Reportaje:
El Universal de México.
“El narco no se combate con madrazos... lo que se necesitan son empleos”. La frase es de Samuel, obrero que prefiere ocultar su apellido. Como él, los habitantes de Lázaro Cárdenas enfrentan cada día su propia batalla por mantener su trabajo y acostumbrarse a vivir rodeados del Ejército y la Policía Federal.
En los alrededores de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas Las Truchas (Sicartsa) las pocas luces aún prendidas alumbran tiendas o sitios para beber cerveza. Son las11 de la noche. Terminó el turno de trabajo en la empresa donde se fabrica varilla y alambrón.
Los obreros abordan los camiones que la empresa proporciona para llevarlos a sus casas. Samuel prefiere caminar. Vive a 15 minutos del lugar, en el centro “viejo” de Lázaro Cárdenas. Ahí no se observa ningún patrullaje de la Policía Federal, pese a que la zona es considerada como poco segura, sobre todo en las noches.
Para Samuel, el operativo federal es una estrategia equivocada. “Nada más llegan a alborotar el avispero”, dice. ¿Cómo crees que se debe combatir el narco?, se le pregunta. “Con empleos, con sueldos dignos”.
Abren acceso al crimen organizado
Samuel trabaja desde hace dos años en Sicartsa; en la empresa hay tres categorías de empleados: sindicalizados, de confianza y contratistas. Estos últimos, menciona, son los que realizan los trabajos más duros, “y sólo ganan entre 800 o 900 pesos a la semana. Y hay filas de gente que busca ese trabajo”, refiere.
La empresa que más empleos genera en Lázaro Cárdenas es Arcelor-Mittal, compañía de capital indio e inglés que en diciembre de 2006 compró Sicartsa. Actualmente da trabajo a cerca de 6 mil personas dedicadas a la producción de acero.
En octubre de 2008, la crisis económica provocó que las exportaciones de acero cayeran; Arcelor-Mittal comenzó a realizar paros técnicos y a despedir a empleados.
La crisis económica también provocó que se detuvieran o retrasaran diversas obras públicas y privadas, entre ellas el Puente Bicentenario, cuya construcción comenzó hace tres años y se planeaba terminar a mediados de 2009. Por ahora, no hay fecha de conclusión.
De acuerdo con datos del IMSS, tan sólo de octubre a diciembre del 2008 se perdieron poco más de 3 mil empleos, La recuperación ha sido muy lenta. En enero del 2009, por ejemplo, 25 mil 927 personas cotizaban en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); al 30 de junio pasado, la cifra a penas y creció a 26 mil 57.
La falta de empleo, comentan los habitantes de Lázaro Cárdenas, abre una puerta para que el narcotráfico aumente en la región. Los mismos taxistas del lugar aseguran que los cárteles ofrecen 10 mil pesos por ingresar a la organización y un seguro de vida por 100 mil pesos. Estos números seducen, sobre todo, a los más jóvenes, “ellos son los que caen porque consiguen dinero fácil”.
Datos del Consejo Estatal de Población de Michoacán, señalan que la crisis económica mundial provocó que 10% de los michoacanos que ya vivían en pobreza, ahora se enfrenten a la “pobreza extrema”.
Turismo a la baja
Por estos días, en Lázaro Cárdenas sólo hay dos hoteles que tienen una ocupación al 100%. Se trata del Hotel Sol del Pacífico y el Hotel Villa del Mar. Ahí están hospedados los policías federales. Estos hoteles se encuentran sobre la calle Javier Mina, muy cerca uno del otro.
El lugar se ha transformado en una especie de cuartel. De ahí es de donde salen para realizar los recorridos por la ciudad, en grupos de cinco, siete o hasta 10 camionetas, con ocho policías cada una.
Las caravanas de policías federales, que llevan el rostro cubierto y sostienen con fuerza su arma, ya forman parte del paisaje del puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán.
Para Jorge Mendoza Garibay, presidente de los hoteleros en la costa de Michoacán, los operativos de la Policía Federal sólo perjudican la imagen de la región y alejan al turismo. “La gente, en lugar de sentirse protegida con la presencia de la Policía Federal, se siente en riesgo”, dice.
Antes de que la Policía Federal llegara a Lázaro Cárdenas, el sector turístico ya había enfrentado dos golpes. El primero fue por la crisis económica mundial. El presidente de los hoteleros en la costa de Michoacán explica que el turismo de negocios bajó hasta 50% durante los primeros meses de 2009.
El segundo se dio durante la contingencia sanitaria provocada por el brote de influenza en el país. El tercer golpe, prevén, podría darse durante el periodo vacacional de verano. “Con la mala fama que le están haciendo a Michoacán, es posible que mucha gente no quiera venir”, lamentan hoteleros.
Cualquier disminución en el número de turistas afectaría notablemente a lugares como Playa Azul, localizada a unos minutos del centro de Lázaro Cárdenas. Ahí, 80% de la población depende del turismo.
