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martes, 3 de febrero de 2009

Crónica de una expulsión no anunciada.

Noticia:


Federico Freddy Colomer, de 67 años, llegó de Cuba en los años sesenta y fue de los muchos que se acabaron implicando en el tráfico de drogas, vía fácil al dinero para quienes buscaban el sueño americano. Ellos terminaron popularizando Miami Vice, teleserie ejemplo de toda una época de corrupción floridana. En marzo de 2008, Colomer salió de la cárcel de Tejas donde pasó 17 años por un delito federal de narcotráfico y estuvo tres meses más en Inmigración, el periodo habitual, que a veces se prolonga hasta seis. Los tres últimos, ya en Miami, no se iban a completar nunca. Técnicamente era un deportado, pero, al ser cubano, no deportable, físicamente seguía en el país.

Salió con la orden de supervisión y después, como a tantos otros, se le facilitó un permiso de trabajo y un número de la Seguridad Social para vivir "normalmente" a la espera de algún cambio en la política de deportaciones entre Estados Unidos y Cuba. Él era residente, pero nunca podría ser ciudadano ni tener beneficios sociales. En su caso, al menos, sí estaría con familia, pero la recomendación general que les hacen los especialistas en inmigración es que reinicien la vida en otro país antes antes de que tarde o temprano sean expulsados.

Ni Freddy ni su familia creían que iba a ser tan pronto.

Volvió a Miami y hasta el 24 de octubre vivió unos meses como si nada fuera a suceder. Igual que otros muchos. Pero ese día le convocaron en el Centro de Inmigración de Krome para una cita que se convirtió en una detención. Tres meses más de confinamiento, que no se completaron.

El 8 de enero pasado, sin poder despedirse de su mujer, sus cinco hijos y sus nietos, con la discreción casi clandestina con que se aplican la mayoría de las veces las leyes de deportación —en el caso cubano, aún más, para evitar polémicas de una comunidad activa—, fue montado en un avión y enviado a Cuba. Sin pasaporte cubano, que quedó en poder de su hija, lo que evidencia la conexión política en el proceso, pues a ningún ciudadano de la isla, aunque tenga otra nacionalidad, se le permite volver a su país sin el pasaporte de origen. Freddy, según su familia en Cuba, se encuentra detenido "en cuarentena" en un hospital de La Habana. Aún no le han podido ver ni hablar con él.


Comentario:

Dicen que como muestra basta un botón. Parece que más bien, Estados Unidos se deshace de un problema y se lo "cuelga" a otros países.

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