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viernes, 23 de abril de 2010

Contadores también venden sus datos.

Noticia:


Se hace llamar “Licenciado Félix Ortega”, y encontrarlo no es nada difícil. Con sólo un clic aparecen los anuncios que puso en internet: “Vendo bases de datos de contadores públicos, garantizo información actualizada al 2010. Datos reales, varios estados y área metropolitana”.

Así reza el anuncio cuya más reciente actualización —de acuerdo con la página segundamano.com.mx— se realizó apenas el 18 de abril del año en curso.

Para contactar al “Licenciado Félix” hay que llenar una ficha con nombre, teléfono, correo electrónico y dejar mensaje.

En unas cuantas horas, el “Licenciado Félix” regresa la llamada y proporciona el número de su “despacho”.

El potencial cliente escucha al otro lado del teléfono:

—Colegio Fiscal, buenas tardes…

—Sí, buenas tardes... ¿Se encuentra el licenciado Félix?

—Servidor —contesta la voz al otro lado del auricular.

—Te llamo por el anuncio en internet (sobre la venta de la base de datos). ¿En cuánto sale y qué me ofreces?

—La base de datos consta de diferentes estados. Manejo Aguascalientes, Cancún, León-Guanajuato, Veracruz, y lo que es el DF. Tengo otra base de datos en lo que es comercio grande, mediano y minutario. Estamos hablando que son datos reales. Yo actualicé mi base en enero; trabajo en el Colegio Fiscal de México y capacito a los contadores, son datos reales, si pudiéramos hacer una cita para mostrarle.

Los precios, “una ganga”

Las bases de datos que el “Licenciado Félix” ofrece cuestan 6 mil pesos, pero si el cliente regatea el precio, le baja mil.

—¿En cuánto me la vas a dejar? —Yo la manejé en el anuncio en 6 mil pesos, a tratar; ya un precio sería 5 mil.

—¿Ya entre cuates, es lo menos?... Es que sí… A mí me interesan las bases de datos que tienen que ver con la credencial del IFE. ¿Tú también me puedes conseguir esas bases de datos?

—¡Híjole!, eso va a estar más difícil, porque esta base de datos ya está especializada en otras ondas; esta base de datos yo la conseguí por parte del empleo donde me encuentro.

—Ah, ¿tú sustraes para después armar las bases de datos?

—Exactamente.

—Oye, me preocupa algo: Que digan que es un robo; ¿tú me garantizas que no hay problemas?

—No, no hay ningún problema.

Félix no conjuga el verbo robar en soledad. Asegura que la empresa para la que trabaja le da permiso.

—Me queda una duda... ¿de dónde tomaste la base de datos?

—Del Colegio Fiscal de México; le puedo mostrar una carta de contratación donde yo trabajo ahí.

—Me preocupa porque eso es un robo. —No, no es un robo.

—Son datos personales. ¿La empresa está al tanto de que comercializas eso?

—Sí, están al tanto; es la empresa que lleva las nóminas del Colegio Fiscal, que se llama Servicios Empresariales Profesionales.

—¿Tú les das una comisión a los del Colegio Fiscal?

—Más bien ellos son los que me dan una comisión a mí.

El “Licenciado Félix” asegura que tres personas más del Colegio Fiscal se dedican a vender las bases de datos, y que las contrataron para eso. Dice que no dan comprobante ni factura a los clientes y que la empresa tiene varias oficinas, supuestamente en Insurgentes Sur, en la colonia Narvarte y en otras direcciones.

La voz al otro lado del auricular hace la cita con los clientes en la colonia Narvarte, donde ofrece una prueba de la calidad de sus “productos” y la gama de los mismos. Mientras, detalla: “En comercio minutario ahí vienen completas: viene el giro, ingresos mensuales, dirección, código postal, en qué estado, municipio, teléfono, fax, correo electrónico, bueno, ése no en todos los casos, cantidad de empleados y rango al que se dedican”.

En la oficina del “Licenciado”

Un día después, el “Licenciado Félix” llega a la cita en el lugar acordado: “Ve a la esquina de Mitla y San Borja, en la colonia Narvarte, donde está el gimnasio, a las 12:45 de la tarde”. Viste como lo prometió: “Traje gris, camisa rosa, güero y bajo de estatura”. Es un hombre muy joven.

Niega la conversación del día anterior; asegura que las bases de datos las consiguió solo y que no le da comisión el Colegio Fiscal por hacer el negocio redondo con sus clientes: llevarles la contabilidad y vender sus datos.

En plena esquina, se defiende: “Esa base de datos yo la saqué para vender capacitación; esa base de datos el Colegio no me va a autorizar si la vendo o no, porque ellos no me la dieron.

—Pero cómo te contradices, tú ayer me dijiste que el Colegio Fiscal era el que te autorizaba venderlas y que había otras personas contratadas para eso.

No hubo respuesta.

El Colegio Fiscal buscó su legítimo derecho de réplica. En principio dijo que fijaría una postura sobre el tema, pero por la noche emitió un comunicado en el que asegura que el “Lic. Félix Ortega, quien está ofertando una base de datos en internet, ya está siendo investigado y a su vez se están tomando medidas legales adecuadas y oportunas direccionadas al robo de información y extorsión...”

El comunicado no explica quién está investigando a Ortega, si ellos mismos o alguna autoridad federal o estatal. Añade que el colegio tomará “acciones oportunas contra quien resulte responsable de dañar [su] buena imagen”.

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