La mayoría de los visitantes que recibe la costa michoacana son del estado de México, Querétaro y Distrito Federal. Ellos representan 60% del turismo; 35% son del interior de Michoacán y sólo 5% es turismo extranjero, sobre todo surfistas de Australia, Canadá, Italia y Estados Unidos.
Precisamente, el pasado 15 de julio, la embajada de Estados Unidos recomendó a sus ciudadanos no viajar a Michoacán por los actos de violencia registrados en las últimas semanas.
Para contrarrestar el efecto que pudiera tener estas recomendaciones en el turismo nacional e internacional, los hoteleros del estado lanzaron la promoción “Michoacán con todo”, la cual ofrece a los visitantes noches gratis o a mitad de precio. “Pensamos que esta promoción podríamos prolongarla hasta diciembre”, menciona Jorge Mendoza Garibay.
El representante del sector hotelero coincide que Samuel, el obrero. “Los operativos del Ejército y la Policía Federal son una mala estrategia. Porque no está claro cuál es el rumbo que se tomará, cuál es el fin”.
Comunidades sin médicos
Tres soldados resguardados en un improvisado puesto de control, protegido con tres losas de cemento, reciben a las personas que llegue a Lázaro Cárdenas por la Autopista siglo XXI.
“En Lázaro Cárdenas ya estamos acostumbrados a ver a los soldados. Siempre hay retenes del Ejército y de la Marina. Pero no habíamos visto presencia de federales en la magnitud que ahora tenemos”, cuenta el doctor Jesús Cazares, jefe de la Jurisdicción Sanitaria número 8 en Michoacán, cuya sede está en este puerto michoacano.
La puesta en marcha del operativo Michoacán y la llegada al estado de cerca de 5 mil elementos del Ejército y la Policía Federal provocó que algunas comunidades se quedaran sin médicos y enfermeras.
Jesús Cazares explica que hace una semana se decidió replegar a las seis unidades médicas móviles, las cuales daban servicios de salud en diferentes comunidades de municipios como Arteaga o Aquila. Los mismos médicos, enfermeras y promotores de salud solicitaron que se les concentrara en los hospitales regionales, porque “no existían condiciones de seguridad para realizar su trabajo”. Además, la Secretaría de Salud federal retiró, el pasado 14 de julio, a las 13 personas y los siete vehículos que apoyaban en la campaña de prevención del dengue en la región.
Este personal de salud había sido enviado por el Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades (Cenavece). “Les llamaron y dieron la indicación de que tenían que retirarse de inmediato de Lázaro Cárdenas, por seguridad”, señala el doctor Jesús Cazares.
En lo que va del año, en la región de la costa de Michoacán se han presentado 217 casos de dengue clásico.
En 2008, durante el mismo tiempo sólo se habían registrado 120 casos, aunque, Jesús Cazares asegura que en ese entonces se tomaron menos muestras.
Mala fama
Por la mañana del domingo19 de julio, en la radio de Lázaro Cárdenas se escuchaba la transmisión de la misa en la catedral de Morelia, durante la cual, el arzobispo Alberto Suárez Inda, leyó el mensaje de los obispos de Michoacán ante la ola de violencia. “Percibimos un clima de terror e incertidumbre... la población vive la angustia de sentirse indefensa”, decía. En ese mismo mensaje, se pidió a todas las parroquias y comunidades realizar una serie de oraciones, a partir del jueves 23 al sábado 25 de julio. También se solicitó a las familias orar por tiempos de paz, todos los días, en punto de las 15:00 horas.
El mensaje lo escuchó Rosa Martínez, quien vende comida en un pequeño local en la avenida Melchor Ocampo. Confiesa estar fastidiada de las caravanas de policías federales que recorren Lázaro Cárdenas.
Para ella, el operativo del gobierno federal sólo tiene una explicación: “No nos quieren porque no somos panistas. ¿A poco sólo en Michoacán hay narcos? ¿Por qué no hacen lo mismo en Tijuana, allá también hay muchos?”.
Esta mujer está enojada. “Con esto, tengo menos clientela. Mire, está vacío. Ahora tengo que trabajar el doble”. Su molestia se incrementa cuando enumera las promesas del gobierno incumplidas: “Mi hijo tiene promedio de 9.8 en el Conalep, pero no ha llegado la beca que le prometieron. A mi, el seguro popular aún no me lo dan”.
Además, hace dos días recibió una llamada de su hijo que radica en Texas, Estados Unidos. “Estaba muy preocupado por lo que había visto en las noticias. Nos preguntó si estábamos todos bien”. El hijo de Rosa también resiente en Texas el operativo que tiene a esta región del país habitada por el Ejército y la Policía Federal. Por teléfono contó a su madre que, por ser de Michoacán, ya hay quien en Texas lo llama “narco”.
Y mientras lo cuenta, la señora Rosa se indigna aún más: “En lugar de que nos den trabajo, sólo nos están creando mala fama. Ni porque el Presidente es de Michoacán”.
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