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Planck y Herschel, los telescopios europeos más potentes jamás construidos, partirán mañana hacia el espacio a bordo del cohete Ariane-5 con el objetivo de explorar el origen del Universo a través de un conjunto de instrumentos de observación.
El despegue está previsto en la base de Kurú, en la Guayana francesa, los satélites después de ser lanzados, se separarán y ocuparán lugares diferentes en una misma órbita, a millón y medio de kilómetros lejos de la Tierra, donde la atracción de ésta equilibra la del Sol.
El más potente cohete Ariane llevará en sus bodegas dos telescopios que han costado mil 700 millones de euros, financiados por diversas agencias coordinadas por la Europea (ESA).
El lanzamiento de ambos telescopios se ha atrasado debido a las ambiciones que se propone, por ejemplo, el último percance se produjo cuando los científicos se dieron cuenta que el espejo del telescopio Herschel, de tres y medio metros de diámetro, no podía soportar las vibraciones de un despegue.
La gran talla de ese espejo es, justamente, la principal originalidad de Herschel, que supera ampliamente en precisión al Hubble. Se tuvo que construir con carburo de silicio.
Con sus tres mil 400 kilos, será el mayor telescopio espacial al menos hasta que en 2014 la NASA tenga su telecopio llamado James Webb.
A diferencia del Hubble, el Herschel no podrá ser reparado en el espacio, y está situado en una órbita más próxima a la Tierra para observar la adolescencia del Universo, es decir, cinco mil años después del Big Bang.
Herschel usará una visión infrarroja para adentrarse en ese periodo de la formación de estrellas logrando franquear las nubes de polvo congeladas en el espacio.
La misión de Planck es escudriñar el periodo prenatal del Universo, del que los científicos no cuentan en la actualidad con ninguna ecografía, por lo que se tienen que conformar con retratos robot construidos a partir de modelos teóricos.
Con un peso de mil 900 kilos es capaz percibir desde la Tierra el calor que emitiría una liebre en la Luna.
Planck tendrá como misión adentrarse en la etapa en la que la luz todavía no se había creado, más allá de los 380 mil años después de la gran explosión.
Hasta ahora, sólo los telescopios Cobe y WMAP, ambos de la NASA, habían logrado adentrarse en este momento oscuro de la formación del universo.
Pero el instrumental de Planck es 30 veces más sensible que el de WMAP, lanzado en 2001, y mil veces más que el del Cobe, en órbita desde 1989.
Los científicos que han emprendido este ambicioso proyecto, deberán esperar unos 60 días para comenzar a descubrir los misterios que esconden las galaxias.
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