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Tras década y media de relaciones bilaterales enrarecidas entre Perú y Argentina, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner llegó a Lima el domingo, acompañada por una delegación de cinco ministros, para romper el hielo entre los dos países. Su viaje, que concluye hoy, es el primero que realiza un mandatario argentino a Perú desde 1994. "Esta es una visita de desagravio institucional y reparación", declaró ayer la mandataria argentina junto a su homólogo peruano, Alan García, antes de firmar una serie de acuerdos de cooperación.
Aunque un poco elusiva, la frase se ha interpretado como una petición de disculpas largamente esperada. En Perú, que se consideraba aliado incondicional de Argentina, tanto, que le proporcionó aviones de combate y pilotos durante la guerra de las Malvinas, en 1982, causó gran indignación saber que dicho país, pese a ser garante del acuerdo de paz y límites firmado entre Perú y Ecuador después de la guerra de 1942, vendió fusiles y municiones a Ecuador de manera clandestina durante el conflicto armado de 1995. Ahora, 15 años después, esa herida parece que podrá cicatrizar y las relaciones podrán normalizarse. "Es necesario un encuentro al máximo nivel para que esta página quede volteada, no tratando de escamotear o ignorar lo que pasó, sino armando una agenda mirando al presente y al futuro", había declarado antes el embajador argentino en Lima, Darío Alessandro.
Fernández, que fue recibida ayer con todos los honores en el palacio de Gobierno, dedicó la mañana a colocar ofrendas a los próceres de la independencia peruana y a José de San Martín, libertador de ambos países, en la plaza que lleva su nombre en el centro de Lima. Tras una reunión privada de algo más de una hora con el mandatario peruano, ambos pronunciaron breves discursos. "Siento que estoy cumpliendo un mandato de todo el pueblo argentino", dijo Fernández, en referencia a su petición de disculpas, pero evitó, al igual que García, mencionar de manera expresa el episodio del tráfico de armas, ocurrido durante el mandato de Carlos Saúl Menem. Durante años, los Gobiernos argentinos eludieron el espinoso tema que aún es materia de un proceso judicial en dicho país y evitaron dar explicaciones a Perú, en una política "torpe e irresponsable", como la calificó el ex canciller argentino Fabián Calle, que enfrió las relaciones bilaterales entre dos países históricamente muy cercanos. "Si bien fue un hecho delictivo de contrabandistas y algunos cómplices del Gobierno, los países cargan con las culpas de sus gobernantes", añadió Calle en declaraciones a la radio peruana RPP.
En su discurso, previo a las palabras de Cristina Fernández, Alan García había señalado que esta visita representa el "punto final a un enojoso incidente que jamás debió ocurrir", y aseguró que Perú sigue apoyando a Argentina en sus reclamaciones sobre las Malvinas, que calificó de "justísima reivindicación soberana". También afirmó que respalda a Fernández en su intento de fortalecer la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y aprovechó para insistir en su iniciativa para reducir las compras de armas en la región.
Fernández, que llegó acompañada por 140 empresarios argentinos, también expresó su intención de fortalecer el intercambio comercial, y recordó que las inversiones argentinas en Perú ascienden a 3.000 millones de dólares. "Tenemos que lograr un objetivo, que es la segunda liberación, pero esta vez del flagelo de la pobreza, por la construcción del crecimiento económico y desarrollo armónico en nuestras sociedades", declaró la presidenta argentina, que hoy será recibida en el Parlamento peruano y en la Municipalidad de Lima, antes de regresar a su país.
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