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La sentencia de Ricardo Camacho Gómez habría alcanzado hasta 60 años, pero el juez consideró que el suyo, había sido un homicidio simple, sin alevosía y ventaja. La condena hecha en 2002, por el asesinato que perpetró contra Fabián Espinosa Yáñez, quien era homosexual, quedó en un castigo de 17 años y medio en prisión. Al final sólo purgó poco más de siete años.
Fue el 8 de diciembre de 2001 cuando Fabián, de 18 años, fue encontrado muerto en un hotel de la colonia Roma. El reporte judicial indicaba que había evidencias de sadismo y que la causa del deceso había sido por asfixia. Hoy los familiares y amigos de Fabián temen por sus vidas, pues el asesino confeso, de lo que se consideró un crimen por homofobia, esta libre antes de lo previsto y gracias a argucias legales.
Crece el odio
El caso de Fabián es uno de los cientos que se insertan en las cifras preliminares dadas a conocer hace unos días en el Informe de Crímenes de Odio por Homofobia, de la Asociación Civil Letra S, y que en una proyección nacional, indica que entre 1995 y 2008 se han registrado 628 homicidios motivados por odio contra gays, lesbianas y transgénero.
“México es el segundo país con mayor índice de crímenes por homofobia en América Latina, sólo superado por Brasil. Algunas estimaciones indican que en el país puede haber un subregistro en que por cada crimen denunciado se cometen otros dos, por lo que la cifra de crímenes de odio por homofobia se elevaría a mil 884”, dice el informe.
El análisis realizado a partir de la revisión de 71 diarios impresos de toda la República Mexicana señala que la mayor cantidad de asesinatos de este tipo se presentan en el Distrito Federal; le siguen el estado de México, Michoacán, Nuevo Léon y Jalisco.
Se reconoce además un aumento importante de crímenes en los últimos años, pues de 1995 a 2000 se registraron en promedio 28 asesinatos homofóbicos por año, cifra que se elevó a 59, de 2001 a 2008. El 2005 fue el pico de casos con 104 asesinatos.
Conmemoración sin celebración
Según este ejercicio, la edad de las víctimas oscila entre 21 y 40 años; se encontró el registro de 36 casos de menores de 20 años y sólo en 104 crímenes se reporta el número de averiguación previa.
Es así, sin mucho que celebrar, como llega México al Día Internacional de la Lucha Contra la Homofobia, una conmemoración que se inició el 17 de mayo de hace apenas cinco años, y justo en esa fecha, debido a que el mismo día, pero de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) retiró a la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales.
Pese a este reconocimiento internacional, la lucha contra la homofobia en México avanza lentamente. Desde hace tres años, el movimiento lésbico gay espera que el presidente Felipe Calderón publique en el Diario Oficial de la Federación, el 17 de mayo como Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia.
Los activistas presumen que el gobierno federal quitará la palabra “Nacional” del texto, hecho que augura una falta de compromiso “nacional” para promover la no discriminación contra personas que forman relaciones de pareja con gente de su mismo sexo.
Sobre la práctica
La homofobia es la aversión, el temor, el rechazo o el prejuicio contra las personas que no cumplen con el rol de género dominante socialmente. Se manifiesta en diversas maneras, como puede ser omisiones, silencio, burla, desprecio, exclusión, rechazo, persecución y violencia.
Según información reciente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), en los últimos seis años y medio se presentaron 255 quejas contra particulares y 133 reclamaciones contra servidores públicos por parte de miembros de la comunidad lésbico, gay, bisexual y transgénero (LGBT) por actos de discriminación en su contra.
El Distrito Federal, donde existen leyes que permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo, así como la adopción de niños por éstas parejas, reúne el mayor número de quejas.
Cierto es que las leyes locales parecen ir a la par de las necesidades de respeto a las diferencias. El pasado 20 de agosto, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) aprobó la reforma al artículo 138 del Código Penal del Distrito Federal para agregar al odio (por apariencia física, orientación sexual y la identidad de género de la víctima) como una de las modalidades agravantes de homicidios y lesiones.
