Operan en México al menos 130 cárteles, según especialista.

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La violencia desatada por los cárteles de la droga en el país es una respuesta de las pequeñas organizaciones locales y regionales que han sido desplazadas por los grandes capos y sus sicarios en el control de plazas.

Pero este fenómeno violento se explica, sobre todo, porque los cárteles mexicanos conservan una enorme capacidad corruptora y siguen infiltrando a sus operadores en todo tipo de instancias y corporaciones, generando una respuesta agresiva a manera de protesta por no poder acceder a las grandes porciones del negocio que acaban siendo controladas por el gran crimen organizado, sostiene el investigador y especialista Arturo Yáñez en su ensayo “Drug-trafficking related violence in Mexico. Organization and expansion”.

Además, el catedrático e investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe) y del Instituto de Formación Profesional (IFP), sostiene en su análisis —citando datos de la DEA aportados en su momento por el general estadounidense Barry McCaffrey— que en México operan al menos 130 grupos de delincuencia organizada involucrados en diversas medidas en el narcotráfico.

No son seis o siete cárteles los que operan y pelean contra el gobierno mexicano, advierte el investigador.

“La lista de cárteles de la droga conocida por la prensa mexicana y oficialmente reconocida por los gobiernos de México y de Estados Unidos es muy limitada y simbólica: no llega a más de siete (cárteles), cuando en realidad pueden ser tantos como 130 los grupos criminales metidos de lleno en el tráfico de drogas, operando sobre todo en la frontera norte de México, de acuerdo con lo que en 2005 reportó McCaffrey.

Yáñez explica en su análisis la forma en que las organizaciones criminales mexicanas se han expandido por el continente y han llegado a Europa para intentar controlar los mercados de droga.

Argentina, Colombia, Guatemala, Perú, así como Australia, Italia y España, han sentido la presencia de los cárteles más poderosos de México, en una dinámica de expansión que ha llevado a cuatro cárteles a penetrar en al menos 230 ciudades de Estados Unidos para conseguir que pandillas y grupos locales distribuyan la droga proveniente de Sudamérica, señala Yáñez.

Pero, ¿de dónde surge la ola de violencia que vive el país? Yáñez expone su teoría y señala que los más de 8 mil 500 asesinatos ocurridos en los primeros dos años del mandato de Felipe Calderón no se explican solamente con las versiones oficiales en las que se señala con insistencia que la ofensiva del gobierno es la principal causante de la reacción convulsa del crimen organizado, que siente amenazado su monopolio de las drogas.

Además, la versión oficial sostiene que el conflicto por el control de plazas y territorios se da entre los cárteles, que ente ellos se matan para conservar sus territorios.

“Pero éstas son sólo algunas causas; hay otro factor determinante: el monopolio de las drogas, manejado por unos 30 cárteles, no sólo incluye el dominio del territorio o de medios para comunicarse y movilizarse o el acopio y manejo de armas; lo que también está en juego es la capacidad de corrupción y de mantener los niveles de impunidad generada desde el ámbito municipal, estatal y federal”.

El acceso a información privilegiada y a la posibilidad de evadir operativos policiacos y militares, al igual que el manejo de gente infiltrada en estructuras vitales que amplíen la complicidad y faciliten el apoyo a las operaciones ilegales, son elementos fundamentales con los que no cuentan los pequeños grupos del narcotráfico.

La ola de violencia opera entonces como un mecanismo con el que los grupos menos fuertes “tratan de nivelar la desventaja, intimidando y sumando a otras organizaciones a su servicio”, añade Yáñez.



Comentario:

Muchos se pelean entre si y eso es una ventaja para el gobierno. Divide y vencerás.