La violencia recrudece en Afganistán ante comicios.

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Naciones Unidas se mostró ayer muy preocupada porque la proximidad de las elecciones en Afganistán y el aumento de la violencia derivada de la preparación de los comicios impiden reconocer que existe una clara crisis humanitaria.

“Los preparativos para los comicios y todo lo que se deriva de ellos no permite a los donadores y a la comunidad internacional, en general, darse cuenta de lo que está pasando, del grave contexto humanitario al que debemos hacer frente”, señaló en rueda de prensa el representante especial adjunto de la ONU para Afganistán, Robert Watkins.

El funcionario internacional recordó que en la república islámica hay 235 mil desplazados internos y 2.6 millones de refugiados en otros países de la región.

Watkins señaló que la situación está empeorando porque hay un claro incremento de la inseguridad, “derivado de la preparación de las elecciones y la oposición a ellas, pero también de una intensificación de la campaña que la OTAN lleva a cabo”.

Esta situación implica que las agencias humanitarias de la ONU tengan un acceso limitado, peligroso o directamente nulo al 58% del territorio y que se hayan contabilizado varios ataques contra trabajadores de la ONU, que han dejado siete muertos.

La OTAN quiere mayor presencia militar

El nuevo líder de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, pidió ayer refuerzos adicionales en Afganistán y la alianza anunció la muerte de ocho soldados estadounidenses y británicos en momentos en que recrudece la violencia en la guerra que ya lleva ocho años.

“Honestamente hablando, creo que necesitamos más soldados”, dijo Rasmussen en rueda de prensa durante su primera visita a Kabul como jefe de la OTAN.

Actualmente hay más de 100 mil soldados extranjeros en Afganistán, incluidos 62 mil estadounidenses, casi el doble de la fuerza que existía a principios de año, ya que el presidente Barack Obama envió a miles más como parte de un plan para ganar la guerra.

Sin embargo, las bajas en las tropas han ido creciendo de manera alarmante. Cuatro soldados estadounidenses murieron por la explosión de una bomba al costado de un camino en una zona del oeste el jueves pasado y otro falleció ayer por fuego enemigo.

Tres soldados británicos murieron también el jueves cuando fueron emboscados con una bomba al costado del camino en Helmand, la provincia sureña donde las fuerzas aliadas lanzaron la mayor operación militar el mes pasado.

Las muertes llevaron la cifra total de fallecidos durante la primera semana de agosto a 19 soldados occidentales, en camino de igualar el saldo del mes pasado, el más letal de la guerra, con 76 víctimas internacionales. Más soldados han muerto en el país desde inicios de marzo que entre los años 2001 y 2004.

Los ataques, ya en su peor momento desde que los talibanes fueron derrocados en 2001, se han intensificado en vísperas de las presidenciales del 20 de agosto, que el movimiento ha prometido sabotear. La violencia también aumentó desde que miles de marines estadounidenses lanzaron una operación para recuperar el control de áreas en poder de los talibanes en Helmand antes de la votación.