La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal creó en marzo de este año la Agencia Especializada en Investigación del Delito de Homicidio Doloso en Agravio de Mujeres y Personas con Orientación o Preferencia Sexual por Identidad o Expresión de Género.
Las reclamaciones realizadas en la ciudad de México podrían encontrar justificación en la cantidad de habitantes, pero llama la atención que se desarrolle en un lugar en el que se presupone respeto y tolerancia hacia los gays.
Las estadísticas del Conapred señalan que al Distrito Federal le sigue en mayor número de agresiones el estado de México, Yucatán y Jalisco. Se revela que en general el sector que más inconformidades tiene en su contra es el de salud.
Se ha identificado que el problema para saber la magnitud real del fenómeno consiste en que las procuradurías no permiten el acceso a los expedientes y tipifican a los crímenes de odio como pasionales, por lo que, en las entidades federativas se deben impulsar leyes contra la discriminación, tipificarla como delito, así como realizar un diagnóstico nacional sobre la homofobia en el país.
El psicoanalista Fernando Valadez explica que un agresor de gays o lesbianas es una persona con una homosexualidad latente. “Tenemos el caso del ‘don Juan’, que tiene a muchas mujeres a su alrededor, donde existe una sobreidentificación femenina. Muchos de los que insultan o hasta llegan a matar a homosexuales, habitualmente presentan dificultades en su propia vida sexual”.
En México, las circunstancias se agravan porque las visiones morales y religiosas que todavía están muy arraigadas en la sociedad fijan como único fin válido de toda actividad sexual a la reproducción. De esta forma, el disfrute de la sexualidad sin tener como resultado la concepción, es antinatural.
Cuando huir es la solución
Las características de la homofobia se particularizan en las diversas entidades. Existen casos extremos, como el de Sheila y Cristal, donde los afectados se ven obligados a escapar a otro país para obtener la protección que no pueden lograr en su propia nación.
Desde finales de 2006, Sheila y Cristal son pareja. Vivían en Querétaro hasta que en 2008 se enfrentaron a la homofobia institucional de ese estado. Un juez determinó quitarle a Cristal la custodia de su hija Alexa, entonces de tres años, debido a la “inadecuada relación” que sostenía con Sheila.
Se argumentaba que con esa relación, Cristal ponía en “riesgo total” la integridad y el “desarrollo físico y mental” de la niña, al “crearle un conflicto en su naturaleza sexual”. Sin embargo, esta resolución se hizo con base en dos simples cuestionarios hechos a dos psicólogas que nunca conocieron a la menor.
Ante este veredicto y mal asesoradas legalmente, Sheila y Cristal huyeron con la niña a Canadá, donde hoy esperan resoluciones acerca de la custodia compartida de Alexa y el refugio que les permita residir en ese país.
La imaginación como arma
Ante la inacción de las autoridades y la imposibilidad de cambiar de un golpe la mentalidad de la sociedad, la comunidad LGBT ha recurrido a estrategias de autoprotección. En los últimos años, a consecuencia del mayor acceso a Internet, los homosexuales y las lesbianas han creado varios grupos que se especializan en la difusión de información respecto a los derechos sexuales, obligaciones legales o civiles y también estrategias simples de sobrevivencia.
Aguascontuligue.blogspot.com es un proyecto surgido en este contexto. Al darse cuenta de que muchas de las agresiones pueden presentarse al conocer a una persona de manera ocasional, entre la comunidad advierten:
“Si Ya Ligaste: Avisa a tus amigos a dónde vas y con quién estarás; que tus amigos conozcan a tu ligue y pide que les tomen una fotos juntos; procura no irte con dos o más desconocidos a la vez; si alguien te parece sospechoso, mejor no te vayas con él; evita llevar a tu ligue a casa el día que lo conoces”.
Con esta y muchas otras propuestas de salvación y de defensa de sus derechos, la comunidad LGBT llega al día de la lucha contra la homofobia, problema que a decir de los especialistas se ha convertido al igual que la obesidad o la diabetes, en uno de salud pública y mental. Mientras tanto, Alejandro Brito, director de Letra S, advierte que de acuerdo con cifras obtenidas en el informe, cada tercer día es asesinada una persona por ser homosexual, lesbiana, bisexual o transgénero en nuestro país.
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