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Más de tres semanas después de los intentos infructuosos por detener el vertido de petróleo en el golfo de México, BP, la empresa propietaria de la plataforma petrolífera que explotó y se hundió causando el desastre, ha informado de que está obteniendo "un éxito limitado" en la contención del derrame al lograr insertar un tubo estrecho en el más dañado desde el cual está saliendo la mayor parte del crudo. Según BP, este fino tubo está extrayendo el equivalente a 1.000 barriles diarios hasta un barco en la superficie, una quinta parte del vertido, estimado en el equivalente a 5.000 barriles al día. Desde el Gobierno estadounidense se muestran escépticos y aseguran que este sistema, que no detiene por completo la fuga, "no es la solución". La empresa ha anunciado que está desarrollando una serie de técnicas que podrían conseguir contenerla definitivamente esta semana.
"Antes de que acaba la semana, esperamos llevar a cabo un nuevo intento con el que confiamos en parar el derrame por completo", ha dicho Doug Suttles, responsable de las operaciones de BP. "El tubo de bombeo está funcionando como habíamos planeado y vemos incrementar muy lentamente la cantidad de petróleo que sale hacia fuera", ha señalado por su parte Kent Wells, uno de los directivos de la empresa. "Es un buen paso adelante", ha manifestado a la agencia Reuters Satish Nagarajaiah, profesor de ingeniería civil y mecánica de la Universidd Rice en Houston, pero ha subrayado que es improbable que este tubo de bombeo atrape más del 15 ó 20% del petróleo. Fuentes del Gobierno también restan importancia al sistema. "Esta técnica no es la solución al problema, y no está claro el éxito que puede tener", han indicado la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, y el secretario de Interior, Ken Salazar, en un comunicado conjunto.
Desastre ecológico
Científicos han encontrado enormes columnas de petróleo bajo la superficie del golfo de México que están acabando con el oxígeno, lo que supone una amenaza para la vida marina. Las columnas no son visibles en las imágenes de satélite que ha empleado el Gobierno para evaluar el volumen de petróleo que sale del pozo, lo que podría indicar que el vertido es mayor que el calculado oficialmente. Una de esas acumulaciones de crudo tiene una extensión de 16 kilómetros de largo por cinco de ancho. El crudo de la Deepwater Horizon, además, no es como el del Exxon Valdez. Se trata de petróleo dulce, oleoso y difícil de identificar a simple vista sobre los animales. Por eso, las autoridades consideran que "cualquier animal que aparezca herido en las costas de Luisiana, entre las fronteras con Tejas y Misisipi, está potencialmente contaminado", según el biólogo marino Mandy Tumlin, que coordina las labores de rescate para el Gobierno estatal.
BP sabe a qué se enfrenta. En su plan de exploración del yacimiento, de 2009, aseguraba que un vertido afectaría a 29 especies de mamíferos marinos. Ese texto dice: "No es probable que se den efectos adversos sobre los mamíferos marinos [...] La planificación de respuesta a cualquier vertido de crudo y la protección de sus hábitats mitigarán cualquier peligro". La primera asunción ha sido incorrecta. El vertido se ha producido. Falta ver cómo protegerá la petrolera esos hábitats.
Durante tres semanas, el petróleo del yacimiento situado a siete kilómetros de profundidad en el golfo de México ha estado manando por las fisuras de una tubería caída al fondo del lecho marino unos 5.000 barriles diarios, 794.000 litros, según las estimaciones más comedidas de BP. Desde el día del accidente, el 20 de abril , autoridades, pescadores y ecologistas esperan un desastre del tamaño del Exxon Valdez en 1989 en Alaska, donde murieron 33.000 aves. Pero los animales heridos no llegan y la marea negra todavía sigue en alta mar.
El gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, ha ordenado la creación de un centro limpieza de animales en Fort Jackson, donde hay ya más de 3.000 jaulas listas. "Hemos facilitado que veterinarios de todo el país acudan aquí a tratar a los animales heridos por el vertido", declaró el pasado jueves tras sobrevolar la mancha. Esos veterinarios sólo han tratado a una veintena de pájaros.
Según los pescadores del lugar, la corriente del golfo y el flujo de la desembocadura del Misisipi impiden, de momento, que la marea negra barra la costa. Y es allí donde mamíferos y aves se concentran. "Los químicos que dispersa BP y el quemado de petróleo en alta mar mantienen el crudo alejado de la costa", asegura Oliver Bernstein, portavoz de la organización ecologista Sierra Club. "Es en esos humedales donde están los animales. Y BP tiene un plan concreto para tratar de evitar que se difundan fotos de animales heridos. Su estrategia es atacar el vertido en alta mar. Pero el petróleo va por debajo, mezclado con químicos. Y su efecto tardará tiempo en verse".
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