Tailandia: gobierno da ultimátum a rebeldes

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El gobierno tailandés exigió ayer a los manifestantes opositores que se retiren del centro de la capital antes de la tarde de hoy, mientras continuaron los violentos enfrentamientos con las tropas, que han provocado desde el jueves al menos 29 muertos.

Panitan Wattanayagorn, vocero del gobierno, dijo que no necesitan ninguna ayuda del extranjero y dijo: “rechazamos las demandas (de los camisas rojas) de una mediación de la ONU. Ningún gobierno tailandés ha dejado nunca que alguien intervenga en nuestros asuntos internos”.

El primer ministro, Abhisit Vejjajiva, advirtió a primera hora de ayer que declararía el toque de queda en Bangkok, una medida que de momento quedó en suspenso. “La situación todavía está bajo control. Un toque de queda habría tenido impacto en la gente que no está involucrada en las protestas”, dijo el general Aksara Kerdpol, del Centro para la Resolución de la Situación de Emergencia (CRES), quien no descartó adoptar la medida en caso de que la situación empeore.

El CRES anunció que hoy y mañana fueron decretados oficialmente días festivos, en un intento por mantener a los ciudadanos lejos de las calles. Antes, el gobierno había concluido que ya no es posible un desenlace pacífico para las protestas, según señaló Abhisit en un mensaje televisado: “Terroristas armados son responsables de la violencia. El gobierno debe frenarlos”. El mandatario añadió que las 400 escuelas de la capital que debían iniciar un nuevo periodo lectivo hoy estarán cerradas una semana más.

Cortan agua y luz

El Ejército intenta aislar por completo la zona de unos tres kilómetros cuadrados en la que se encuentran atrincherados los llamados camisas rojas. Las autoridades cortaron el agua y la luz en el lugar y no dejan pasar alimentos.

Muchas mujeres y niños, que desde hace semanas acampaban con los manifestantes, ya abandonaron la zona, pero se estima que aún quedan varios miles de opositores. Los líderes del movimiento anunciaron que resistirán hasta el final.

A lo largo del día surgieron nuevas barricadas en otros tres puntos de la capital, una de ellas cerca del cuartel general del partido opositor Pua Thai, próximo a la principal estación ferroviaria, otra frente al parque Lumphini y una última en el área de Din Daeng, al norte de la intersección de Ratchaprasong.

En el barrio comercial de la capital se alzaban ayer columnas de humo. El Ejército aseguró que en la zona se estaban registrando fuertes tiroteos. Los soldados, portando armas de fuego, se parapetaban en las entradas de las viviendas y tras los setos mientras los manifestantes les arrojaban cocteles molotov y bombas incendiarias. Según informó el diario Bangkok Post en su edición electrónica, en base a fuentes sanitarias, ayer murieron otras dos personas, con lo que la cifra de muertos desde el jueves asciende a al menos 29. Además, unas 220 personas resultaron heridas, incluidos cuatro periodistas y cinco extranjeros: un canadiense, un polaco, un birmano y un liberiano.

Diversas sedes diplomáticas decidieron cerrar sus puertas ante la situación. Estados Unidos comenzó ayer a evacuar al personal de su delegación, en tanto la embajada alemana no abrirá hoy al público. anunció el embajador. “En el centro de la ciudad queda un núcleo duro de entre mil y dos mil camisas rojas dispuestos a la violencia" , dijo el diplomático, que relató cómo el gobierno intentó actuar con tacto. “La imagen de los campesinos pobres que luchan contra los opresores de Bagkok que normalmente trasladan los medios de comunicación no es cierta”, añadió.

“Estamos dispuestos a negociar” dijo el líder opositor Nattawut Saikua.