Entrevista:
El País de España.
El presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, basa su poder en la "desvergüenza", en recursos poco controlados por sus donantes occidentales, en el dominio de los medios de comunicación y en la violencia policial. Así lo manifiesta Ninó Burzhanadze, ex presidenta del Parlamento y ex presidenta en funciones, que fue aliada de Saakashvili en la revolución de las rosas en 2003 y hasta abril de 2008, cuando dimitió al frente del Legislativo. Burzhanadze, de 45 años, conocida por su moderación, es hoy muy crítica con su antiguo socio y se irrita con los occidentales reacios a creer que la arbitrariedad policial llegue tan lejos en Georgia.
Pregunta. ¿Le informó Mijaíl Saakashvili de que enviaba tropas a Osetia del Sur?
Respuesta. Me avisó de que había dado la orden cuando ya había comenzado el bombardeo de Tsjinvali en la noche del 7 de agosto. Antes de eso, yo no sabía nada. El 3 de agosto le dije que no debía dejarse provocar ni comenzar una acción militar porque el Ejército ruso aplastaría al georgiano y perderíamos Abjazia y Osetia del Sur y él estuvo de acuerdo. El 7 por la noche, cuando la situación se había complicado, le rogué que se detuviera. A la mañana siguiente la televisión anunciaba que los nuestros estaban en Tsjinvali. Yo sabía que no era así, porque mi marido estaba en Osetia del Sur, al frente de las tropas especiales de los guardafronteras.
P. La oposición se ha manifestado 100 días seguidos contra el presidente, pero éste sigue en su puesto. ¿En qué basa su fuerza?
R. En primer lugar, en la desvergüenza, porque sólo un desvergonzado total puede decir que todo está bien tras la pérdida del 20% de su territorio y disponerse a seguir en su cargo hasta el fin de su mandato en 2013. En un país normal ya se habrían celebrado elecciones anticipadas y me irrita mucho que nuestros amigos occidentales digan que Georgia debe esperar hasta 2013. Con las manifestaciones el pueblo indica al presidente que debe marcharse. Saakashvili y su equipo controlan los medios. Además, es un país policial. Pero estoy segura de que lograremos elecciones anticipadas.
P. ¿Cuál es el papel de los órganos policiales?
R. Tras la visita del vicepresidente de EE UU, Joe Biden, Saakashvili ha dicho que las reformas democráticas se profundizan en Georgia. Pero todo ha empeorado. Hay detenciones ilegales y más de 100 personas en la cárcel con acusaciones falsas de poseer narcóticos y armas. Les juzgan en 15 minutos. A principios de agosto fueron secuestrados y golpeados varios miembros de nuestro partido (Movimiento Democrático-Georgia Unida). Mire esta fotografía. Es como de una película de horror [muestra un torso con dos enormes agujeros]. Se trata del ex campeón del mundo de kárate, Amirán Bitsadze, que fue torturado y al que le dispararon al costado con balas de goma. Fueron los cuerpos especiales de la policía.
P. ¿Se siente usted segura?
R. Si me pasara algo habría un gran escándalo internacional. Pero, ¿y los demás? Cuando divulgamos la foto de Bitsadze la gente no podía creérselo. Altos cargos de la policía están vinculados con la muerte de uno de los impulsores de las manifestaciones contra Saakashvili. Para el presidente, soy el enemigo número uno, y quiere desacreditarme. Se ha dirigido a seis Estados pidiendo que se investigue si mi marido, hasta hace seis meses un general al servicio de estas autoridades, tuvo contactos en el mundo delictivo.
P. ¿Acaso no vio los aspectos negativos de Saakashvili cuando era su aliada?
R. Saakashvili tiene carisma, determinación, espíritu combativo y asumió el liderazgo de la revolución en 2003 porque se necesitaba una persona que pudiera destruir el mal sistema que se había formado en Georgia. Luchamos contra la corrupción y la burocracia, comenzamos a crear infraestructura y a pagar pensiones y sueldos, pero al mismo tiempo se dieron pasos que nos alejaron de la democracia. En 2004 se aprobó una ley constitucional, a la que después se le añadieron nuevas enmiendas que alteraban el equilibrio de presidente y Parlamento a favor del primero. Luego se dieron pasos para controlar los medios de comunicación y la judicatura. Hasta las elecciones parlamentarias de 2008, este país tenía posibilidad de empezar una democratización real, pero Misha [Mijaíl] eligió el control sobre el Parlamento tras recibir una mayoría constitucional en comicios falsificados. La concentración de poder y la impunidad le llevaron al 7 de agosto. Y resultó una tragedia.
P. ¿Aún espera que Osetia y Abjazia se incorporen a Georgia?
R. La situación en Osetia del Sur se hubiera podido resolver en un año y medio si Saakashvili hubiera practicado una política normal. La guerra ha creado un clima de desconfianza. La única salida es comenzar un diálogo directo con los osetios y los abjazos, algo que es imposible con Saakashvili en el poder.
P. ¿Qué influencia ejercen la UE y EE UU?
R. Sin el apoyo financiero de europeos y norteamericanos, nos hubiéramos hundido en una profunda crisis económica. Los occidentales harían bien en ver cómo se gasta este dinero [3.175 millones de euros para tres años otorgados en septiembre de 2008]. Hay que presionar a Saakashvili más seriamente sobre las reformas democráticas y exigirle responsabilidades por el encarcelamiento de un centenar de opositores. Al presentarse como un líder occidental, Saakashvili desacredita los valores occidentales en Georgia.
P. ¿Comprende el presidente Obama la realidad de Georgia mejor que su predecesor?
R. Creo que sí, y me alegro de que los norteamericanos afirmen apoyar la democracia y no a una persona. Saakashvili ha sido muy hábil en hacer que la crítica hacia su persona sea equiparada con el apoyo a Moscú. Pero fue su idiotez la que posibilitó que volvieran las bases militares a Georgia y la que dio carta blanca a Rusia para reconocer a Osetia y Abjazia. Y ahora todos los negocios importantes están en manos rusas, desde la principal central energética al servicio de aguas de Tbilisi. Y Rusia ha conseguido que Georgia no ingrese en la OTAN.
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