Los talibanes rechazan la oferta de diálogo del gobierno afgano.

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El presidente afgano, Hamid Karzai, ha tendido la mano oficialmente al máximo líder de los talibanes, el mulá Omar, un siniestro personaje que saltó a la fama como referente espiritual de los radicales islamistas tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington. Sin éxito. Los talibanes han declinado la oferta del presidente afgano, que incluía garantías de seguridad para los dispuestos a entablar diálogo con el Gobierno de Kabul

"Estamos seguros en Afganistán y no necesitamos la oferta de seguridad de Karzai", ha declarado por teléfono a Reuters un portavoz de los talibanes, que la agencia identifica como el mulá Hermano y sitúa como número dos del movimiento radical. "Seguiremos con la yihad (guerra santa) contra las tropas extranjeras y sus esclavos afganos", ha dicho, añadiendo que "mientras los ocupantes extranjeros sigan en Afganistán, no estaremos dispuestos a negociar, porque son ellos los que tienen el poder y las conversaciones no darán fruto. Los problemas de Afganistán son culpa de ellos".

Rechazaba así una oferta lanzada ayer por Hamid Karzai, oferta que incluía garantizar la seguridad del mulá Mohamed Omar si éste aceptaba sentarse a hablar de paz con el Gobierno afgano. En una rueda de prensa, el presidente reforzaba su oferta de seguridad con una rotunda afirmación: advertía a las tropas internacionales de que no actuaran contra el mulá; si se oponían a ello, tendrían que, o bien derribar su Gobierno o abandonar el país. EE UU, aunque escéptico sobre la oferta, no la rechazó de plano.

No obstante, Karzai era consciente de que no tiene ninguna prueba de que los talibanes se avengan a negociar: "Si escucho que él [el mulá Omar] está preparado para venir a Afganistán y hablar de paz, yo, como presidente, haré todo lo posible para proporcionarle protección".

Tras los atentados del 11 de septiembre, EE UU puso precio -10 millones de dólares, unos 7 millones de euros- a la cabeza del mulá Omar, máximo líder espiritual del movimiento talibán que fue desalojado del poder a finales de 2001, tras la invasión estadounidense. Se le supone escondido en la región montañosa fronteriza entre Afganistán y Pakistán.

Elecciones a la vista

La oferta de seguridad de Karzai, un salvoconducto a los activistas que acepten el diálogo, se añade a los esfuerzos negociadores que ha intentado con el movimiento talibán en los últimos meses, ante el deterioro de la situación en el país. En el último año, ha aumentado mucho la violencia en el país: los talibanes han lanzado operaciones para recuperar el control de zonas -son especialmente fuertes en el sur del país- y han aumentado los atentados contra civiles y contra los soldados internacionales y afganos. Un posible diálogo con los talibanes o activistas moderados también ha sido evocado por el presidente electo de EE UU, Barack Obama, y por el líder militar estadounidense para la región, el general David Petraeus.

En cualquier caso, la oferta de Karzai también responde a una estrategia electoral. Su mandato termina el año que viene y ha endurecido su discurso sobre las tropas internacionales y ha incrementado sus guiños al islamismo, al menos moderado, para frenar su caída en apoyo popular.

Comentario:

Es bueno mostrar disposición para el diálogo y eso es lo que hace el gobierno afgano, pero ¿se puede confiar en los talibanes?