática del Congreso y ello lo recuerdan las plenarias, las caravanas del Poder Legislativo, que pese a ser frágil, “precario”, cierra hoteles, sirve banquetes a todo lujo, firma listas de temas que nacen para el olvido, e incluso tiene momentos de “chisme, intriga, grilla y jiribilla”.

Comentario:

Más bien hay políticos que ya dieron de sí. El país tiene una gran cantidad de problemas que no pueden enfrentar y solucionar. El principio de Peter en toda su expresión.

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