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Una nueva denuncia del gobierno colombiano volvió a poner al rojo vivo la situación diplomática en la región andina. Primero fue el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, quien denunció el domingo que “terroristas” habían adquirido lanzacohetes. Pero no dijo el nombre ni del grupo terrorista ni del país de origen de las armas encontradas en julio de 2008 en poder de las FARC. Ayer, el vicepresidente Francisco Santos, acostumbrado a decir lo que el jefe de Estado “no puede”, denunció a Venezuela como el país de donde habrían llegado a manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia las armas adquiridas en Suecia.
“Ya en varios operativos en los que hemos podido recuperar arsenales de las FARC hemos encontrado municiones potentes, equipos potentes, entre otros armas antitanque que un país europeo le vendió a Venezuela y que aparecieron en manos de las FARC”, explicó Santos ayer.
El domingo Uribe advirtió que la cancillería ya había presentado “la queja por los canales diplomáticos respectivos”. Esa nota, según fuentes gubernamentales consultadas por EL UNIVERSAL, fue entrega al gobierno sueco, ya que los lazacohetes secuestrados a las FARC fueron fabricados por la empresa de ese país Saab Bofors Dinamic,
De inmediato, el gobierno sueco, a través de Jens Eriksson, consejero político del Ministerio de Comercio, avaló la denuncia colombiana y advirtió que pedirá explicaciones al presidente del gobierno venezolano.
“Está confirmado por el momento que una pequeña cantidad de armamento fue encontrada en un campamento de las FARC. Pedimos explicaciones a los responsables del gobierno de Venezuela para que nos diga cómo explica que este equipo haya sido encontrado en Colombia”, dijo Eriksson en Estocolmo, la capital sueca.
Jan-Erik Lovgren, director del estatal Servicio de Inspección de Productos Estratégicos, que supervisa la exportación de armas suecas, dijo que los equipos fueron vendidos a Venezuela en los años 80. El funcionario colombiano indicó que la venta fue en 1988. “´En este caso obviamente ha habido, en una violación a acuerdos de licencias de uso y convenciones internacionales, de alguna manera entregas a Colombia”, dijo.
Según AP, los tres lanzacohetes fueron encontrados en octubre en una incursión militar a un campamento de un jefe rebelde conocido como Jhon 40, pero el gobierno de Colombia sólo pidió recientemente a Suecia confirmar si habían sido o no vendidos a Venezuela.
Desde Caracas, la respuesta no tardó en llegar, Partió de la boca del ministro venezolano del Interior, Tareck El Aissami, quien calificó la denuncia colombiana como de “película barata” y de “mentiras e infamias”, en tanto aclaró que la cancillería en las próximas horas emitirá un comunicado al respecto. Para el canciller Nicolás Maduro, esta “es una campaña brutal” con la que se trata “de justificar el acuerdo para la presencia militar estadounidense en Colombia”.
“Desmentimos absolutamente que nuestro gobierno, nuestras instituciones estén prestas para colaborar con algún tipo de organización criminal o terrorista. Todo lo contrario”, precisó El Aissami.
La revista colombiana Semana sostiene que fuentes gubernamentales colombianas le hicieron saber “hace más de dos meses” al gobierno de Hugo Chávez de la incautación de los lanzacohetes AT4, ralizada en julio de 2008, “pero no se recibió respuesta”.
Es en el marco del acuerdo que se aprestan a firmar Bogotá y EU para que militares estadounidense puedan operar en tres puntos de Colombia, y la consecuente polémica que esto genera entre los países de la región, es que ahora tiene lugar el capítulo en los lanzacohetes.
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