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Los secuestradores tratan de hacerlas pasar como cualquier inmueble común; sin embargo, hay características que las identifican como casas de seguridad utilizadas por bandas de secuestradores.
Son domicilios utilizados en el Distrito Federal para resguardar a personas plagiadas. Casi siempre son rentados o pertenecen a alguno de los integrantes de la banda.
Cuando la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) conoce alguna denuncia respecto a que una posible víctima de plagio está oculta en un domicilio, lo primero que hace es mandar a personal especializado para determinar si se trata de una posible casa de seguridad, explicó el jefe de la Policía Judicial, Jesús Jiménez Granados.
Ventanas cubiertas con cobijas, cortinas oscuras, cartones o periódico para evitar ver hacia el interior, es lo que siempre han encontrado los elementos policiacos en los sitios donde se ha rescatado a víctimas.
Rejas, alambrados, ventanas con protecciones, puertas de acero y/o vigilancia de circuito cerrado, son otros mecanismos usados de delincuentes para evitar que huya su víctima.
Casi nunca falta un sillón o cama “vigía”, cercana al lugar donde es retenido el secuestrado. Pero, por lo general, en esos espacios no hay muebles.
Esas han sido las características recurrentes observadas por investigadores en los 42 casos de secuestro registrados en la ciudad de México, del 1 de enero al 10 de julio pasado.
No obstante, algunas de esas casas fueron ubicadas en municipios del estado de México. En el DF la mayoría han sido ubicadas en Xochimilco, Tlalpan e Iztapalapa.
Simulan “vida normal”
En el inmueble en el que permaneció cautiva Yolanda Cevallos Coppel, quien fue asesinada el 3 de julio, se encontraron algunas de estas características, luego de recibir una llamada anónima que señalaba que allí había una mujer cautiva. Las ventanas estaban cubiertas con cobijas, y los vecinos hablaron de que sólo veían a una mujer entrar y salir.
“Los secuestradores designan a una sola persona para hacer los mandados, para hacerse de los alimentos para todos, y de aparentar que todo en esa casa es normal”.
Es por ello que en el plagio de quien fuera directora de Prevención de la Fundación Oceánica, una de las participantes, Jenny Fabiola Rosas Ortiz, tenía la encomienda de barrer la banqueta todas las mañanas, para hacerse pasar como una ama de casa común.
Sin embargo, casi no había movimiento. La joven iba a comprar comida para la víctima y el resto de la banda; sus cómplices casi siempre permanecían en el interior.
Esa casa, que ahora está en proceso de extinción de dominio para que pase a manos del gobierno del Distrito Federal, fue rentada un mes antes por uno de los secuestradores para cometer el secuestro.
En los casos de los jóvenes Fernando Martí y Antonio Equihua, de 15 y 17 años respectivamente, y de Yolanda Cevallos Coppel, las casas de seguridad de los plagiarios estuvieron ubicadas en la delegación Xochimilco. Las tres víctimas fueron asesinadas.
Aplican extinción de dominio
De igual manera, la hija de Nelson Vargas, Silvia Vargas Escalera, estuvo oculta, durante los tres días que duró su cautiverio, en el 51 de la calle Bellavista, en la colonia Lomas de Padierna, en la delegación Tlalpan.
En la zona hay pocas casas, y en la que fue asesinada la joven, es la penúltima de una calle ubicada sobre una loma. Las vecinas sí observaron cosas extrañas, pero no dieron aviso a la policía capitalina.
“Vimos a tres o cuatro cabrones que iban en una camioneta, llevaban una metralleta e ingresaron a la casa”, narraron durante un recorrido realizado en el lugar que ahora es resguardado por cerca de 20 policías federales, quienes han ocupado el interior.
La dueña, quien vive en otra entidad, rentó el inmueble a través de una inmobiliaria, pues dijo que no tenía tiempo para cobrar la renta, narró una de sus conocidas.
Se trata de una casa de planta baja y un primer piso, con un alambrado en su fachada.
Para ocultar el interior, los secuestradores habían colocado un enlonado color naranja que cubría el patio e imposibilitaba la visión hacia adentro, pues tiene ventanas amplias.
Las vecinas contaron que la dueña ha pedido que le sea devuelta su casa, y que según ella les narró, las autoridades dijeron que revisaban la posibilidad de entregársela, pues la Ley de Extinción de Dominio, la cual entró en vigor a partir del pasado 1 de junio, no puede aplicarse de manera retroactiva.
Dicha normatividad es para confiscar los inmuebles que sean usados por bandas de la delincuencia organizada.
Resalta el domicilio de los hermanos Israel y Noé Cañas Ovalle, de 29 y 31 años, respectivamente, presuntos integrantes de la banda de La Flor, ubicada en calle de Pipizahua, colonia Santo Domingo, delegación Coyoacán, donde, a decir de la Procuraduría de Justicia capitalina, se encontró un cuarto denominado de seguridad.
Casi siempre las víctimas permanecen vendadas de ojos, con los pies y las manos amarrados y la boca tapada.
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