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"El pueblo judío construía Jerusalén hace 3.000 años y el pueblo judío construye Jerusalén hoy. Jerusalén no es un asentamiento. Es nuestra capital". Así habló ayer (madrugada de hoy en España) el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ante cerca de 7.500 delegados participantes en la reunión anual en Washington del Comité Americano-Israelí de Asuntos Públicos (AIPAC, por sus siglas en inglés), el principal lobby projudío en EE UU, justo después de encontrarse con la secretaria de Estado estadounidense, Hilary Clinton, en una reunión previa al encuentro que mantendrá hoy con el presidente Obama en medio de la crisis bilateral desatada por el reciente anuncio de nuevas colonias en Jerusalén Este.
De esta forma Netanyahu se reafirmaba en su decisión de no renunciar a nuevos asentamientos judíos, rechazando la exigencia de EE UU de dar marcha atrás a la construcción de las viviendas para reactivar las estancadas conversaciones de paz con los palestinos. El mandatario recordó que ha mantenido la política de gobiernos anteriores, tanto laboristas como del derechista Likud, y que el anuncio de las nuevas viviendas no viola ninguno de sus compromisos. "Todo el mundo sabe que esos barrios (donde se planea la construcción) serán parte de Israel en cualquier acuerdo de paz. Por tanto, construir en ellos no impide la posibilidad de una solución de dos Estados", declaró. El primer ministro aseguró que quiere la paz con los palestinos pero sostuvo que "la paz requiere la reciprocidad. No puede ser una calle de sentido único en la que sólo Israel haga concesiones". "Israel está dispuesto a hacer los compromisos necesarios para la paz, pero esperamos que los líderes palestinos también los hagan", destacó.
Para concluir, el primer ministro lanzó un mensaje claro de rechazo a quienes le piden un acercamiento con la Casa Blanca. "El futuro del Estado judío no puede depender nunca de la benevolencia ni siquiera del hombre más noble. Israel siempre debe reservarse el derecho a defenderse", sostuvo. Pese a todo, expresó su confianza en la relación entre los dos países: "Cuando el mundo afronta desafíos monumentales, sé que Israel y EEUU los encararán juntos". En este sentido lanzó una advertencia acerca del programa nuclear iraní, "una amenaza contra Israel, pero también una grave amenaza contra la región y contra el mundo".
Las declaraciones de Netanyahu se produjeron justo después de su reunión con Hillary Clinton, al que se sumó brevemente el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak. Según informó el portavoz del Departamento de Estado, durante su entrevista "analizaron medidas específicas que se podrían tomar para mejorar el ambiente y mantener el avance de las conversaciones indirectas". El enfoque de Estados Unidos sigue siendo "el de crear un ambiente de confianza para que las partes puedan comenzar a resolver los problemas importantes a través de las conversaciones de proximidad y avanzar hacia negociaciones directas lo más pronto posible", especificó el Crowley. "Continuamos logrando avances con ese objetivo", sentenció.
Clinton exige decisiones difíciles
Horas antes Clinton había hablado también con dureza en el propio foro de la AIPAC, donde advirtió de que Israel "deberá tomar decisiones difíciles pero necesarias en el proceso de paz de Oriente Próximo". Aunque al mismo tiempo que mantenía el tono firme hacia Tel Aviv, la secretaria de Estado ejercía la prudencia y comenzó a pavimentar el encuentro entre Netanyahu y Obama. El compromiso de Washington con la seguridad de Israel es "sólido como una roca", dijo la jefa de la diplomacia estadounidense.
La secretaria de Estado dijo que la labor y el deber de EE UU es "decir la verdad cuando es necesario", por lo que urgió a Israel a dar los pasos necesarios para poner fin al conflicto con los palestinos. De lo contrario, el futuro "a largo plazo de Israel como un Estado judío y democrático" está amenazado.
Se esperaban con gran expectación las declaraciones de Clinton. Hace apenas una semana el Gobierno israelí anunciaba la construcción de 1.600 nuevas viviendas en Jerusalén Este, la parte árabe de la ciudad, coincidiendo con la visita a Israel del vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden. Ese anuncio representó una carga de dinamita contra las conversaciones de paz con los palestinos. "Los nuevos asentamientos en Jerusalén Este o Cisjordania socavan la confianza mutua y amenazan las conversaciones indirectas, el primer paso hacia las negociaciones completas que ambas partes desean y necesitan", recalcó Clinton.
En opinión de la secretaria de Estado, el anuncio de nuevas construcciones es un insulto que daña los intentos del presidente Obama por relanzar las conversaciones de paz. "Existe otro camino", declaró Clinton. "Un camino que lleva hacia la seguridad y la prosperidad para toda la gente en la región". "Se requiere que todos, incluido Israel, tomen opciones difíciles pero necesarias", ha añadido.
Respecto a Irán, el otro gran tema que se tratará durante el encuentro de Obama con Netanyahu, Clinton avanzó que EE UU no cederá en su compromiso de impedir que uno de los mayores enemigos de Israel se dote de la bomba atómica. "Además de amenazar a Israel, un Irán con armas nucleares envalentonaría a los terroristas y desataría una carrera armamentística que podría desestabilizar toda la región".
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