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El ejemplo de la federación de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) puede servir para ilustrar los logros de la mujer árabe del siglo XXI, o al menos de cualquier mujer árabe que viva en un país con una renta per cápita de 37.000 dólares. Las emiratíes son el 75% de los estudiantes universitarios de los EAU, pero sólo representan el 15% del profesorado en ese nivel académico. El correlato laboral que podría esperarse, resulta sin embargo escaso: el promedio de mujeres en la fuerza de trabajo sólo llega al 20%, aunque en sectores tradicionalmente femeninos como la enfermería se eleva hasta el 60%.
Beneficiarias de un impulso próximo a la discriminación positiva en el campo de la política, las emiratíes se jactan de tener cuatro congéneres en el Gabinete, la primera juez de la región, dos embajadoras -una de ellas, Hessa Al Otaiba, en España- y nueve parlamentarias en una cámara, la del Consejo Federal Nacional -agrupa a los siete emiratos-, con mayoría absoluta de hombres (31).
En economía también hacen sus pinitos: hay 12.000 empresarias sobre una población total de 4.620.000 personas, que en 2007 realizaron inversiones por valor de 4.000 millones de dólares. Eso sí, en virtud de la sharia (ley islámica), si heredan rentas o fortunas familiares, cualquiera de ellas sólo tendrá derecho a la mitad de lo que reciban los beneficiarios varones. En Dubai, uno de los siete emiratos, las féminas disponen incluso de un banco "sólo para mujeres", una rama del Islamic Bank.
"No tenemos problemas con las leyes o la Constitución, porque existen, están ahí; sólo necesitamos ponerlas en práctica", apunta la parlamentaria Nidal Al Tunaiyi, de 32 años y formada en EE UU. "Los principales logros los hemos alcanzado en educación. No hay avance posible sin educar a las mujeres acerca de sus derechos, como el derecho a la educación y al trabajo". Y tras la concienciación, ¿qué? "Aquí, en los EAU, el principal desafío en la práctica es la necesidad de conciliar la casa y la carrera, y ése es un trabajo de todos, no sólo de las mujeres. Hay que educar a los otros miembros de la casa".
La Fundación Fondo para el Matrimonio, que depende del Gobierno y financia las bodas de los emiratíes más desfavorecidos -alrededor de 4.000 enlaces al año-, "ha iniciado un programa de concienciación para educar a los dos miembros de la pareja de que las responsabilidades domésticas y familiares competen a ambos, no sólo a las mujeres", concluye Al Tunaiyi.
La baza de los petrodólares
En comparación con Yemen, Egipto o Marruecos, la principal baza de los EAU es la economía. La misma que ha permitido que, en el tiempo récord de poco más de 30 años -la federación de los EAU se constituyó en 1971-, el analfabetismo femenino se haya erradicado casi por completo (en 2005 era del 2,5%, frente al 10% de los varones).
Sólo a golpe de petrodólares, en apariencia esquivos a la crisis, se explica la existencia de universidades tan lujosamente equipadas como la de Al Zayed, con un campus femenino donde estudian 2.000 chicas. Es pública, y la más nueva del país: tiene sólo diez años. Todo el recinto es wireless; cada alumna tiene un ordenador personal y las instalaciones harían palidecer de envidia a las universidades más exclusivas de Occidente. Eso sí, el uniforme es de un negro riguroso: el negro de la abaya (túnica) y el velo que todas las estudiantes lucen, sin excepción. "Pero no es por imposición, sino porque se trata del traje tradicional del país", explica la iraquí Siba Mahmood, bibliotecaria de la facultad de Comunicación y que reside desde hace 15 años en Abu Dhabi. Ella viste a la occidental.
Nojood Al Nuaimi, portavoz de la facultad, hace lo imposible para que un golpe de pestañas no dé al traste con el complicado andamiaje de su velo. De esa facultad, explica, ha salido la primera mujer camarógrafa de los Emiratos, un hito en la lucha por la conquista del espacio público. "Es fácil encontrar trabajo al terminar, pero cuando se casan no todas las mujeres continúan trabajando, pese a que la baja maternal está regulada por ley". Desde hace dos años también se contemplan medidas para facilitar el cuidado de los hijos de las funcionarias, pero en la práctica no siempre se aplican.
