Ex preso es ahora líder de Al-Qaeda.

Noticia:


La noticia de que un ex detenido de la base de Guantánamo se ha convertido en el número dos de la rama yemení de Al-Qaeda evidencia las potenciales complicaciones para llevar a cabo la orden ejecutiva firmada por el presidente Barack Obama el jueves, según la cual, el centro de detenciones debe estar cerrado en el lapso de un año.

Se sospecha que el militante, Said Ali al-Shihri, estuvo implicado en el mortal atentado frente a la embajada de Estados Unidos en la capital de Yemen, Sanaa, en septiembre, que dejó 16 muertos, incluyendo seis agresores. Fue liberado en noviembre de 2007 y trasladado a su país natal, Arabia Saudita, donde pasó por un programa de rehabilitación para ex yihaidistas, antes de reaparecer con Al-Qaeda en Yemen.

Su estatus como el número dos fue anunciado en un comunicado difundido en internet por el grupo militante y fue confirmado por un funcionario antiterrorista estadounidense. “Son el mismo tipo”, dijo el funcionario, sobre el nombre mencionado en el comunicado y el ex preso de Guantánamo. “Regresó a Arabia Saudita en 2007, pero sus movimientos en Yemen no están claros”.

La noticia coincidió con las críticas de legisladores republicanos al plan de cerrar la prisión de Guantánamo, Cuba. Pero también ayuda a explicar por qué la nueva administración desea actuar con cautela, dándose tiempo para diseñar un plan para lidiar con las complicaciones derivadas del cierre.

Casi la mitad de los presos que aún están en Guantánamo son yemeníes, y los esfuerzos para repatriarlos dependen, en parte, de que se cree un programa de rehabilitación yemení —financiado parcialmente por Estados Unidos—, similar al saudita. Arabia Saudita asegura que ninguno de los que ha concluido su programa ha regresado a las actividades terroristas. “La lección aquí es que cualquiera que reciba a ex prisioneros de Guantánamo debe vigilarlos de cerca”, dijo el funcionario estadounidense.

Aunque el Pentágono ha dicho que decenas de presos de Guantánamo que han sido liberados “regresaron a la lucha”, sus afirmaciones son difíciles de documentar y han sido recibidas con escepticismo. En todo caso, pocos de los ex detenidos, si es que alguno, se habían convertido en líderes de una organización terrorista importante como Al-Qaeda en Yemen, un grupo mayoritariamente nacional que, a decir de expertos, se ha visto reforzado con combatientes extranjeros.

Considerado desde hace mucho como refugio de yihaidistas, Yemen, un país desesperadamente pobre en el extremo sur de la Península Arábiga, ha sido testigo de un creciente número de ataques en el último año.

En el comunicado de internet, Al-Qaeda en Yemen identificó a su nuevo subjefe como Abu Sayyaf al-Shihri, diciendo que regresó de Guantánamo a su natal Arabia Saudita y viajó a Yemen “hace más de 10 meses”. La fecha coincide con el regreso de Shihri a Arabia Saudita. Abu Sayyaf es el nombre de guerra usado comúnmente por los yihaidistas en vez de su nombre real.

Un funcionario saudita de seguridad, que pidió el anonimato, dijo que Shihri desapareció de Arabia Saudita el año pasado, después de terminar su programa de rehabilitación.

Comentario:

¿El fin justifica los medios? Me refiero a que si se vale torturar para sacar una confesión. El asunto, es bastante controvertido. Si no se tienen las pruebas suficientes para acusar a alguien, se le deja libre y resulta que el personaje sí era terrorista y ahora a hacer de las suyas nuevamente. Desde el punto de vista legal, así debe ser: no hay pruebas, hay que otorgarle la libertad. Si no hay pruebas, ¿se vale torturar para sacar una confesión? De todos modos, a un terrorista bien entrenado, nunca se le podrá sacar una confesión, aún con tortura. Pero más allá de toda controversia, Obama ya tomó la decisión de cerrar Guantánamo y prohibir la tortura. Ya veremos cuantos de los que salen libres, se dedican a la actividad terroristas.