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jueves, 25 de junio de 2009

El principal rival de Néstor Kirchner.

Noticia:


El político que le dará la batalla a Néstor Kirchner el próximo domingo en las elecciones legislativas, el hombre que intentará derrotarle en la provincia de Buenos Aires, es un personaje poco habitual en la política argentina. Francisco de Narváez, de 56 años, conocido como El Colorado no por sus ideas, sino por su pelo rubio, es un empresario que vendió muy bien una empresa familiar de supermercados y que ahora tiene negocios en medios de comunicación y empresas de Internet.

Narváez es un hombre con una carrera política tardía, sin estudios universitarios y con fama de ser un poco ingenuo en política, algo no recomendado en el peronismo en que milita. Y lo más extraño: en un país en el que casi todos los políticos conspiran para llegar a presidentes, Francisco de Narváez es el único que no puede aspirar a ese puesto: nació en Colombia, y aunque vive en Argentina desde los tres años, la Constitución exige que el presidente haya nacido en suelo nacional.

Las encuestas dicen que Narváez llega al día de las elecciones cerca de Kirchner. Si realmente consigue la proeza de derrotar al ex presidente, probablemente no sería ajena una fuerte campaña que él mismo reconoce haber pagado de su bolsillo: más de un millón de dólares, calculan algunos analistas, han costado las vallas y los anuncios en televisión, centrados especialmente en la promesa de combatir la inseguridad en el cinturón de Buenos Aires.

Narváez ha tenido que hacer frente a una seria acusación. Fue llamado a declarar porque desde uno de sus teléfonos móviles se realizaron llamadas al rey de la efedrina, un narcotraficante de drogas sintéticas. Narváez niega las acusaciones, y la oposición en bloque acusa a los servicios secretos, en manos de Kirchner, y a un juez mediático de haber montado la operación en plenas elecciones. Sea como sea, nadie ha desmentido hasta el momento que las llamadas existieran realmente ni nadie ha explicado por qué se llamó a ese número en concreto.

De Narváez aparece ante la opinión pública con una cierta imagen de novato (es diputado sólo desde 2003). Atlético, siempre bien vestido, se desenvolvió muy bien en el programa de los muñecotes de Marcelo Tinelli, bailando y bromeando con su doble. Luce dos tatuajes bastante visibles. Uno en un brazo, con un ideograma chino que, según él, significa "crisis y oportunidad", y otro que sobresale por el cuello de sus impecables camisas a medida y que representa su horóscopo chino.

Francisco de Narváez es nieto por parte de madre de un comerciante judío checo que huyó a Argentina en los años treinta y trasplantó su red de comercios. Su abuelo no creía en los estudios universitarios y puso a trabajar a sus nietos adolescentes. La muerte de su abuelo y de sus tres tíos en un corto espacio de tiempo hizo que él y su hermano se hicieran cargo de la empresa a los veintipocos años. Las relaciones entre los dos fueron pésimas. Francisco echó a su hermano y reestructuró la empresa. Debió ser una época dura, porque él mismo ha contado que un día, cuando tenía 39 años, alquiló una habitación en un hotel e intentó suicidarse con una pistola. Se recuperó rápidamente. Aunque eso sí, cambió de vida. Se divorció, volvió a casarse (tiene cinco hijos de dos matrimonios) y vendió la empresa familiar.

Fue entonces cuando decidió dedicarse a la política. Por supuesto, dentro del peronismo, donde había apoyado a Carlos Menem en su tercer mandato. Algunos opinan que su carrera está dirigida por el ex presidente Eduardo Duhalde, el hombre que controla en la sombra muchos hilos del justicialismo y que es el responsable de la momentánea alianza entre Narváez, el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, y el peronista disidente Felipe Solá.

Como suele ocurrir con muchos peronistas, no es fácil atribuir a Francisco de Narváez un pensamiento político determinado. En unas recientes declaraciones afirmó que su modelo era el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y que él se movía bien dentro de una socialdemocracia moderada. Todavía menos claro que su ideología está su futuro. Si gana el domingo, algunos no descartan que pida una reforma constitucional para optar a la presidencia en 2011. Otros creen que sólo aspira a ser gobernador de la provincia de Buenos Aires. Y otros, como el analista de la revista Noticias, James Nielsen, creen que es posible que su nombre "se agregue a la lista de políticos que brillaron por un cuarto de hora para volver a las sombras de las que brevemente salieron".

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