Las entidades rusas limitan el crédito y la retirada de dinero.

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Rusia se defiende con todos sus medios de la crisis mundial que ha llegado, y aunque las medidas que ha tomado están dando ciertos resultados -al menos la Bolsa está reaccionando bien últimamente- se prevé más inflación. Los precios, antes de la crisis, eran el principal problema de la economía nacional. Ahora ya nadie duda que la inflación superará este año el 12%.

Las consecuencias negativas de la tormenta financiera ya están afectando a los rusos de a pie. La culpa la tiene, ante todo, la falta de liquidez, que ha hecho que los bancos suban los intereses de los créditos, que ahora son mucho más difíciles de conseguir.

Además, muchos bancos han optado simplemente por dejar de dar créditos a largo plazo y poco rentables, como los hipotecarios y para la compra de coches. Algunas entidades han introducido, incluso, limitaciones a la cantidad de dinero que el cliente puede sacar de sus cuentas.

La subida de los tipos de interés continúa a pesar de que, como dijo ayer el vicegobernador del Banco Central, Alexéi Ulukáyev, la entidad emisora rusa ha otorgado unos 1.660 millones de euros a tres bancos (Comercio Exterior o VTB, Serbank y Gazprombank) para que apoyen el mercado crediticio interbancario.

El primer ministro, Vladímir Putin, acusó ayer a EE UU de irresponsabilidad ante la creciente crisis financiera mundial. "Todo lo que sucede en la esfera de la economía y las finanzas comenzó en EE UU. Ésta es una crisis real, que ahora enfrentan nuestras economías. Y lo más lamentable es que vemos la incapacidad de adoptar las decisiones adecuadas.

Ya no se trata de la irresponsabilidad de personas concretas, sino de la irresponsabilidad del sistema, que como sabemos pretendía al liderazgo" mundial, dijo Putin.

La crisis también empieza a afectar el sector de la construcción, principalmente debido a que los créditos bancarios se han encarecido. Esto ha tenido como consecuencia la paralización de muchas obras y el abandono de numerosos proyectos.

Por primera vez en 10 años, los precios de los inmuebles bajaron este otoño en lugar de subir.

Los bancos, que antes invertían en la compra de pisos en las grandes ciudades, ahora han dejado de hacerlo y, siguiendo el ejemplo de otros inversores, han comenzado a vender ante el temor de que los precios se desplomen. Una hipótesis que no carece de fundamento: según algunos pronósticos, como el de la agencia Indicadores del Mercado de Bienes Raíces, los precios de los pisos pueden caer un 30% en meses.

Otra amenaza para Rusia, que se suma a la fuga de capitales que se desencadenó en agosto a raíz de la guerra con Georgia, es la caída de los precios del petróleo. Alexé Kudrin, ministro de Finanzas, reconoció ayer que éstos podrían bajar a menos de 70 dólares el barril, lo que convertiría al presupuesto en deficitario. Sin embargo, dice que espera que rondarán los 90 dólares.

Comentario:

A Rusia le asiste toda la razón al acusar a Estados Unidos de irresponsable.