Las emiratíes, pues, gozan sobre el papel de unas facilidades que las saudíes, tan cercanas en la tradición beduina -y en el saneado estado de su economía-, ni siquiera vislumbran. Noura Sowaidi, directora de la Unión General de Mujeres de los EAU, una instancia oficial de promoción de los derechos femeninos creada en 1975, atribuye a la jequesa Fatima bint Mubarak, viuda del fundador de los EAU, el jeque Al Zayed, "una verdadera militancia en el ámbito de la mujer". La jequesa, una figura discreta pero con un gran ascendiente sobre el emirato, "está luchando por la emancipación de la mujer, ha erradicado el analfabetismo femenino y está detrás de todo esto", afirma Sowaidi. La Organización de Mujeres Árabes, cuya presidencia ostenta, se creó por deseo suyo; también otras muchas iniciativas. "Tan próximas como estamos a Arabia Saudí, y aquí las mujeres podemos conducir", exclama Sowaidi. Las occidentales pueden llevar la cabeza descubierta, o vestir vaqueros y camiseta.
Todas las mujeres entrevistadas subrayan que el islam que se practica en los EAU es moderado y no interfiere en la consecución de derechos y libertades por parte de las mujeres, y que en este capítulo concreto "no hay religión que valga". Pero Mohamed Maaitah, asesor legal de la Organización de Mujeres Árabes, encaja diplomáticamente la paradoja que se le plantea: ¿por qué una mujer musulmana puede ser juez, pero su testimonio en un juicio vale la mitad que el de un hombre? "Así es", asiente Maaitah, "pero en esto influye más la tradición que el islam. No aplicamos la ley del Corán, ningún país árabe lo hace, sólo los talibanes en Afganistán", dice.
Maaitah recuerda que la Liga Árabe recomienda a sus miembros que apliquen las recomendaciones de la Organización de Mujeres Árabes. "Pero en algunos países, ¿cómo vas a decirle a la gente que mande a sus hijas al colegio si no tienen ni para comer?", se pregunta. De nuevo, la economía. "Desde una campaña de control de la natalidad a la presencia de los problemas de las mujeres en los medios, todo es economía".
Guerra a los estereotipos
Conciliación, liderazgo o cuotas de poder son conceptos habituales en Occidente al abordar las cuestiones de género. Pero en otras partes del mundo resulta más común hablar de ocupación, guerra o escasez alimentaria: es lo normal cuando se piensa en mujeres palestinas, iraquíes o egipcias. La segunda conferencia internacional de la Organización de Mujeres Árabes, celebrada en noviembre pasado en Abu Dhabi, ha vuelto a poner sobre la mesa la disparidad de logros y desafíos existente en el seno de la umma, la nación árabe, en lo tocante a promoción femenina.
Del ejemplo de Arabia Saudí, última en el ranking del Informe Global de Brecha de Género 2008 del Foro Económico Mundial, al de los Emiratos Árabes Unidos, que en el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas ocupa el puesto 29º del mundo -el más alto de los países árabes- en "medidas de empoderamiento de la mujer", hay una gama de realidades y expectativas muy heterogénea, que se sustancia en un protagonismo generalmente velado pero incipiente.
Uno de los acuerdos adoptados en la conferencia celebrada en Abu Dhabi es lanzar una estrategia mediática para las mujeres árabes "que acabe de una vez con los estereotipos. En Occidente ustedes sólo ven mujeres vestidas de negro, o con velo. No ven al individuo, a la persona, sólo un cliché. Necesitamos acabar con eso", explica Mohamed Maaitah.
Comentario:
Muy diferente es la situación de las mujeres en otros países árabes. No hay homogeneidad, ni en ideas ni en el trato hacia el género supuestamente débil.