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En un intento de frenar la opinión de que la Casa Blanca se ha distanciado del Gobierno de Kabul, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró ayer que no había duda de que "Afganistán había hecho progresos", pero que quedaba "mucho más por hacer". En rueda de prensa conjunta con el presidente afgano, Hamid Karzai, Obama reconoció tensiones en las relaciones entre ambos países, aunque agregó que lo que se ha afirmado sobre esos roces eran exageraciones. "Es normal que haya tensiones en un escenario tan complicado en el que tanto el pueblo afgano como el americano están haciendo enormes sacrificios", puntualizó el presidente estadounidense.
Obama se reunió ayer con Karzai durante más de una hora en el Despacho Oval. El día anterior, el mandatario afgano mantuvo una larga conversación en el Departamento de Estado con Hillary Clinton, quien también admitió que las relaciones entre Estados Unidos y Afganistán eran más tensas que en el pasado, pero reiteró el apoyo estadounidense a Kabul.
"Por supuesto que habrá reveses, pero ambos compartimos una estrategia", declaró Obama, para a continuación reiterar su compromiso con un Afganistán "fuerte, estable y próspero". Quitar hierro a las tensiones, ese era el mensaje que se envió ayer desde la Casa Blanca tras los "altibajos" sufridos por ambos Gobiernos en temas como la lucha contra el narcotráfico y la corrupción o los polémicos ataques con víctimas civiles.
"No me produce ningún placer cuando conozco que ha muerto un civil", dijo Obama, quien aseguró que como comandante en jefe él era el responsable último de cada una de las muertes causadas por las fuerzas norteamericanas. "Los militares ponen el máximo cuidado para intentar evitar bajas, en ocasiones poniendo en riesgo su propia vida al contener el fuego cuando lo más fácil sería disparar", justificó el presidente.
Barack Obama quiso dejar claro también que la guerra en Afganistán empeorará antes de mejorar. "Intento enfatizar el hecho de que va a haber duros combates durante los próximos meses", informó el presidente. Las fuerzas aliadas desplegadas en aquel país están preparadas para iniciar a principios de junio el asalto de Kandahar, cuna y bastión de los talibanes. Los expertos advierten que la campaña de Kandahar puede ser una de las más sangrientas libradas en la región desde que se inició la guerra hace casi nueve años.
En la conferencia de prensa de ayer, el presidente subrayó que mantiene su objetivo de comenzar la retirada de las fuerzas estadounidenses en julio de 2011, tras haber ordenado el aumento de 30.000 soldados a principios de este año. Pero Obama matizó que esa salida no supone abandonar Afganistán: "Seguiremos destinando recursos después de esa fecha" para garantizar la seguridad y estabilidad del país.
Obama y Karzai reiteraron su "objetivo compartido" de "derrotar y desmantelar" al grupo terrorista Al Qaeda, instalado en la zona fronteriza con Pakistán. En opinión de Obama, la guerra no acaba en las fronteras afganas. Asimismo, destacó el hecho de que los líderes del vecino Pakistán comienzan a reconocer como un cáncer a los grupos extremistas que están asentados en su territorio y amenazan su seguridad nacional. El presidente norteamericano respaldó la estrategia de Hamid Karzai de ofrecer la rehabilitación y su incorporación a la sociedad afgana a los talibanes que rompan sus lazos con Al Qaeda.
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