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Suecia ha estrenado la presidencia de la UE con un conflicto imprevisto en su agenda como está siendo la escalada de tensión en Irán tras las manifestaciones por las supuestas manipulaciones electorales y la detención de nueve funcionarios británicos. El primer ministro sueco, el conservador Fredrik Reinfeldt, afirmó en su primera comparecencia tras la reunión de su Gobierno con la Comisión Europea, que los argumentos iraníes "son completamente infundados". Reinfeldt se mostró, no obstante, muy comedido al precisar que busca "una respuesta equilibrada", evitando que el apoyo a los manifestantes conduzca "a la situación de antes, en que Irán quedó aislado del resto del mundo, lo que sirvió de excusa para utilizar la violencia y la represión dentro del país".
El otro asunto caliente con que se estrena el Gobierno de Estocolmo es el nombramiento de José Manuel Barroso para un segundo mandato al frente de la Comisión. Reinfeldt exige una decisión rápida, para evitar un vacío de poder ante los tres grandes desafíos de la Unión; la crisis financiera, afrontar el aumento del desempleo e impulsar un acuerdo internacional sobre cambio climático en la reunión de Copenhague en diciembre.
En el frente interior, la designación de Barroso par un segundo mandato al frente de la Comisión Europea absorbe el debate político en Bruselas. A pesar de las llamadas de Reinfeldt y del propio Barroso apremiando a una decisión rápida, es decir, en el pleno del parlamento europeo el 14 y 15 de julio, todo apunta a que el nombramiento no se producirá hasta septiembre.
Socialistas en la Eurocámara
El presidente de los socialistas españoles en la Eurocámara, Fernando López Aguilar, advirtió de que "el parlamento debe jugar su papel y dialogar con el candidato para fijar la posición". "No habrá ratificación sin más el 14 o 15 de julio" añadió," debemos debatir primero para votar en septiembre". López Aguilar dejó bien claro, sin embargo, que "el grupo socialista quiere ser parte de la mayoría que apoye a Barroso".
Por su parte los liberales, que el pasado lunes eligieron al ex primer ministro belga, Guy Verhofstadt, como presidente de grupo en el Parlamento Europeo, exigen al Consejo que "asuma su responsabilidad de oficializar el nombramiento de su candidato como presidente de la Comisión Europea". Los liberales preparan un programa que la Comisión deberá asumir durante los próximos cinco años, especialmente sobre "las causas de la crisis económica y financiera". El grupo liberal espera que "el candidato dispondrá de un programa de acción ambicioso que será publicado y discutido abiertamente" y ha advertido de que "no puede aceptar un calendario que imponga una solución".
Los Verdes
Por su pare, el grupo de los Verdes, co presidido por Daniel Cohn Bendit y Rebecca Harms, recordó a la presidencia sueca que no existe mayoría en el Parlamento europeo favorable a un voto en julio para confirmar a Barroso como presidente de la Comisión Europea". Los verdes estiman que no se puede votar a presidente de la Comisión antes de que entre en vigor el Tratado de Lisboa".
Fuentes jurídicas comunitarias aseguraron que nada impide desde "un punto de vista legal, nombrar a presidente de la Comisión con el Tratado de Niza (actualmente en vigor) y a los comisarios con el futuro Tratado de Lisboa". Si el nuevo Tratado fuera "depositado" por todos los Estados antes del 15 de de octubre podría entrar en vigor el 1 de noviembre. La Comisión actual termina su mandato el 31 de octubre. Con anterioridad ya tuvo que prorrogar su mandato durante tres semanas.
Al margen del inmediato contencioso institucional, los conflictos de fondo que más preocupan a la presidencia son los efectos de la crisis financiera sobre el disparo de los déficit públicos, el aumento del paro y el desafío del cambio climático. La presidencia sueca estima que "la situación económica permanece muy difícil" y que "las finanzas públicas se están tensando cada vez más y se espera que el desempleo aumente en otoño".
Sobre el cambio climático, la presidencia sueca propugna medidas más ambiciosas de las acordadas hasta ahora para facilitar un acuerdo en Copenhague. En este sentido propone reducir las emisiones de CO2 en un 50% entre 1900 y 2050 para reducir la temperatura del planeta en dos grados.
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