Basura envenena al río Balsas.

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La contaminación del río Balsas acabó con la pesca que hasta hace unos años era la principal fuente de trabajo de los pobladores de Nuevo Balsas, municipio de Cocula, al norte de Guerrero. Ahora se emplean para limpiar las toneladas de basura que arrastra el afluente.

En Nuevo Balsas habitan unas mil personas, de las dos mil familias desalojadas de los pueblos Balsas Norte y Sur, desaparecidos en 1986 por las obras realizadas por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en la cuenca del río.

Con el paso del tiempo, muchas de esas familias abandonaron el poblado para emigrar a Estados Unidos o a otros estados del país, ante la falta de perspectivas de progreso, debido a que no tenían empleo ni tierras para sembrar.

La precaria situación se agrava, porque cada vez que llueve y la CFE abre las compuertas de los embalses de la cuenca, el agua arrastra toneladas de basura que azolvan el cauce, lo que acaba con la pesca, impide el transporte por el río, afecta el turismo y daña los motores de las lanchas.

Empleo temporal

Ricardo Miranda Manjarrez, uno de los pobladores de Nuevo Balsas, dijo que ante la falta de trabajo y la baja captura en la pesca, tuvo que aceptar uno de los 35 empleos temporales que ofreció la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales del estado (Semaren), para limpiar la crítica concentración de basura en el río.

Los trabajos de limpieza iniciaron en junio de 2008 con el objetivo de retirar desde troncos de árboles caídos hasta cadáveres de animales en estado de descomposición y basura de todo tipo, incluidos los restos de estufas y otros enseres domésticos, que según Miranda Manjarrez, se acumulan por la falta de vigilancia de la CFE.

“A la CFE no le importa el daño que nos causa. Antes había buena profundidad en el río Balsas, ahora ya no. Nuestras lanchas de motor se dañan porque hay partes donde el agua apenas tiene metro y medio o máximo dos de profundidad”, añadió.

Los pobladores aseguran que la CFE no ha retirado la madera y los enormes troncos que flotan sobre el río desde hace cuatro años, lo que impide hacer recorridos turísticos o realizar labores de pesca, además de que la basura se concentra en las aguas mansas, como en un punto conocido como La Angostura, donde es imposible lanzar las redes porque se rompen.

Según Miranda Manjarrez, antes capturaban entre una y dos toneladas de peces por semana y ahora a veces logran sacar 100 o 200 kilos. “Hay días que sacamos un kilo por pescador, que sólo alcanza para llevar de comer a la familia”, añadió.

Manuel Miranda, de 26 años y otro saneador del Balsas, indica que es trabajo difícil porque con la mano se retiran troncos y más de 150 toneladas de plástico.


Comentario:

Es como una bomba molotov cuando se junta la inconciencia de los ciudadanos que ensucian nuestro medio ambiente y la negligencia de las autoridades que brillan por su ausencia.