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El presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, visitará México el martes para revisar la situación derivada del golpe de Estado en Honduras con el presidente Felipe Calderón, informó ayer en un comunicado la Secretaría de Relaciones Exteriores.
La visita se realizará en respuesta a una invitación del gobierno mexicano.
“Los mandatarios de México y Honduras abordarán igualmente el proceso que guarda la mediación encabezada por el presidente de Costa Rica, Óscar Arias, que goza de un amplio respaldo de la comunidad internacional”, señaló la Cancillería mexicana.
México repudió desde el primer momento el golpe de Estado del 28 de junio y acogió a la ministra de Relaciones Exteriores del gobierno depuesto, Patricia Rodas. Esta semana Calderón viajó a la reunión de países miembros del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla en la ciudad costarricense de Guanacaste, donde los mandatarios de la región abordaron la crisis hondureña.
“Nuestra nación ha promovido activamente diversas resoluciones y declaraciones en los ámbitos hemisférico y global a fin de expresar claramente el rechazo a los acontecimientos suscitados en Honduras y hacer un firme llamado para que, a través del diálogo político, se restablezca el orden democrático en este país hermano”, expresó la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Zelaya advirtió ayer en Managua de una posible “violencia generalizada” en su país si no se revierte el golpe de Estado.“El golpe debe revertirse sin condiciones o, en caso contrario, vendrá una violencia generalizada”, aseguró Zelaya en una entrevista con el canal 4 de la televisión local.
Agregó que ese posible escenario de violencia desprestigiaría el estado de derecho y el estado democrático en el mundo.
En Tegucigalpa, el presidente de facto, Roberto Micheletti, amenazó con tomar medidas contra diplomáticos estadounidenses en respuesta a la decisión de la administración del presidente Barack Obama de retirarle las visas a cuatro funcionarios de su gobierno.
Micheletti advierte a EU
“El gobierno de la República se reserva el derecho de aplicar reciprocidad en la cancelación de visas de personal diplomático o consular de los Estados Unidos de América destinado en Tegucigalpa, sin ninguna exclusión”, dijo la Cancillería de Micheletti.
Mientras tanto, y aunque es un paciente y hábil carpintero diplomático nacido en España, criado en Uruguay y con fama de alfil ofensivo, el uruguayo Enrique Iglesias teme naufragar en Honduras y está reacio a asumir la misión que desea encomendarle Arias: viajar a Tegucigalpa a convencer a los poderosos empresarios hondureños de que acepten que el depuesto mandatario sea restituido.
“Don Enrique está quitado” y “cauto”, ya que “tiene muy a la vista lo que le pasó” al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, al visitar Honduras tras el golpe de Estado, reveló ayer una fuente diplomática costarricense que habló con EL UNIVERSAL bajo la condición del anonimato.
Iglesias, renuente a intervenir
Excanciller de Uruguay, expresidente del Banco Interamericano de Desarrollo, exsecretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y, desde 2005, secretario general iberoamericano, a Iglesias, de 79 años, le inquieta un fracaso como el sufrido por Insulza.
El 3 de julio, Insulza viajó a Tegucigalpa con un mandato de la OEA y se topó con un rechazo del gobierno golpista de Micheletti para restituir a Zelaya. Iglesias llegará mañana a Costa Rica, en una comitiva de la vicepresidenta del gobierno español, María Teresa Fernández, en gira por América Latina. Arias los recibirá el lunes y pedirá a Iglesias unirse a su mediación. El costarricense acudió a Iglesias porque “necesita involucrar a alguien” que, sin ser “ficha” de Washington, genere confianza en países como Brasil y Chile, explicó otro diplomático. Iglesias es pieza de España, lo que inserta a Madrid en el caso, y responde directamente al jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
La meta es que dialogue en especial con empresarios hondureños que apoyan a Micheletti y están “muy reticentes” a restituir a Zelaya, reveló el mediador, al aclarar que se necesita “la anuencia de Enrique para realizar esta labor”. Sin embargo, Micheletti insistió ayer en que el regreso de Zelaya al poder es imposible.
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